Sebastián Marset durante un mensaje grabado que envió a periodistas uruguayos

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Los días de Marset en la cárcel emiratí: la llegada tarde que lo delató y las noches en el piso

"El desconocimiento y por ende el nerviosismo es muy grande", relataba en un mail de setiembre de 2021 el abogado Alejandro Balbi; Marset pasó por dos cárceles emiratíes y detalló al consulado sus condiciones de reclusión
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13 de diciembre de 2022 a las 05:00

Sebastián Marset llegó tarde a su vuelo con destino a Turquía el viernes 10 de setiembre del 2021. El ciudadano uruguayo, que iba de viaje con su hermano y estaba de paso por el aeropuerto de Dubái, se presentó ante un funcionario de la aerolínea Emirates para explicarle su situación. Los dos acudieron al superior a cargo, el segundo teniente Nasser Al-Meganien, quien recibió el pasaporte paraguayo que le entregó Marset con el fin de anular el sello de salida y modificar su estado en el país. 

La alternativa del uruguayo era salir por la terminal 3 con rumbo a Atenas, Grecia. Pero cuando el segundo teniente pasó entre sus dedos la página de datos del pasaporte, sintió la "mala calidad" y la "diferencia" respecto a otros documentos. El pasajero pasó al área de Inspección de Documentos, que concluyó que "el pasaporte era falso por haber cambiado la página original de datos". El Sistema de Información Penal reportó además que ese documento se había usado "varias veces para entrar y salir del país" entre el 17 de abril y el 7 de setiembre pasados. 

Pasaporte paraguayo falso que Marset presentó en el aeropuerto de Dubai

Sebastián Marset, el narcotraficante uruguayo que ya había pagado sus delitos con más de cuatro años de cárcel en su país de origen, volvió tras las rejas. Ese mismo viernes lo trasladaron a un centro de detención temporaria próximo al aeropuerto, donde estaría encerrado por los próximos 45 días. Su pareja Gianina García inició los contactos con el consulado uruguayo en Emiratos Árabes, insistiendo en la "validez" del pasaporte de Marset y alegando que había obtenido la nacionalidad paraguaya tras haberse casado y vivido en ese país por tres años.

La mujer dijo a la embajada uruguaya que el plan de Marset era ir a Grecia para luego trasladarse a Bolivia, según surge de los expedientes del voluminoso material de Cancillería que la Justicia obligó a entregar al Frente Amplio, y al que accedió El Observador. García señaló en esa fecha que tenía tramitada la residencia emiratí para abrir una empresa, al tiempo que estaban gestionando la de Marset y sus cuatro hijos en común. 

"Se deja constancia que ninguna de las personas involucradas en este suceso, ni la familia Marset ni la Sra. García, tienen intenciones de comunicarse con Uruguay o regresar al país. Al mismo tiempo se mostraron reacios de brindar mayor información a esta Sección Consular", informó la embajada a la dirección de Asuntos Consulares. 

Los laboratorios paraguayos ratificaron el 20 de setiembre que el pasaporte era falso, al tiempo que la embajada de ese país en Catar recabó que Marset no tenía nacionalidad paraguaya. Al cabo de diez días, su abogado en Uruguay, Alejandro Balbi, contaba en un mail que había podido conversar por teléfono con la pareja de su cliente, quien le relató que estaba con sus hijos menores y que esperaban su traslado a otra prisión. "El desconocimiento y por ende el nerviosismo es muy grande", dijo el vicepresidente de Nacional. 

A comienzos de octubre la funcionaria Bárbara Eldbeissy pudo entrevistarse con la pareja de Marset, su hermano y con su abogado emiratí, Naser Almamri, quien "solo" hablaba "idioma árabe", una situación que estaba complicando a la familia. En un mail dirigido por la cónsul Fiorella Prado al abogado Alejandro Balbi, la diplomática se comprometió a "recabar mayor información sobre el estado de reclusión" de su cliente. 

Los entreveros lingüísticos llevaron a que a mediados de octubre Marset cambiara a su abogado emiratí, y pasara a ser representado por All Al Shamsi, mientras transcurría la causa en los juzgados de la ciudad. El 25 de octubre la familia notifica a la embajada uruguaya en EAU que Marset acababa de ser trasladado a la prisión Al Wathba, ubicada en las afueras de la ciudad de Abu Dabi. 

Tres días después, el narcotraficante recibió la primera visita de la sección consular a solicitud de la propia familia, ocasión que sirvió para tomarle las huellas dactilares que más tarde confirmarían su identidad. Marset aseguró que las condiciones en Al Wathba "eran comparativamente inferiores a las del centro temporario en Dubái", aislado las 24 horas en una celda y obligado a dormir en el piso "con apenas una manta", según le informó la embajada a la cancillería. 

El responsable de haber permitido la reunión, el General Khalid Alswaidy, alegó ante la consulta uruguaya que se trataba de una situación "excepcional" mientras se cumplía una "cuarentena preventiva" de siete días que rige para cada recluso que arriba a esa cárcel. Pese a no estar permitidas las visitas en ese plazo, la sección consular logró que las autoridades carcelarias accedieran a que el hermano de Marset también pudiera estar en el encuentro. 

A partir de esa fecha la familia y el abogado empezaron a pedir "con urgencia una nota" que asegurara que el ciudadano uruguayo podría acceder al pasaporte luego de ser liberado. "Argumentan que dicha nota es vital para el proceso, ya que de esta forma la justicia emiratí se asegura que el ciudadano uruguayo tenga un documento válido de identidad y puedan tomarse las medidas que se entiendan pertinentes por la justicia", detalló la embajada. 

El 18 de noviembre apareció la advertencia por una "averiguación de paradero" que pendía sobre Marset, al tiempo que la embajada indicaba que iniciaría los trámites una vez que el uruguayo estuviera en libertad, "siendo la autoridad decisoria en última instancia el Ministerio del Interior". En esa fecha el abogado Balbi preguntó "por qué razón en la nota no se aseguraba que el pasaporte pudiera ser obtenido", siendo que él mismo contaba con los informes del Juzgado de Crimen Organizado y la Policía Científica que daban por cerrados los antecedentes del narco.

Balbi pidió iniciar el trámite "de forma urgente", mientras que la sección consular recomendó como "prudente aguardar" a que culminara el juicio por el pasaporte falso antes de tramitar uno nuevo, "salvo opinión en contrario de la superioridad". Las instituciones uruguayas concluirían más tarde que no había impedimento legal para no conceder el documento a un compatriota. 

Con Marset aún preso en Al Wathba, su familia inició el trámite para su hijo de 11 meses, de nacionalidad brasileña y un pasaporte de ese país a punto de caducar. Como el padre no podía presentarse a las gestiones, Cancillería sugirió que se lo visitara para conseguir su firma, foto y huellas.

A los pocos días, el 29 de noviembre, el abogado Carlos Balbi pidió la autorización para levantar él mismo el pasaporte uruguayo de Sebastián Marset, en tanto la valija diplomática se tardaría semanas en viajar. Para entonces la Cancillería ya había dado luz verde para esa vía excepcional, que requería la firma final del cliente. Ya al día siguiente, la sección consular visitó al narco en la cárcel, y desde allí "firmó de puño y letra" la carta necesaria. 

Nota del 30 de noviembre en que Sebastián Marset autoriza que Carlos Balbi levante su pasaporte en Uruguay

El flamante pasaporte viajó desde Montevideo a Emiratos Árabes en manos de un familiar de Marset que había viajado a Uruguay exclusivamente para levantar el documento que había recogido Carlos Balbi. A fines de diciembre, la Justicia emiratí absolvió al narco uruguayo por haber usado un pasaporte paraguayo falso, apoyándose en una carta del gobierno uruguayo esgrimida por la defensa para garantizar que Marset no tenía necesidad de usar un documento apócrifo, siendo que tenía la posibilidad de conseguir uno de forma legal. 

El abogado emiratí All Al Shamsi debió esperar 30 días para obtener el certificado de la Corte que el 28 de diciembre había decretado la inocencia de Marset. Para el 15 de febrero, el narco uruguayo ya estaba libre en Dubái, y su abogado diría al consulado uruguayo que la intención de su cliente era "quedarse residiendo" en la ciudad, para lo que empezaría a tramitar una "visa de residencia". 

Hoy Marset tiene orden de captura internacional, y no se sabe dónde está.

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