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Los egresados médicos celebraron con el ojo supervisor de la intendencia

Algunos comerciantes manifestaron su molestia por el hecho de que la celebración se siga haciendo en el Mercado del Puerto
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01 de agosto de 2019 a las 05:04

Con pelucas de colores, cotillón, gorros y remeras pintadas, los egresados de Medicina festejan su graduación cada 31 de julio en las inmediaciones del Mercado del Puerto, junto a sus familiares y amigos. Entre música, barullo y bocinas, los médicos se ensucian con harina, huevos y mezclas, mientras algunos toman alcohol. Hace más de 15 años se realiza esta celebración en este mismo lugar, y siempre estuvo presente el ensuciarse, el ruido y las bebidas alcohólicas. Pero los desbordes de los últimos años pusieron a la fiesta en cuestión.

En 2015, en el hospital de Clínicas, los egresados se robaron un cadáver de allí y lo trasladaron hasta el cuarto de internos donde otros ocho alumnos bailaban, fumaban y tomaban alcohol, y en 2018 un grupo de 20 personas robó elementos de la enfermería del Hospital Maciel, para llevar a la fiesta del Mercado del Puerto.

Debido a las quejas de los vecinos que presentaron en el municipio con videos y fotografías de la suciedad y molestias generadas en el Mercado del Puerto, la Intendencia de Montevideo (IMM) decidió aplicar ciertas normas para este año. La orina y el excremento en las puertas de los negocios, el espacio público roto, el cierre de comercios por este día y las conductas inapropiadas por parte de quienes participaban en el festejo eran algunas de las cuestiones que más preocupaban a las personas de la zona.

La celebración comenzó alrededor del mediodía y este año la hora de culminación estaba pautada para las 18:00, a diferencia de otros años que era a las 23:00, por la nueva normativa de la IMM. Asimismo, aumentaron el número de baños químicos (pasaron de ser 10 a 30) y el perímetro que abarcan las vallas (de 200 metros pasaron a 400 metros). Asimismo, la empresa de limpieza contratada comenzará la limpieza las 20:00. En la fiesta se contó con el servicio de bomberos, ambulancia, seguridad y un puesto de hidratación con agua gratis. 

Cada egresado pagó $1250 pesos para el festejo, según contó la egresada Leticia Peluffo y el egresado Germán Ettlin. El equipo de seguridad fue contratado por el promotor que organizó el evento. Dentro de ese dinero, cada egresado pagó $242 a la IMM, para un un depósito en garantía, que se utilizará únicamente en caso de algún daño público. De lo contrario, se devolverá  el dinero a los egresados.

Dentro del perímetro de las vallas trabajaron alrededor de 30 personas del equipo de seguridad, para las cinco entradas a la zona. Javier Cuña, encargado de seguridad de la entrada principal, dijo que a este perímetro solo se permitió ingresar a los egresados y a los trabajadores y clientes de comercios. "Están identificados, le prestamos atención a la gente que está vestida común”, dijo Cuña y añadió que se podía ingresar con alcohol, pero no salir con él. 

Peluffo considera que es un festejo familiar, donde se conoce gente y familiares, algo que no sucede en otras ocasiones. Destacó que era fundamental cuidar el ambiente para que las próximas generaciones puedan disfrutar. "Son mínimo siete años y medio de carrera, en la que tu familia y tus amigos te apoyan, todo el mundo te aguanta, es la carrera más larga del Uruguay”, comentó. 

La vecindad

Para algunos vecinos la fiesta no resulta tan familiar. “Sabemos que es un día especial para ellos, entonces está bien que festejen pero el tema es al otro día”, dijo Milton Sosa, que trabaja junto a Natalia Pérez en una tienda de artesanías. "Lo que no nos gusta es el después. Vienen con hidrolavadora y no pueden sacar la mugre, pasan días y sigue sucio. Es un lugar turístico, entonces para el turista es horrible”, señaló Pérez y agregó que “es un día perdido de trabajo”. Ambos trabajadores coincidieron en que este día, el 24 y el 31 de diciembre se ve una notoria disminución de clientes.

“El 31 de diciembre también tiran mugre y no dicen nada, sin pagar la limpieza y sin seguridad. Me parece perfecto que se haya organizado todo con la Intendencia, pero si van a regularizar las fiestas, que sea para todas por igual”, señaló la egresada Peluffo.

En la peatonal hay un almacén, donde los egresados compran polenta, huevos, harina, cerveza y sidra. “A nosotros no nos molesta, es un rato, ya estamos acostumbrados, hace más de 15 años se realiza, uno pierde la cuenta”, comentó Graciela Gualano, trabajadora del lugar. Por su parte, cree que la implementación de la normativa de la IMM es positiva.

Cristina Rivas, dueña de un kiosko de la peatonal, contó que este día hay un aumento en la venta de latas de cerveza.. “Yo no me atrevo a salir, el año pasado me enchastraron con harina”. Rivas señaló que su comercio nunca fue dañado porque el local permanece con gente, pero que en las puertas de los lugares cerrados orinan y defecan. “Ahora que pusieron más baños esperemos que los usen”, agregó.

El alcalde Carlos Varela dijo que el Municipio está a favor de esta celebración, pero no del lugar donde se realiza, por todo los problemas que se generan. Sugirió lugares más abiertos como la Plaza 1° de Mayo, pero la autorización final la da la IMM que evaluará si el evento se vuelve a realizar en este lugar. 

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