Camilo dos Santos

Las empresas familiares y sus desafíos en Uruguay, según experto español

Según el secretario general de la Federación Europea de Empresas Familiares, Uruguay tiene un interés creciente pero faltan profesionales

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23 de noviembre de 2021 a las 05:01

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Por Bernardo Lapasta 

Que las empresas familiares se destruyen en tres generaciones. Que no se gestionan de modo eficiente. O que no son lo suficientemente significativas para la economía. Jesús Casado, secretario general de la Federación Europea de Asociaciones de Empresas Familiares, visitó Uruguay y dialogó con El Observador sobre los mitos que rodean a estas empresas, sus diferencias con las pymes y sobre el porqué es importante para la economía uruguaya reconocer a estas organizaciones como tales.

Casado representa a 9 mil empresas familiares de 14 países miembros de la Unión Europea. Esto significa un total de 5 millones de empleos y el 9% del producto bruto interno de Europa. Preside la institución desde el 2006 y su labor es impulsar políticas para que la Unión Europea (UE) favorezca a las empresas familiares. De hecho, esta institución logró que el bloque reconociera a estas organizaciones como una categoría diferente a las pequeñas y medianas empresas (pymes) dos años después de que Casado asumiera el liderazgo de la institución. 

Casado explica que la empresa familiar hereda tres mitos que son falsos. Primero que las son todas pequeñas. “Hay empresas familiares pequeñas, pero algunas de las más grandes del mundo también son familiares, como Walmart”, explicó el experto. La tienda de origen estadounidense tiene alrededor de 11 mil sucursales en todo el mundo y es una de las marcas más importantes del rubro. 

Camilo dos Santos
Jesús Casado es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad Pontificia de Comillas y tiene un MBA por ESADE Business School

El segundo mito es que las empresas familiares son menos eficientes, debido a que es la misma familia de su fundador la que la maneja, “y no es cierto”, dijo Casado. “Hay estudios que midieron la performance de 34 mil empresas europeas de entre 150 y mil trabajadores en cinco países que demostró lo contrario a lo que ese mito sostiene”.

El tercer mito es que la empresa familiar dura menos. Siempre se dice que una generación la crea, los hijos la disfrutan y la tercera generación la destroza. “Una de las empresas más antiguas del mundo es la fabricante de papel japonesa Genda Shigyō”. Es familiar y tiene más de 1.200 años. Además, el experto señaló que hay multiplicidad de empresas que tienen 200 o 300 años en todos los países del mundo. “Una de las más reconocidas del mundo es familiar y tiene más de 130 años: General Electric”, subrayó Casado. 

Pymes vs familiares 

Las normativas, las costumbres o los estudios económicos no suelen incluir la categoría de familiares a las empresas. Muchas veces se las categoriza como pequeñas y medianas o bajo otras etiquetas, pero reconocerlas como tales “es fundamental", indicó. 

La combinación entre familia y empresa es la mayor diferencia. Esto genera que el negocio se planee bajo una visión a largo plazo, “porque se piensa en generaciones y no en trimestres, como una empresa cotidiana que tiene que dar resultados cada tres meses”, explicó Casado. 

A su vez, “toda empresa familiar tiene un compromiso específico con la comunidad donde viven, precisamente por esto hay muchísima más resiliencia con respecto a la destrucción de empleo”. 

"Una empresa familiar en épocas de crisis destruye menos empleo que una no familiar", aseguró Jesús Casado.

Al mismo tiempo, “la empresa familiar es muy prudente desde el punto de vista financiero, donde sus propios fondos son más importantes que la deuda”. Suelen no estar excesivamente endeudadas precisamente para evitar riesgos. 

La pandemia y su impacto

En cuanto a la pandemia por covid-19 y los riesgos que causó a la economía, Casado explicó que no se puede generalizar por tamaño, sino que hay que analizarla por sector: “No es lo mismo un sector farmacéutico que prosperó bien al turístico que pasó muy mal en estos años”.

Sin embargo, las empresas familiares “han sido más reacios a despedir gente”. Algunas han tenido que despedir personal o hasta cerrar, “pero en las mismas condiciones, aquellas que son familiares, al tener un sentido de responsabilidad, despidieron a menos personal o se propusieron volver a contratar a los despedidos”, destacó.

La visión sobre Uruguay

Jesús Casado reconoció que observa un  “grandísimo interés sobre el tema” en Uruguay, aunque señaló que faltan profesionales especializados en la temática. “Se necesitan más programas educativos que tengan el foco en este asunto”, dijo el especialista español.

Casado reconoce que Uruguay es “el país democráticamente más maduro y económicamente más serio de toda América Latina”, pero que de todos modos conserva esa unión familiar tan característica de este continente.

"Me gusta mucho la cultura americana donde el fracaso no lo perciben como algo negativo, sino como una experiencia fallida de algún objetivo que no ha sido posible cumplir, pero que te permite aprender y volver a empezar", comentó. 

“Uruguay tiene empresas en las que la cultura familiar pesa mucho”, aseguró Casado.

En esta línea, la coordinadora del Centro de Empresas Familiares de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay, Verónica Balestero, estima que en el país entre el 70% y el 80% de las empresas son familiares. 

Según la revista de negocios Forbes, las empresas familiares representan entre el 80% al 90% del total de las compañías. 

Por otra parte, Balestero dijo a El Observador que las situaciones de las empresas uruguayas no son muy diferentes a las del resto del mundo: “Acá tenemos los mismos patrones”, sostuvo. 

Desafíos 

En cuanto a los debes, las familiares uruguayas “tienen un desafío en cuanto a la formalización de los vínculos y las comunicaciones dentro de la empresa”. Es decir, que las compañías familiares en el país suelen diluir las relaciones laborales por los lazos sanguíneos que unen a sus operarios. 

En cuanto a la pandemia, Balestero indicó que lo positivo “es que en muchos casos hubo una mejora en la comunicación tanto de los miembros de la familia que trabajan en la empresa como los que no”, aseguró la especialista, que hizo un relevamiento con 25 empresas familiares sobre el impacto de la pandemia junto al equipo del centro. 

Además, “surgieron unas figuras como el sobrino o el hijo que sabe más de redes y ahora tenemos que ir a lo digital. El desafío está en que luego ese familiar encargado de las redes, se formalice y haga ese puesto sostenible, porque la era digital vino para quedarse”, concluyó Balestero.

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