Diego Battiste

Lores: los altibajos en Peñarol, la llegada de joven a Europa y jugar de cerca con cracks

El mediocampista llegó en febrero a Wanderers, donde espera tener continuidad en los partidos y ser competitivo

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18 de abril de 2020 a las 05:01

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Para llegar a Peñarol, Ignacio Lores se puso en rebeldía. Cuando jugaba en Italia, el mediocampista recibió la llamada de su represente, Pablo Bentancur, quien le informó que estaba la posibilidad de volver a Uruguay. En ese momento, todavía le quedaban dos años con Ascoli, en la serie B, pero quería cumplir el sueño de ponerse una camiseta que él y su familia siempre quisieron.

Que las partes llegaran a un acuerdo no fue fácil. Desde Montevideo, Lores, según contó, amenazaba con que no iba a volver a Italia a cumplir con el contrato que le quedaba; desde Ascoli Piceno le aseguraban que iba a volver y que entrenaría con la Tercera división durante dos años seguidos, sin poder jugar.  

Fue Diego López, que recién asumía como entrenador, quien lo pidió para Peñarol. El técnico había enfrenado al delantero como entrenador del Cagliari y se acordó de ese nombre cuando llegó a los carboneros. “El Memo conoce a casi todos los jugadores del fútbol italiano”, explicó Lores a Referí.

El 4 de agosto de 2018 cumplió su sueño de jugar en Peñarol. Ese día fue suplente en el partido ante Wanderers, su actual equipo, e ingresó por Cristian Rodríguez.

“Para mí fue un sueño cumplido. Hice todo por venir, no me interesaba volver a Italia si existía la posibilidad de Peñarol porque mi padre nos enseñó a ser hincha de este equipo”, dijo luego ante la prensa tras ganarle al bohemio 3-0.

Hasta que rescindió contrato con el carbonero en el período de pases de enero, Lores estuvo en 35 partidos y anotó cuatro goles, que fueron decisivos en las definiciones de los campeonatos. El primero lo anotó ante Defensor Sporting en el Estadio Franzini, en el Torneo Clausura 2018, a los 91 minutos del partido, enseguida de haber ingresado. El volante puso el 2-1 en la hora, lo que le permitió a Peñarol ganar la Tabla Anual y llegar a la definición del Campeonato Uruguayo que luego ganaría.

El último fue contra Cerro Largo, en la última fecha del Torneo Clausura 2019, en la última pelota del partido, y le dio la chance a Peñarol de jugar una final contra Nacional. El gol lo hizo de cabeza, y lo gritó con todo. Incluso se sacó la camiseta para festejar olvidándose de que acumulaba cuatro tarjetas amarillas y con una más sería suspendido.

“Peñarol es hermoso”, resumió Lores, pero reconoció que jugar en un cuadro grande implica pasar de las buenas y de las malas: disfrutar el día a día, ir a practicar, la rutina de los partidos, pero también sentir la presión de demostrar que dejás todo en los minutos que te toca jugar. 

Diego Battiste
Uno de sus goles claves: a Cerro Largo

“A veces con la presión de querer demostrar y querer jugar no lo disfrutás mucho, pero es hermoso. No siempre jugaba de titular, a veces entraba 15 minutos y no es fácil demostrar en ese tiempo”, dijo.

Jugar en un grande también genera una “competencia sana”, definió Lores, con los compañeros con quienes pelea por un lugar en el equipo titular. Agustín Canobbio, Fabián Estoyanoff, Facundo Pellistri y Brian Rodríguez son los jugadores con quienes el volante ofensivo peleó por un puesto. “Permanentemente tenías que desmostrar y rendir”, detalló.

Entre los altibajos que tuvo Lores en Peñarol están las lesiones que lo afectaron. En el último Torneo Clausura, se lesionó en la primera fecha y se perdió 11 jornadas. Estuvo 55 días afuera de las canchas para recuperarse de un rebelde desgarro. 

Camilo dos Santos
Lesionado ante Defensor Sporting en el Clausura 2019 el 14 de setiembre

Antes de la última final contra Nacional, Diego Lopez le había adelantado a Lores que sería titular. Se puso muy ansioso: “Me costaba dormir, tomaba pastillas. Siempre es lindo jugar un clásico”.

Durante la semana se imaginó el partido, se acostaba y se levantaba pensando en el clásico. “Lo tomaba como algo lindo, pero no podía dormir. La gente es pasional y el jugador de fútbol es triplemente ansioso”, dijo.

Al final, Nacional fue campeón del Uruguayo y Peñarol no alcanzó el tercer título consecutivo. “El equipo funcionaba bárbaro. Lo que sucedió fue que se nos fueron muchos jugadores, pensaron que íbamos a ganar fácilmente de nuevo y se nos fue complicando”, explicó Lores.

A Lores le quedaban seis meses de contrato. Antes de empezar la pretemporada, ya con Diego Forlán como técnico, José Brancato, el director de Gestión Deportiva del club, lo llamó para decirle que no lo iban a tener en cuenta: “Lo mejor si querés jugar es irte”, le dijo.

“Lo entendí y lo acepté. Lo mejor era irme bien. No soy un juvenil, cada técnico tiene sus jugadores y yo no quería estar en un plantel en el que no iba a jugar”, comentó.

“Soy un agradecido y afortunado porque me tocó hacer goles importantes y me tocó salir campeón”, concluyó sobre esa etapa de su carrera.  

El "embole" de la cuarentena

Lores dice que está aburrido de la rutina de la cuarentena por la pandemia del coronavirus. Entrena dos veces al día: una de mañana y otra de tarde, cuando sale a correr por los canteros de Malvín. "Está media complicada la cuarentena, es un embole", se sinceró. 

El preparador físico de Wanderers envía los trabajos a través de un grupo de WhatsApp que tiene con los futbolistas y Lores los complementa con trabajos aeróbicos y ejercicios en sala de musculación, contó. También intenta cuidarse en la alimentación, "que es lo más importante". 

Pero estos entrenamientos no cubren un aspecto esencial para los jugadores: el ritmo del fútbol. Lores opinión que antes de que vuelva la actividad oficial, los jugadores deberán tener un "tiempo para una pretemprada sino se corre el riesgo de lesión". 

Los compañeros robots

Lores jugó apenas nueve partidos en la Primera División de Defensor Sporting para lluego emigrar a Palermo, en la Serie A de Italia. Llegó a los violetas en la preséptima –su “tío José” lo llevó al Comando Militar, donde entrenaban– y jugó en formativas hasta Cuarta, cuando Gustavo Ferrín lo subió a Primera.

El mediocampista admitió que le hubiera gustado estar más maduro antes de irse a jugar al fútbol europeo. “Terminé de crecer, de aprender todas las mañas allá”, explicó.

En Italia tuvo “su período de adaptación”: era un nuevo país, con una nueva cultura, con otra lengua, con un fútbol muy competitivo y profesional. Casi sin jugar en Primera, llegó a un equipo con “muchos cracks”, y fue difícil ambientarse.

En ese momento Abel Hernández era ídolo en Palermo y lo ayudó a Lores a que su adaptación fuera menos complicada. “Conmigo fue un crack. Me llevaba a la casa, me acompañaba a las prácticas. Hacíamos todo juntos”, recordó.

Otro de los que siempre está cerca de él es su hermano: “Estaba en Italia cuando murió mi padre y ahí nos unimos más. Se quedó conmigo acompañándome. Somos muy compañeros”.

El uruguayo tuvo que hacer un cambio radical en sus hábitos de alimentación y de entrenamientos, lo que "no es fácil para el jugador uruguayo”. “Capaz que en Uruguay muchos jugadores no se cuidan tanto e igual les alcanza. Pero en el exterior se cuidan con la comida, trabajan con nutricionista. Es muy difícil que alguien le erre en esas cosas. Así son después: profesionales que no se lesionan, que rinden el 200%”, destacó.

Lores cuenta que cuando llegó sus compañeros parecían robots porque pasaban en la sala de musculación y hacían entrenamientos muy exigentes.

Un año más tarde, en 2012, la actual estrella de Juventus Paulo Dybala llegó a Palermo. Era “casi un niño”, recordó Lores, pero que ya “chiviaba como loco” y que técnicamente era “un animal”. Lores comentó que tenía otro compañero con incluso más técnica que el argentino: el esloveno Josip Iličić, hoy jugador de Atalanta de Bérgamo, en la Serie A.

Otro “animal” como jugador que vio de cerca fue Andrea Pirlo, el legendario jugador italiano. “Juega a dos toques, juega muy fácil. No estabas nunca cerca de él, no pierde una pelota. Tiene una tranquilidad que no se la vi a ningún jugador”, definió.

Otros uruguayos por Europa

Cuando Lores jugó en Bari coincidió seis meses con el zaguero Diego Polenta y les quedó una buena relación. Eran habituales las bromas sobre Nacional y Peñarol, por el fanatismo de ambos por esos equipos. 

Además de con Abel Hernández, en el Palermo coincidió con Egidio Arévalo Ríos y Matías Aguirregaray. Los cuatro se juntaban a ver los partidos e hinchar por Peñarol. Y con Jaime Báez, pese a que no fueron compañeros, también formó "una linda relación" porque vivían en ciudades que estaban cerca.

Cuando estaba en la ciudad italiana Pisa, se juntaba con uruguayos que iban a conocer la ciudad. "Muchos iban a ver la torre, me escribían que estaban de paso y los conocía", contó. 

El entusiasmo en Wanderers

El técnico de Wanderers, Mauricio Larriera, insistía llamándolo a Lores y tratándolo de convencer para que llegara al bohemio. Le decía que le haría bien para su carrera jugar en un equipo con estas características, contó Lores.

Lores no tenía pensado dejar Peñarol y entonces no había valorado otras opciones. Tampoco estaba apresurado por irse al fútbol del exterior porque, explicó, en el período de pases de enero los equipos europeos ya “están armados”, tienen sus titulares, y no es fácil jugar. Entonces eligió al equipo del Prado.

Diego Battiste
Su debut en Wanderers, el 8 de marzo de 2020

“Larriera siempre busca ponerme en posiciones que me gustan. Me hizo sentir parte del equipo enseguida y esas cosas son muy importantes para el jugador porque se acorta el período de adaptación”, destacó.

Lores cree que el bohemio es un equipo que “juega bien al fútbol” y que puede conectar con sus características de juego y así tener continuidad durante la temporada. 

El primer partido en el que estuvo disponible fue contra Nacional, el último rival con el que había jugado. Lores jugó un tiempo del partido que Wanderers perdía 2-0 y terminó rescatando un empate. Luego el fútbol se suspendió por la emergencia sanitaria declarada por la propagación del coronavirus. 

Diego Battiste
Hizo expulsar a Miguel Jacquet

Lores no hace planes a futuro. Espera esta temporada poder jugar buena parte de los partidos y ser "competitivo" hasta el final de la carrera. “Siempre voy a buscar el espacio para poder jugar”.

A sus 28 años, está conforme con lo que logró: jugó en Europa desde los 20 años y cumplió el sueño de jugar en Peñarol, adonde no le fue fácil llegar. “Fue medio una guerra para venir, pero valió la pena”, destacó.

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