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La rebelión del nitrógeno

Desde hace un mes los Países Bajos enfrentan una rebelión muy peculiar, la del nitrógeno. El gobierno intenta limitar las emisiones para cumplir los compromisos internacionales y comunitarios, pero sin nitrógeno ¿cómo producir alimentos?

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14 de agosto de 2022 a las 05:00

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Cada vez que respiramos, entran muchos más átomos de nitrógeno que de oxígeno a nuestro cuerpo. En efecto, el aire es 78% es nitrógeno,  21% oxígeno y el 1% restante tiene de todo un poco, entre ellos el problemático CO2. La enorme mayoría del nitrógeno presente es N2, es decir como el oxígeno, dos moléculas unidas por un enlace y eso no calienta, no frena a la energía que rebota de la Tierra al espacio.

Pero cuando un nitrógeno se combina con dos oxígenos y forma el NO2 es uno de los gases de efecto invernadero más potentes, 260 veces más que el CO2 y por lo tanto cuyo descenso tendría más impacto. Las moléculas con cantidad impar de átomos (CO2, NO2, CH4) son las problemáticas. Por lo tanto, aunque la clave de frenar el cambio climático es la “descarbonización” es decir dejar de volcar a la atmósfera las 50 mil millones de toneladas de carbono que chimeneas y caños de escape emiten, también bajar las emisiones de óxido nitroso es urgente. Cada moléculas de NO2 genera 265 veces más calentamiento que una de CO2.

Y allí nuevamente la producción agropecuaria así como la energía fósil están en el banquillo de los acusados. Por un lado, la fertilización nitrogenada genera emisiones. Por otro lado, la elaboración de fertilizantes nitrogenados frecuentemente implica tomar el nitrógeno del aire y extraerlo usando gas natural, lo que también contribuye al calentamiento.

El descubrimiento de la urea, en 1828, gracias a un químico alemán llamado Friedrich Wöhler, fue clave para alimentar a una población creciente, que después de la revolución industrial conformó a la sociedad moderna.

Esto fue uno de los logros mayores de la química hasta ese momento, ya que nunca se había logrado generar una sustancia orgánica, presente en la orina de ahí su nombre, desde reacciones provenientes de la química inorgánica.   

Los agricultores pasaron de fertilizar con estiércol y guano que se importaba de Perú a usar una fertilización nitrogenada que al ser extraída del aire es casi ilimitada en su volumen potencial.

Es un elemento esencial de plantas y animales, componente clave de los aminoácidos y por lo tanto de las proteínas, el nitrógeno se encuentra literalmente en nuestro ADN y no es pensable una agricultura de alta productividad como la contemporánea sin fertilización nitrogenada. 

Por eso los intentos europeos y neozelandeses por limitar su uso, genera enorme preocupación entre los productores y ha provocado una rebelión en los Países Bajos.

Los bloqueos a carreteras y supermercados han alterado la vida tranquila del segundo país del mundo en exportaciones agropecuarias y por ahora la solución no se ve fácil. El gobierno ha citado a una mesa de diálogo para la próxima semana pero las grandes empresas agrícolas “no asistirán a las conversaciones sobre nitrógeno”: 

Las grandes agroindustrias holandesas, como las empresas productoras de raciones,  no participarán en las conversaciones de la próxima semana para resolver la crisis que rodea las emisiones excesivas de nitrógeno, informó el miércoles el sitio web de noticias Nu.nl.  Hasta ahora, solo Rabobank y un representante del sector de supermercados han accedido a unirse a las conversaciones, organizadas por el mediador Johan Remkes la próxima semana.

La semana pasada, Remkes se reunió con representantes de organizaciones agrícolas y esta semana se sumaron grupos ambientales. Las conversaciones tienen como objetivo bajar la tensión y diseñar los contornos de un acuerdo para reducir las emisiones de nitrógeno, luego de semanas de protestas de los agricultores. Según Nu.nl, las empresas de ‘mil millones de euros’ han dicho que no se unirán a las conversaciones hasta que los ministros acuerden hacer compromisos con los agricultores, muchos de los cuales enfrentan el cierre o la reducción de sus rebaños de ganado si la normativa propuesta por el gobierno se pone en práctica. 

Las principales industrias lecheras, como Royal A-ware no aceptaron la invitación a las conversaciones “en tanto el gobierno no haya aceptado tomar una ruta diferente”. La estrategia actual, dijo la compañía Royal, tendría “consecuencias inaceptables” para los productores de leche. 

El grupo de alimentos para animales Royal De Heus dijo anteriormente que solo está preparado para hablar cuando “la política, el marco de tiempo y el método para reducir el nitrógeno” estén sobre la mesa. La asociación de productores de raciones, Nevedi, también dijo que los ministros primero deben hacer concesiones a los agricultores antes de unirse a las conversaciones. 

Y por el otro lado, las organizaciones de defensa del ambiente dijeron que no aceptarán ninguna reducción de los objetivos del gobierno para reducir la contaminación originada en nitrógeno. El gobierno quiere reducir las emisiones en un 50% para 2030 para cumplir con las regulaciones de la UE. En particular, los grupos ambientalistas piden una moratoria en las nuevas granjas industriales de gran escala. 

Como en otros casos tal vez la tecnología logre superar estas contradicciones, encontrar la manera eficiente de generar fertilizantes nitrogenados a partir de hidrógeno verde y encontrar un manejo agronómico que no contamine. Pero son procesos que llevan tiempo, paciencia, requieren capacidad de diálogo y negociación y son un reto tremendamente importante.

En un mundo de 8.000 millones de habitantes volver a trigo y maíz que rindan 2.000 kilos por hectárea como hace 50 años obligaría a expandir frenéticamente las áreas agrícolas invadiendo zonas silvestres. Y sin nitrógeno no hay manera de lograr altas productividades. Las plantas tienen que comer para rendir.

Por otro lado, los consumidores europeos achicharrados y atravesando la peor sequía en década con el río Po seco y el Rin en una bajante histórica y la gente agobiada de calor, será difícil convencerlos de que las medidas para revertir el calentamiento pueden esperar.

El mundo cambia a una velocidad vertiginosa surgen tensiones nuevas y la necesidad de mucho pienso político y científico para recorrer una transición urgente pero que no puede quitarle a los agricultores las herramientas básicas para producir, o de lo contrario el precio de los alimentos volverá a dispararse una y  otra vez. Para mantener precios estables de alimentos el uso de nitrógeno es sencillamente imprescindible. No solo de descarbonizar se trata. Manejar con inteligencia el nitrógeno en la producción de alimentos para que llegue a plantas y animales sin terminar en el agua o la atmósfera será de fundamental importancia. 

El desarrollo del conflicto de los agricultores holandeses, así como las reglamentaciones que también evalúa Nueva Zelanda darán pistas respecto a como resolver este tema crucial para el futuro de los alimentos. 

Que dos países tan civilizados, desarrollados y que tienen como pilar de su bienestar las exportaciones agropecuarias estén tomando este tema nos ayuda a tener referencias sobre cual puede ser la solución más sensata. Habrá que mirar muy atentamente.

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