Los futbolistas, el bastión de poder que perdieron Casal y Tenfield pensando en las elecciones de la AUF en 2023

Scotti representa a los futbolistas que hace cuatro años cambiaron el rumbo político que se marcaba hacía casi tres décadas en la Mutual, hasta allí muy cercana a Casal y a la empresa Tenfield.

El cambio silencioso comenzó aquella mañana en la que Diego Forlán llegó a Uruguay, para preparar el Mundial de Sudáfrica 2010, y vio toda la ciudad empapelada con su imagen. Acostumbrado a que en Europa pagaban por ello, se molestó. Lo habló en el grupo de la selección y aquello se transformó en un germinador de jugadores que estaban dispuestos a sacudir las estructuras.

El capitán Diego Lugano asumió el liderazgo de lo que se transformaría en el cambio político más trascendente que sufrió la AUF en su historia moderna, y que alcanzó su punto más alto con el nuevo estatuto forzado por FIFA que la AUF aprobó el 30 de noviembre de 2018 y permitió que los futbolistas pasaran a formar parte del congreso (nueve votos en 76) y tuvieran una silla (en siete) en el gobierno de la AUF.

Ese día, los jugadores comenzaron a tener un rol protagónico y una injerencia en la organización, cuyo poder e influencia aún está en pañales.

El camino de 2010 a 2018 estuvo plagado de pulseadas y de una estrategia de los jugadores de la selección, a los que se sumaron los del fútbol local, que terminaron torciendo la mano del empresario que se hizo poderoso y controló el fútbol uruguayo a través de los futbolistas.

El triunfo de Ignacio Alonso en las elecciones de la AUF en marzo de 2019, con los votos de Nacional, de Peñarol, de los futbolistas y de la Organización del Fútbol del Interior, y contra la voluntad de los clubes profesionales de Primera División que durante 118 años hicieron y deshicieron a su antojo en la sede de la Asociación (por el poder que les otorgó desde 1931 el estatuto), significó un golpe al mentón para Casal, para la empresa Tenfield, para el contrato de televisión (que vence al final de 2025) y para el control que tenían sobre la organización.

Cuatro años después de aquella histórica noche en la AUF, vuelve a la superficie la disputa por el sillón de la AUF y en una nueva organización del fútbol (congreso de 76 votos en el que profesionales, amateur y grupos de interés tienen similar incidencia), cada rincón de esta estructura puede adquirir un valor superlativo y transformarse en la diferencia entre ganar o perder en marzo del próximo año en las elecciones de la Asociación.

¿Qué tienen que ver los futbolistas profesionales cuando la Mutual no participa en el Congreso y la representación la tiene la Asociación de Futbolistas Uruguayos que preside Lugano y que reúne a profesionales, amateur, femenino, playa y sala? Que los jugadores están funcionando bajo una misma lógica en busca de profundizar los cambios que comenzaron en 2010, y con la silla que tienen en el gobierno del fútbol inciden en el curso que va tomando.

A los futbolistas les gustó el lugar que pasaron a ocupar en el nuevo escenario, y se sienten fuertes.

Además, la Mutual de Futbolistas representa el lugar de mayor poder en el fútbol uruguayo, después del que tiene el comité ejecutivo de la AUF.

Sin futbolistas no hay fútbol, y los actuales protagonistas del espectáculo dejaron de ser simples aficionados para ponerse en primera fila para gobernar y marcar el camino que quieren. Ahora, manejan sus propios intereses. Los que les da un poder ilimitado y cuyas repercusiones aún son desconocidas porque están aprendiendo a avanzar solos, bajo su propia hoja de ruta.

Es por todo esto que las elecciones de la Mutual del lunes adquirieron singular relevancia y el triunfo del oficialismo fue otro duro golpe para Casal y Tenfield en busca de reconquistar el gobierno del fútbol uruguayo, a menos de un año de las elecciones en la Asociación.

La lista 2018, consiguió seis cargos en siete (recibieron el apoyo del 79% de los futbolistas), lo que es mucho en cualquier disputa electoral, y mantiene el control de la Mutual.

Desde hace cuatro años, la Mutual lleva adelante un reclamo ante la Justicia contra Tenfield por los derechos de imagen. Scotti adelantó que seguirán en el mismo camino.

Esta vez no hubo jugadores históricos que pudieran dar pelea en la lucha electoral a la nueva generación de futbolistas que nació bajo el impulso de Sudáfrica 2010. Ni el capitán de Peñarol Walter Gargano ni Maxi Pereira, que integraron ese grupo de futbolistas y que esta vez se plantaron en la oposición en la Mutual, así como tampoco Varilla González, Mario Orta, Enrique Peña, Ruben Sosa, Cono Aguiar, Horacio Peralta, Enrique Ferraro, Gabriel Álvez, Carlos Camejo ni Darío Larrosa.

Ahora, el camino político a marzo 2023 continuará en el terreno del fútbol amateur, en las elecciones de OFI, que se decidirán en setiembre, pero cuyo presidente se conocerá a fines de este mes o en los primeros días de mayo en el congreso de la Confederación del Este que elegirá a su presidente y a quien ocupará el cargo más importante en la Organización hasta 2026. Allí la luchar será entre uno que apoya al oficialismo de la AUF (Sebastián Sosa) y otro que acompaña a la oposición (Nilo Scarpa).

Así se mueven las piezas de cara a las elecciones que definirán el gobierno de la AUF para el período 2023-2026, que administrará en su gestión la definición sobre el tema de los derechos de televisión del fútbol uruguayo, que Tenfield tiene hasta el final de 2025.