Leonardo Carreño

Los errores que Lacalle Pou evita cometer y una hoja de ruta que sigue en detalle

El candidato blanco evita mostrarse convencido de su victoria, improvisar y confrontar con posibles socios

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18 de septiembre de 2019 a las 05:02

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Cuando Luis Lacalle Pou visita Cardona el pedido para que haga “la bandera” no falta. A fines de julio de 2014, el por entonces también candidato blanco realizó ese ejercicio físico por el que se mantuvo suspendido en el aire por unos segundos en posición horizontal agarrado con los brazos de una columna. “Dígnale a Tabaré que lo espero en esta bandera”, dijo luego de completar la prueba. Cinco años después, ante el pedido de los militantes para que repita el ejercicio, rechaza la solicitud entre risas. “Cuando llego a Cardona me dicen ‘¿por qué no hacés la bandera?’ y la verdad que a la columna la miro con cariño”, mencionó en mayo de este año antes de empezar un acto en esa ciudad de Soriano.

Con tres visitas a Cardona en 2019, dos en la campaña hacia las elecciones internas y una con miras a las nacionales, no hubo bandera a la vista. Ni tampoco la habrá. A cinco años de haberse candidateado por primera vez como presidenciable, Lacalle Pou se cuida de cometer actos que puedan ser tomados a su favor por el oficialismo, evita la improvisación y mantiene una idea en su cabeza: no darse por ganador.

En febrero de este año, en entrevista con El Observador, Lacalle Pou dijo que en la campaña de 2014 el error que cometió fue que lo "condicionó el resultado parcial, el que pensaba que estaba teniendo". "Es como en el fútbol cuando un equipo sale a cuidar el resultado, pierde. Te saca autenticidad”, reconoció.

Camilo Dos Santos

Luego de las internas, el jefe de campaña de Lacalle Pou, Nicolás Martínez, dijo a El Observador que la victoria de la interna de 2014 generó “un aluvión de que se iba a dar” la victoria en octubre y noviembre y eso terminó jugándoles en contra. “Capaz que ahí sí no supimos manejar el éxito y nos fuimos comiendo la pastilla de que se podía. El FA estaba replegado, medio quieto. Pensábamos que se nos daba y no supimos calibrar y nos pegamos un porrazo”, sostuvo.

Con esa idea en mente, el mayor esfuerzo de Lacalle Pou es por mostrar moderación en el optimismo –algo que repite en todos sus discursos- para no mostrarse convencido de su victoria.

También evita hacer declaraciones que puedan generar polémica, algo de lo que no supo cuidarse en 2013 cuando en una rueda de prensa dijo que “suspendería” las excavaciones en busca de desaparecidos. Seis años después, reconoció que ese fue su “error políticamente más grande”, se mostró arrepentido y aseguró que si es electo presidente no habrá suspensión alguna de esa tarea.

Hace dos semanas, en una jornada conjunta con otros candidatos organizada por el Comité Central Israelita, Lacalle Pou reiteró un concepto que suele repetir pero tuvo un desliz. El candidato habla recurrentemente sobre la necesidad de la alternancia en el poder, que considera que es “sana”.  "Es esencial y es sano para las democracias. La democracia se sostiene justamente sobre la alternancia, sobre el cambio de partidos políticos, lo otro es dictadura", sostuvo en esa oportunidad y generó la respuesta casi inmediata del candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez. "Me preocupa que un presidenciable maneje que la democracia es digitada", dijo a la prensa. Atrás salieron varios senadores y diputados oficialistas como la senadora socialista Mónica Xavier que manifestó que las expresiones de Lacalle Pou son “un disparate”.

Hoja de ruta

En el comando del candidato blanco saben que la forma en la que se desarrolle la campaña es vital para poder celebrar, o no, en octubre y quizás en noviembre, y por eso intentan controlar cada paso. Prueba de ellos, por ejemplo, es el trabajo con el equipo técnico, al que Lacalle Pou decidió darle un lugar de relevancia.

Los integrantes de esos equipos visitan sedes partidarias, participan de actividades organizadas por distintas agrupaciones y, claro está, dan entrevistas a medios de comunicación. Pero cada aparición es medida, calibrada y balanceada. Por ejemplo, luego de varias salidas que generaron polémica por sus dichos, el asesor en políticas sociales, Pablo Bartol bajó el perfil y la exposición pública. 

En tanto, el candidato tiene una línea marcada incluso antes de salir victorioso de las elecciones internas, y procura moverse lo menos posible de ese plan. Por estos días, Lacalle Pou realiza una gira por localidades del interior, junto a la candidata a vicepresidenta Beatriz Argimón, en la que en promedio da tres discursos por día.

La idea de visitar pequeñas localidades, que muchas veces no superan los 500 habitantes, es ir a buscar cercanía. La primera etapa de la gira hacia octubre fue por las capitales departamentales como presentación de la fórmula blanca y al final –antes del 27 de octubre– volverá a las capitales, pero con actos de cierre previos al día de la elección. Si los blancos obtienen los votos suficientes para pelear en el balotaje, darán otra vuelta entera por el país.

Leonardo Carreño

En cada visita, Lacalle Pou lleva su programa de gobierno y el de los otros partidos de la oposición, con los que aspira a formar un “gobierno multicolor” como le gusta decirle a una posible coalición a partir de marzo de 2020.

Precisamente, una de sus líneas de las que no se saldrá es la “buscar las coincidencias y no las diferencias” con posibles socios, al tiempo de que intenta convencer a los votantes de que el Partido Nacional es la mejor opción para llevar adelante esa sociedad de gobierno. Por ese motivo, otro de los errores que debe evitar es confrontar con cualquier partido que no sea el Frente Amplio, incluso si esos partidos se ven tentados a criticarlo. De ahí su insistencia a debatir con el candidato frenteamplista pero no con el colorado Ernesto Talvi, quien quiere sí o sí sentarse a confrontar ideas con quien sea.

En ese sentido, si bien las críticas al oficialismo son claras, evita también la confrontación personal con líderes frenteamplistas, pese a que a  Martínez le ha salido a responder más de una vez

“Lo peor que puedo hacer es venir acá a insultar no a dirigentes, a parte del país. Tenemos una preciosa oportunidad para suturar no para seguir dividiendo. Nosotros en la campaña discutimos ideas no descalificamos personas. Cuando no se tienen ideas, la única que queda es descalificar personas”, dijo este sábado en Rosario (Colonia). “Firme con las ideas, suave con las personas”, leyó hace un tiempo en un muro y recuerda esa frase cada vez que puede.

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