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Las corridas de Jonathan Píriz para llegar a Peñarol y Nacional

El lateral de 33 años defiende a Villa Española, que este fin de semana empató 1-1 contra Rentistas en busca del tercer ascenso
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09 de diciembre de 2019 a las 05:01

Progreso se preparaba para jugar el torneo de la Segunda división profesional y Jonathan Píriz –que el año anterior había debutado en Primera– estaba en esa pretemporada. Pero un día, luego de un entrenamiento, lo llamaron para avisarle que a la hora 14 tenía que ir a hacerse el chequeo médico a lo de Alfredo Rienzi y a la hora 17 debía ir al Palacio Peñarol a firmar el contrato con su nuevo equipo.

La llegada de Píriz a Peñarol era uno de los rumores del período de pases, pero el futbolista estaba mentalizado de que era difícil que se concrete: era un jugador joven y de un equipo que había descendido en la temporada anterior.

En el equipo de La Teja –el barrio en el que todavía vive– hizo las formativas y debutó en Primera con Ildo Maneiro como entrenador. Luego, cuando el club estaba comprometido con el descenso, llegó Mario Saralegui a dirigir 15 partidos.

Saralegui depsués pasó a dirigir a Peñarol y cumplió un compromiso que le había hecho al por entonces juvenil defensor. “Un día tuvimos una charla y me dijo que cuando a él le fuera bien se iba a acordar de mí. Y el tipo cumplió porque tres meses después me estaba llamando para ir a Peñarol. Es una de las personas dentro del fútbol a las que estoy agradecida”, cuenta Píriz a Referí a once años de haber jugado por primera vez en un equipo grande.

En Peñarol se encontró con una realidad “totalmente diferente” y le “costó caer”. Los jugadores tenían “todo para entrenar” y cobraban un “buen sueldo”. Además, llegaban a ir 300 personas solo para mirar los entrenamientos y a la salida tenía que parar unos minutos para las fotos y los autógrafos que los hinchas demandaban. “Fue una experiencia maravillosa que traté de aprovechar al máximo”.

Píriz recuerda que en esa etapa carbonera jugó “prácticamente todo el año” y estuvo ausente solo en algunos encuentros por lesión. También fue dirigido por Julio Ribas, un entrenador “muy detallista” y que vive el fútbol de forma “intensa”.

A Peñarol llegó junto a dos jugadores que también salieron de las formativas de Progreso: Maximiliano Lombardi y Danilo Asconguy. También se hizo amigo de Ómar “Loco” Pérez, con que más adelante en la carrera coincidió en Fénix.   

De cuadro grande

Píriz llegó a Nacional también a las corridas. Eran los primeros días de enero de 2014 y estaba de pretemporada con UTC de Cajamarca, pero el entrenador llevó a un jugador de su confianza que jugaba en la misma posición.

A Píriz le comunicaron que no iba a continuar en el club y se tenía que volver a Uruguay. Entonces, llamó a su representante de ese momento, Gonzalo Madrid, a contarle. “Tranquilo, guacho, déjame ver lo que podemos hacer”, le respondió el contratista.

Al otro día Madrid lo llamó y le preguntó si tenía algún problema de jugar en Nacional, teniendo en cuenta su pasado en Peñarol. “No, problema ninguno. Yo vivo de esto”, le contestó Píriz.

La siguiente llamada llegó a la media hora y fue de Gerardo Pelusso, quien le comentó que entendía por la situación que estaba pasando y fue sincero: “Me dijo que yo iba a jugar cuatro o cinco partidos nomás, que era cuando él me necesitaba. Y cumplió con su palabra: jugué cuatro partidos: dos en el torneo local y dos en copa”, recuerda.

Entonces, cuando ya tenía todo el año planificado para vivir en Cajamarca, cuando había llegado su esposa a vivir con él en Perú, su carrera tuvo un repentino cambio de planes. Un miércoles le informaron que iba a ser tenido en cuenta, un lunes a la hora 6 estaba llegando a Carrasco y ese mismo día a la hora 14 estaba en el Parque Central entrenando. “Fue medio loco todo”.

“Una vez que estás ahí querés un poco más, pero no hay nada para reprocharle. Lo que valoro fue la sinceridad con la que me habló y la posibilidad de llagar a Nacional que me dio.”, destaca.

Píriz dice tener buenos recuerdos en los dos grandes y siente respeto por parte de los hinchas de ambos equipos. “Me tengo que sacar el sombrero tanto de un lado como del otro porque nunca me faltaron el respeto, siempre me saludaron de la mejor manera y eso es una de las cosas que me deja tranquilo”, dice.

El lateral fue testigo desde adentro de la goleada clásica de Peñarol sobre Nacional 5-0, aunque en ese partido no estuvo ni siquiera en el banco de suplentes. De todas formas, recuerda que fue un momento “difícil” para Nacional sobre todo la semana siguiente al partido, en la que había muchas “dudas” y los “ánimos no eran los mejores”.

“El fútbol tiene esas cosas y no te podés quedar con eso para toda la vida porque la vida sigue. Hay que mirar para delante”, reflexiona.

Como corresponde

Entre esas cosas que tiene el fútbol también está una lucha que muchos jugadores deben dar: reclamar para cobrar su sueldo. Antes de llegar a Villa Española, Píriz estuvo entrenando en Cerro pero sin poder jugar por una orden que dio, según cuenta, el presidente de ese momento del club, Alfredo Jaureguiberry.

Luego de pasar por Sud América, el lateral se quedó sin equipo y hablo con Fernando “Petete” Correa, entonces entrenador del villero, para ir a jugar allí. “Me dijo que me quería en Cerro, pero ahí surgió un problemita”, relata.

El “problemita” que cuenta tiene el origen en el pasaje anterior de Píriz por el equipo albiceleste, en la que el club le había quedado debiendo parte de su salario. “Me comuniqué con el presidente para ver la manera que podía saldar la deuda. No me atendió el teléfono, no me dio una explicación de si me iba a pagar o no. Hice el reclamo en la Mutual y ese dinero lo cobré después, pero surgió un problema donde este señor le comunica a Petete Correa que no me iba a contratar porque un año atrás le había reclamado el sueldo que me correspondía que me pagara”, dice.

“Vos reclamás lo que te corresponde y parece que el jugador es el malo. Pero simplemente lo que está pidiendo es lo que le corresponde. Y pasa y hay muchos casos que han pasado”, reflexiona sobre esa situación.

En julio de 2018 llegó a Villa Española, cuando el equipo estaba peleando por no descender a la C. En ese momento los jugadores tenían “bastantes inconvenientes” para cobrar el salario. Pero, cuenta Píriz, que en ese momento “resignaron” lo económico para fortalecer el grupo humano que los llevó a salvarse del descenso.

Ahora el club está a un partido de lograr el ascenso a Primera y los jugadores ya no tiene esos inconvenientes. Este sábado, Villa Española empató 1-1 antes Rentistas con un gol agónico –a los 90’– de Santiago López de penal. Maximiliano Callorda había puesto el 1-0 para los bichos colorados.

Píriz se encontró con un clima “familiar” en este club, destaca el trabajo social que realizan y comenta que tienen hasta una biblioteca en la sede y en el vestuario. “La filosofía del club es esa” y jugadores e hinchas se mezclan en algunos eventos y viajaron en el mismo ómnibus y se quedaron en el  mismo hotel cuando al club le tocó visitar a Tacuarembó.

Píriz tiene 33 años y le gustaría cerrar el año con una satisfacción: el ascenso. Y no piensa mucho cómo va a seguir su carrera, si va a seguir en Villa Española o si va a jugar en otro equipo. “Lo que venga a futuro, mientras sea para bien y para mejorar, bienvenido sea”, comenta.

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