Juan Samuelle

Los cunicultores quieren algo más que poder producir conejos perfectos

Uruguay tiene todo para construir un mercado interno de carne de conejo, pero los números no seducen a los criadores

Tiempo de lectura: -'

03 de agosto de 2020 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

En el galpón donde desde 1998 cría conejos y donde en 2004 se inició como cabañero, Dardo Dutra reflexionó: “Al pescador le encanta pescar, a mi me apasiona criar conejos, es lo que sé hacer y disfruto llegar con una buena genética a tener un ejemplar de mucha calidad”.

El galpón donde Dutra recibió a El Observador está en el Cerrito de la Victoria. Allí, en su cabaña que llamó 3M en homenaje a los nombres de su señora y sus hijos, con base en un sistema semi intensivo trabaja con ocho madres en producción y posee 100 ejemplares de tres razas: Neocelandés, Rinhelander y Chinchilla.

Dardo trabajaba en el predio de la Rural del Prado, ejerciendo diversas labores. Así conoció a varios cunicultores que le trasladaron conocimientos (mencionó a Lino Bonfiglio, Daniel Denes, Brigido Liesegang y a Ricardo González) y algo que él entiende fundamental: “Para que en esto te vaya bien te tiene que gustar, no hay una recompensa en dinero, esto se hace por placer”, comentó.

La primera inversión la hizo hace más de 20 años: unos $ 1.800 en dos hembras y un macho que compró a Denes y González y unos $ 5.000 por 10 jaulas que adquirió a la empresa Bordenabe. En el fondo de su casa armó un galpón y allí tiene sus jaulas con conejos, la balanza para pesarlos –una igual a las que se usaban en las ferias–, la ración y el resto de los recursos necesarios.

La cunicultura, admitió, lejos está de permitir un ingreso constante y razonable para cubrir las necesidades del hogar. La actividad laboral de Dardo es otra: trabaja en la construcción, principalmente en albañilería y pintura. “Encaro lo que salga, hago changas por cuenta mía y trabajo en la Rural del Prado”, contó.

Juan Samuelle
Gustavo Zícari, Dardo Dutra y Álvaro Corvo en la cabaña 3M.

¿Se puede vivir del conejo?

Gustavo Zícari, presidente de la Sociedad Uruguaya de Cunicultores (Sudec) y cabañero, quien acompañó a Dardo cuando la visita de El Observador a la cabaña 3M, admitió que para todo cabañero lo ideal sería poder desarrollar esa actividad y complementarla con la cría comercial, es decir enviar conejos a un frigorífico y que eso les genere un margen de rentabilidad al menos mínimo, lo cual hoy no es viable.

Los conejos que no se reservan por su valor genético los faenan, pero no venden la carne, la usan como alimento en sus casas o la obsequian a familiares y amigos.

Álvaro Corvo, secretario  de Sudec, presente en la cabaña de Dutra cuando esa visita, explicó que existe un establecimiento habilitado para faenar, pero que lo que hoy paga por kilo en pie, $ 75, no cubre los costos productivos.

Producir un conejo que pese 2,5 kilos y brinde 1,5 kilos de carne, lo ideal para brindarle al consumidor una carne tierna, demanda 10 kilos de ración por 65 a 70 días y eso significa $ 200, más que los $ 187,50 que recibirían. Y a esos $ 200 hay que sumarle otros costos: energía eléctrica, mantenimiento del galpón y las jaulas, remedios, inversión en genética y mano de obra, por ejemplo. Una cuenta rápida establece que para encarar una explotación comercial con un margen de ganancia razonable debería recibirse por conejo en pie $ 250, por lo menos.

Y hay que ver, además, otros dos temas relevantes en un eventual acuerdo: el flete al matadero, un costo adicional clave, y lo que implica vender el conejo en pie o llevarlo para una faena a façon.

Juan Samuelle

A la espera del frigorífico móvil

Estos cabañeros señalaron que esperan que, a corto plazo ojalá, pueda entrar en funcionamiento al menos una de las dos unidades de faena móvil, camiones adaptados por el Instituto Nacional de Carnes (INAC) para realizar esa actividad con animales de pequeño porte (ovinos, pollos, cerdos y conejos, por ejemplo), con la ventaja de instalar ese frigorífico móvil en sitios próximos a donde pequeños productores lo necesiten. El dato que llegó a oídos de los cunicultores es que para habilitar esas unidades móviles de faena se está a la espera de resolver cómo se hará el manejo de efluentes.

A propósito de gestiones, “gracias a la enorme ayuda de la ARU hemos tenido reuniones con las nuevas autoridades del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y de la Dirección General de la Granja (Digegra) del MGAP, tuvieron la excelente actitud de escucharnos y empezar a trabajar para ayudarnos y lo valoramos mucho”, destacó Zícari.

Corvo puso el foco en otro tema: “A Sudec le llevó mucho tiempo educar al consumidor sobre que un conejo para consumirlo debe dar 1,5 kilos de carne, lo ideal por el contenido de grasa por ejemplo, pero hoy vemos en algunos supermercados conejos de 3 kilos o más, carne de un conejo de 5 kilos en pie, un conejo muy viejo; quien come ese conejo, que prueba esta carne por primera vez, no tendrá una buena impresión y así se pierde un consumidor, es como que en vez de darte carne de novillo joven te den carne de buey”.

Zícari reflexionó que “Uruguay tiene todo para construir un mercado interno de carne de conejo: hay criadores con mucho conocimiento que pueden aportar un alimento sabroso, nutritivo, fresco y saludable, pero hace falta que los números cierren”.

Corvo añadió que la inversión para criar no es alta, que lo puede hacer cualquier familia en el fondo de su casa tras capacitarse, por lo tanto puede ser una solución para que mucha gente se alimente mejor y gane algo de dinero.

Hoy el consumo de carne de conejo en Uruguay es bajísimo, unos pocos gramos per cápita al año, lejos de los 20 kilos de la carne de pollo por ejemplo.

“Un técnico del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Elizalde, una vez reflexionó: ‘imagínense si cada uruguayo comiera un conejo al año’; con que cada uruguayo comiera medio kilo al año la actividad de toda la cadena aumentaría mucho, pero igual se precisa que haya un retorno razonable”, para que el eslabón inicial responda a una eventual mayor demanda.

Como eso por ahora no pasa, los cabañeros se van conformando con la satisfacción que les brinda ver cómo sus conejos cada vez son más perfectos.

Juan Samuelle

El regreso de las juras se realizará con un homenaje al “Paysa” 

Mientras no dejaba de mirar a sus conejos, Dardo Dutra insistió en que es clave que a quien se inicie en la cría de esta especie le guste y sepa ir “paso a paso, de a poco”.

En su caso, fruto de ganar experiencia y ser paciente, con el paso de los años llegaron algunas alegrías adicionales, pues ganó muchos premios en exposiciones y entre ellas dos veces la máxima distinción, la que se le otorga al expositor del mejor de los 300 conejos procedentes de todo el país que participan cada año en la Expo Prado. Lo logró en 2007 y en 2011, con ejemplares de la raza Neocelandés. Un mérito reservado para muy pocos.

Este año Dardo, vicepresidente de la Sociedad Uruguaya de Cunicultores (Sudec) –gremial de la Asociación Rural del Uruguay (ARU)–, volverá a exponer en la Expo Prado, algo que los cabañeros aguardan con muchas ganas, pues en 2020 apenas pudieron realizar una muestra en Rincón del Colorado (en Cerrillos, Canelones), ya que la emergencia sanitaria por covid-19 impidió las exposiciones de la Expo Melilla y Expo Otoño.

Gustavo Zícari, presidente de Sudec, precisó: “Estamos a la espera de la decisión de la ARU, que está gestionando el protocolo con el Poder Ejecutivo, para ver cómo vamos a proceder en la Expo Prado, con la idea de tomar todas las previsiones y hacer la jura de los ejemplares y disfrutar de algo que nos gusta mucho”.

Allí, se espera, se podrán ver conejos de las tres razas que cría Dardo, pero también otras como Californiano –la más importante junto con el Neocelandés–, Holland Lop y Holandés de Fantasía.

En la jura habrá un momento especial, emotivo, un homenaje a Brígido Liesegang, conocido como “El Paysa”, quien fuera por muchos años enfermero en la Rural del Prado y cabañero y falleció recientemente. El trofeo al Gran Campeón Neocelandés, en la que era experto y muchas veces ganó los premios principales, llevará su nombre.

Brígido Liesegang exhibe al mejor conejo de 2013.

Capacitación

Zícari también informó que se esperará un poco para ver de qué modo, pero que se hará el tradicional curso sobre cunicultura, en octubre. De todos modos, expresó que si hay interesados en ser asesorados ya mismo pueden escribir a sudec2011@gmail.com o llamar a los teléfonos 095 929 309 o 095 566 202.

Juan Samuelle

 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.