Marcos Acle

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La reflexión del dirigente más joven de Peñarol, Marcos Acle: "Cuando más unidos estuvimos mejor nos fue"

El consejero más jóven que asumió en 2020 en Peñarol, Marcos Acle, brindó una entrevista a Referí y analizó la crisis política del club, planteó soluciones, y dejó un profundo análisis y una reflexión: "Cuando más unidos estuvimos mejor nos fue"
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15 de julio de 2023 a las 05:03

En diciembre de 2020, con 37 años, Marcos Acle asumió como el consejero más joven de los 11 que ingresaban a la gestión de Ignacio Ruglio. ¿Dos años y medio después qué queda en ese joven ilusionado y descontaminado de la política del fútbol que llegaba al gobierno del club de sus amores y qué descubrió en un mundo que desconocía?

Así transcurrió la charla de Referí con el dirigente de Peñarol:

“Dos años y medio después, el balance que hago es muy positivo. Fue un gran honor y una alegría dedicar mi tiempo al club, tratando de marcar una impronta y colaborando en muchísimas áreas. Una de las cosas que más me gratifica es haber representado a un grupo muy participativo, democrático, de socios que queríamos involucrarnos en el club. Logramos poner un pie adentro, hacernos escuchar y contribuir en todo lo que estuvo al alcance. No obstante, confirmamos aquella hipótesis que nos planteamos en la campaña, acerca de que el principal problema de Peñarol era institucional, que había muy buenas personas en el club, pero que esa organización que impedía una gestión transparente, que no había rendición de cuentas suficiente ni se sabía lo que pasaba adentro, y eso en definitiva redunda en malos resultados deportivos. En este tiempo, si bien pudimos participar y dar una mano en varias áreas del club, un aspecto que nos llena de satisfacción, nos apena ver que eso no se pudo modificar pese a que el cambio de gobierno del club parecía una gran oportunidad para que estos aires nuevos fueran de transformaciones, y no fue así.

Quedan seis meses más para el actual gobierno, ¿tirás la toalla o seguís impulsando el Peñarol que quieren los hinchas?

Tirar la toalla, nunca. Seguimos impulsando lo que entendemos nos une y colaborando desde diversos roles. No deja de ser un club deportivo, por lo que el enfrentamiento o los juegos políticos deberían estar de la puerta hacia afuera. En ese sentido, somos un grupo en el que, por ejemplo, rotamos en la participación en el consejo directivo. Ahora está Santiago Sánchez, también estuvieron Daniel Tealdi y Mayte Álvarez en este período. Esto es una forma de mostrar que el socio se puede involucrar y no se trata de personalismos sino de tirar juntos para sacar adelante al club. Justamente queremos seguir dando ese mensaje de cara al futuro, animar a los socios como nosotros, que estábamos fuera del club para que se acerquen, porque en definitiva Peñarol es de sus socios. Y que golpeen la puerta para ver lo que sucede, para incidir en la toma de decisiones con el objetivo de promover una nueva forma de gestión, que es lo que desesperadamente necesitamos.

Marcos Acle

¿Cómo se avanza en ese camino? ¿Seguís creyendo que es posible cambiarlo?

Por supuesto que es posible. Es un desafío muy grande porque tenemos varios obstáculos. Hay una cultura institucional que es necesario empezar a torcer. El famoso presidencialismo del que tanto se habla no es tal. No existe en ningún reglamento de Peñarol.

¿Es un tema cultural?

Es un tema de gestión, fuertemente influenciado por una cultura institucional. Porque hemos tenido grandes presidentes en nuestra historia y ahora parece que bajo el rótulo de presidencialismo podemos justificar cualquier cosa. Esa cultura hace que cuando se acercan las elecciones se busquen liderazgos muy personalistas, y la prueba está en que el actual presidente tuvo mucha gente muy valiosa en su entorno, y sin embargo seguimos viendo un liderazgo fuertemente centrado en su persona. Existe además una especie de falsa polarización que afecta la posibilidad de hacer cambios, porque cualquier cambio que propongamos necesariamente va a requerir que estemos unidos. Estamos hablando de reformar de fondo, cambiar la gobernanza del club, de sentar una nueva forma de trabajo que logre un balance entre una gestión eficiente, pero con vigilancia y participación de los socios. Que se pueda gestionar con cintura, con flexibilidad, con capacidad de mando, y al mismo tiempo con la necesidad de planificar, de fijarse resultados, de buscar consensos, rendir cuentas a los socios y proyectar el club a futuro con objetivos de mediano y largo plazo. Eso, con la estructura y cultura institucional que tenemos, hoy en día parece casi imposible.

“Tengo ganas de seguir contribuyendo desde donde me toque, y sobre todo potenciar esto que creamos, que es un grupo muy diverso, democrático y muy comprometido con Peñarol, que intentó dejar una impronta. Peñarolenses se crea como un grupo de socios e hinchas que se propusieron ser positivos, propositivos, no ser oficialismo ni oposición. ¿Qué significó eso en los hechos? Que en todas las puertas que nos abrieron, entramos. No nos plantamos a oponernos simplemente porque no ganamos la elección. Logramos dar una mano en varias áreas y cuando tuvimos que ser críticos, lo hicimos con responsabilidad y respeto”

¿Qué te hubiese gustado resolver para decir que avanzaron en este período?

Me hubiera gustado aprovechar este cambio histórico que significó romper con décadas de una impronta para hacer cambios verdaderamente sustanciales en cómo se administra y gestiona el club, y eso no se logró hacer. Básicamente, el estilo de gobierno actual es muy parecido al que había antes. Se sigue ratificando el famoso presidencialismo, se sigue gobernando en la mesa chica, hay una carencia notoria de rendición de cuentas y este estilo no favoreció la unidad sino que por el contrario nos encontró enfrentados, cuando necesitamos estar más unidos que nunca por los objetivos deportivos que tenemos por delante y para pensar en un club que pueda proyectarse a futuro. Estoy convencido que Peñarol tiene todo para ser un club líder en Uruguay y en el plano internacional, como ocurrió históricamente. El problema es que con la organización que se da hoy en día es muy difícil sentar las bases sólidas para proyectar una estrategia hacia eso. Podremos seguir ganando algún campeonato local o tener cada tanto una participación buena a nivel internacional, pero para aprovechar el potencial gigante que tiene nuestra marca, nuestra masa social, nuestra infraestructura y nuestra historia, no tengo ninguna duda que es necesario corregir la forma que nos gestionamos y animarnos a romper ciertos paradigmas.

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Entonces, ¿cómo explicás el éxito de 2021, cuando Peñarol se consolida como una unidad, el club gana el Uruguayo y define la Sudamericana? ¿Fue casualidad?

No creo que haya sido casualidad. Peñarol es un equipo grande y es su obligación tener temporadas como la del 2021 o mejores. Mi argumento es justamente que tenemos el potencial para eso y mucho más, pero no lo aprovechamos. Entiendo, primero que nada, que en el año 2021, estuvimos mucho más unidos de lo que sucedió posteriormente, y esa base de unión que existía a nivel político permitía una trabajo más tranquilo y armonioso en las diversas áreas del club. También fue importante adoptar ciertas decisiones que fueron acertadas. Algunas económicas y otras de gestión que en su momento apoyamos. También es cierto que hubo una base sólida de plantel. El entrenador jugó un rol importante, porque le dio una impronta de juego que hacía tiempo no existía. Transmitía una forma de juego diferente el Peñarol de Larriera. Y el área deportiva tomó algunas decisiones que fueron correctas, como por ejemplo las contrataciones de Canobbio y Cepellini, fichajes que a priori no parecían la primera opción, y fueron grandes aciertos.

¿Qué pasó después?

Al inicio de 2022 hubo una serie de errores a todo nivel, en todos los círculos del club. Desde el más inmediato, que ve el hincha, que es el rendimiento del plantel y el las decisiones del ámbito técnico, hasta la dirección deportiva, la gestión del presidente y del grupo de gobierno. Incluso la propia capacidad del consejo directivo en su conjunto de exigir medidas en los momentos adecuados. En todos esos círculos se registraron errores que repercutían uno en el otro. En la parte deportiva ya desde la pretemporada se evidenciaban desafíos en lo sanitario y deportivo. Se notaba que no se repetía el rendimiento del año anterior. Eso sumado a algunos defectos en la planificación deportiva, por ejemplo con la salida de jugadores antes de plazo que nos dejaron descolocados. Algunas transferencias, que no se manejaron bien, repercutieron en el rendimiento individual. Y a nivel político se empezó a hacer evidente que no teníamos ese marco de unidad y de consenso en el que trabajábamos en el año anterior, se acentuaba el liderazgo llamado "presidencialista". Por eso entiendo que todo ese combo de carencias, malos manejos en todos los niveles y estamentos del club terminó en un año lapidario, que se coronó con la eliminación de la Copa Uruguay y el mal resultado en el Campeonato Uruguayo.

El punto de partida de todo eso fue la decisión de no vender a Álvarez Martínez en ese mercado de pases, por ejemplo.

Fue una de las decisiones que influyeron en el mal desempeño deportivo.

¿Tuviste participación en esa decisión?

No. Ese fue uno de los ejemplos de grandes decisiones que competen el consejo directivo y que no pasaron por allí para resolverlo. A la postre, a mitad de año, cuando se volvió a poner sobre la mesa el pase de Álvarez Martínez allí sí, Evaristo, quien llevaba adelante inicialmente la negociación, lo mencionó en la mesa del consejo y tuvimos cierta capacidad de opinar e incidir. A partir de ese momento todos apoyamos en una gestión muy desgastante, que el presidente lideró con mucho esfuerzo, y se logró una buena venta.

¿La decisión de enero 2022 había sido del presidente?

Sí. Este puede ser un ejemplo claro, entre otros, que cuando tomamos una decisión todos juntos, adoptamos una mejor definición. A lo mejor si lo hubiéramos socializado en la primera oportunidad hubiéramos tenido un mejor resultado.

¿Creés que la política elegida para recorrer los caminos de la AUF fue la adecuada?

No. En 2021 se empezó a ver claramente que había visiones opuestas dentro del consejo de lo que debería ser el rol y el liderazgo de Peñarol. Si bien había consensos en cuanto a algunos problemas en la gobernanza en ciertos estamentos de la AUF y del arbitraje -y era evidente que habían ocurrido decisiones que perjudicaron al club-, en la forma de encarar esto y en cómo debía influir Peñarol para lograr cambiar esas realidades teníamos grandes diferencias. En nuestro grupo, ya en 2021 propusimos una salida componedora, que lograra tender puentes con la Asociación. Planteamos una solución de consenso ante la forma de encarar el primer tema que había explotado, que era el de los arbitrajes. En aquel momento, el presidente junto con el tesorero y el secretario general firmaron una nota que no tenía respaldo del consejo directivo y con eso hicieron que Peñarol asumiera una postura muy dura, de confrontación. A la postre quedó evidenciado que esa forma elegida no nos benefició en absolutamente nada, porque los errores arbitrales continuaron y los puentes con la AUF en general se fueron rompiendo, con el resultado final que Peñarol está afuera del nuevo gobierno.

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¿En algún momento intentaron la opción de cambiar ese rumbo, para no quedar fuera del gobierno que asumió la pasada semana?

Ya no había chances. Peñarol no solo participó sino que lideró un movimiento de oposición al anterior ejecutivo, el cual integrábamos de forma activa. Cuando el consejo en pleno tuvo la oportunidad de opinar, Peñarol ya estaba impulsando una candidatura opositora a la de Alonso, quien todos los que estamos en el fútbol sabíamos era inminente que sería reelecto presidente de la AUF. Defendimos la postura de que era más razonable tender puentes, buscar acuerdos y hacer pesar el valor de Peñarol en un gobierno que se estaba por elegir, antes que elegir el camino de ponernos en la vereda de enfrente y plantear que había que arrancar el problema de raíz, que se fueran todos (de la AUF), etc., que fue la postura adoptada. Con esa visión no estuvimos de acuerdo y lo manifestamos en su momento.

Si hoy tenés la opción de convencer a tus compañeros del consejo de cuál es la mejor forma de manejar estos seis meses para tratar de salir del incómodo lugar en el que está Peñarol, ¿qué sugerirías?

Que el primer paso es tratar de tener un relacionamiento de unidad en el club. Cerrar filas y tratar de sacar adelante este semestre en el que necesitamos ganar el Clausura, lograr la Tabla Anual y que no haya finales. Que en noviembre seamos campeones del Uruguayo. El hecho de que los 11 consejeros respaldáramos la llegada de Darío (Rodríguez como entrenador) y le dimos la derecha al presidente en esa decisión, es una muestra de que se pusieron de lado las diferencias políticas para unirnos detrás de ese objetivo. Aprender de los errores que tuvimos en la dinámica de trabajo y entender que todos podemos contribuir en los momentos claves que quedan, y que son: 1) período de pases, 2) gestión deportiva de aquí a fin de año. En el plano institucional desearía que lográramos consolidar las cosas que empezamos. Por ejemplo, la creación de una defensoría del socio, el voto electrónico, propuestas que venimos impulsando junto a todos los grupos políticos y tenemos tiempo para materializar, si bien el contexto de un año electoral lo hace más difícil.

¿Qué es la defensoría del socio?

Es un órgano que no depende del consejo directivo, sino que depende de la asamblea representativa. Básicamente tiene el rol de ser los oídos, ojos y la voz del socio frente al poder de turno en Peñarol. Tiene capacidad de voz y no de voto cuando se lo invita a estar en el consejo directivo, y puede indagar ciertas cuestiones inherentes al club. Una especie de canal directo entre el socio y la institucionalidad, complementario de las estructuras representativas que ya existen. No sustituye al área de socios que tiene rentada el club, sino que es una herramienta para hacer llegar las preocupaciones, demandas, reivindicaciones y, al mismo tiempo, es un mecanismo de transparencia porque tiene capacidad de preguntar y consultar sobre ciertas gestiones económicas e institucionales que se deciden en el marco del consejo directivo.

¿Qué otras ideas podés aportar en estos seis meses como medidas de urgencia?

Lo mejor que podemos hacer, poniendo al club primero y dejando de lado lo político es cerrar filas y apoyar esta última estrategia en torno al cuerpo técnico de Darío y tener el mejor período de pases posible. Eso va a ser lo que nos pueda dar el mayor éxito deportivo posible y por ende la calma y la capacidad necesaria para que podamos gestionar los meses que quedan con un clima bueno.

"De cara al período electoral poner el foco en propuestas de unidad y mirando al futuro. Tratar de romper con esa polarización que tenemos que no nos ha sumado, porque cuando más unidos estuvimos mejor nos fue y cuando más separados peor nos fue"

Me gustaría que cuando se acabe este consejo directivo podamos rendir cuentas de lo que se hizo, con transparencia y con claridad al socio, que es algo que tampoco pasaba en el club, y explicarle a la masa social, independientemente de lo que uno proponga cuando llegue el tiempo electoral y dónde se pare, decirle: "mire, esto fue lo que ocurrió en los tres años, este dinero ingresó, esto se gastó, estas fueron las decisiones que se tomaron".

¿Está previsto que se haga eso?

Es mi aspiración. Que exista una verdadera rendición de cuenta a los socios, y que se transforme en una práctica permanente.

¿Cómo reconstruye el vínculo con la AUF?

Peñarol es un actor fundamental en la política del fútbol y como tal merece ser escuchado y respetado. Estando afuera de la AUF lógicamente se le va a dificultar ejercer esa influencia, y tampoco creo que le sirva a la AUF dirigir el fútbol sin un socio estratégico tan importante. Por tanto debemos empezar por generar los puentes de diálogo y de consenso, entendimiento, con todos los actores del fútbol, autoridades de la AUF, demás clubes, con todos los gremios, grupos de interés que ven en Peñarol una institución referente e histórica. A mi modo de ver, ese es el mejor camino para ejercer nuestra influencia y volver a incidir desde adentro.

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