Diego Battiste

La nueva inflación

La nueva inflación mundial viene desde la ecología. Y la volatilidad en estos precios llegó para quedarse

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13 de febrero de 2022 a las 05:00

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Las distinciones entre disciplinas son más borrosas de lo que se cree. La economía y la ecología tienen mucho más que ver de lo que la mayoría de los economistas supone. Todavía se suele repetir que Malthus se equivocó, mientras vivimos una situación que claramente Malthus vio venir. 

Típicamente es el caso de la nueva inflación que la Reserva Federal intentará contener en breve con subas de tasas de interés. EEUU con una inflación de 7,5% es algo que hace 40 años no sucedía y que se pensaba nunca más regresaría. 

Por supuesto que la suba de tasas hará su efecto, pero eso no debería hacernos perder de vista que lo que estamos viendo tiene otros componentes que no se pueden resolver por decreto en un Banco Central. 

La post pandemia para el mercado de alimentos viene siendo poco creíble. Si antes asombraba la soja a US$ 500 por tonelada, esta semana llegó a US$ 600. Si antes asombraba el kilo de carcasa de novillo a US$ 4, ya casi llega a US$ 5. Una palanca para que la economía uruguaya haya vuelto a la desocupación pre pandemia.

Es la expresión económica más tangible de la combinación de un fuerte ascenso de la población mundial, con un deterioro ambiental que trae un clima más inestable.

Las olas de calor aniquilan cultivos a su paso. Hace unos meses en Canadá, hace unas semanas en Brasil, Argentina y Paraguay. En Canadá fueron destrozados los cultivos de trigo, cebada y colza. De modo que durante el invierno los productores vieron el precio de la oleaginosa subir de algo más de US$ 300 por tonelada hasta US$ 700. 

Ahora la soja se acerca a máximos históricos y la avidez es tal que en los puertos sudamericanos se paga más por el grano que en la propia Chicago. Y faltará el maíz y la carne y los lácteos seguirán subiendo. Sigue siendo un momento muy especial, pero es un momento que se prolonga y que forma parte de la nueva era de crisis climática que  nos toca vivir.

El azar ha ayudado a Uruguay. La sequía que ha diezmado a los cultivos en los países vecinos no ha llegado a Uruguay excepto en su vértice norte. Hasta el arroz, que se hace con riego está empezando a evaluar graves pérdidas en los países vecinos.

El clima hace cada vez más difícil producir. Y el precio de la energía también. No demorará el lector en ver los titulares de petróleo arriba de US$ 100 por barril. Porque la urgente transición energética impide invertir en petróleo, pero es muy difícil bajar la demanda. Y mucho más difícil trasladar las subas a los consumidores. El mundo subsidia más a las energías fósiles que los alimentos. Y los ciudadanos más preocupados por el clima, saldrán a protestar con furia ante una suba de precios de combustibles. 

Con energía y alimentos estructuralmente caros, no significa que la suba de tasas no baje la inflación, pero sí quiere decir que hay que subir las tasas por una causa nueva, la inflación actual puede ser del mismo valor que hace 40 años, pero sus causas son completamente distintas.

Alimentos y energía caros significan fertilizantes muy caros. Por un lado porque los vendedores aprovechan el poder de compra de los agricultores para llevar su parte. Por otra parte, porque la suba de precios de la energía sube los costos de producción de los fertilizantes. Y finalmente porque los fertilizantes tienen un costo ambiental alto en términos de emisiones que los países exportadores saben en algún momento tendrán que pagar. 

De modo que, aunque los precios de los productos agropecuarios encandilan y se harán sentir en las góndolas, los márgenes de los productores están lejos de estar asegurados y el riesgo que tendrán por delante será cada vez mayor.

Y por si algo faltara, la invasión de Rusia a Ucrania parece ya casi un hecho. El principal abastecimiento de trigo que sale por los puertos del Mar Negro, en riesgo de guerra. Más caro el flete y los seguros y el riesgo de que el comercio se interrumpa. Trigo, maíz, fertilizantes y petróleo pueden entrar en un espiral de precios aún mayor si el zar ruso avanza con su sueño de restaurar el imperio soviético. 

La inflación de las materias primas se ha instalado hace 18 meses y no muestra ningún signo de aflojar. Tal vez por eso en Uruguay se ha decidido dejar bajar y lleva un 2022 de caída permanente. Un amortiguador de corto plazo para una corrida de precios que es parte de esta nueva era de crisis de oferta en diversos segmentos de la economía. Los negadores del cambio climático, que todavía los hay, tendrán en el surtido del supermercado o la feria vecinal, la carnicería o la fiambrería, la prueba de su error.

Una gigantesca oportunidad para Uruguay mientras llueva. El valor de cada lluvia no para de subir, aunque por supuesto, sigan siendo gratuitas. Si en la segunda quincena de febrero llueve, veremos más récords de exportaciones, sobre las cenizas de los cultivos ubicados al norte de Uruguay. La nueva inflación mundial viene desde la ecología. Y la volatilidad en estos precios llegó para quedarse.

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