Ruglio y Decurnex en el Ministerio del Interior

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Los fogoneros están jugando al límite: ayer Decurnex y Balbi, hoy Ruglio

En 2019 fue Nacional, ahora es Peñarol: los dirigentes no controlan las expresiones, exacerban las pasiones, y pierden el control y las consecuencias que puede generar el fanatismo en el fútbol
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26 de noviembre de 2021 a las 14:32

El fútbol uruguayo ingresó en las últimos meses en un nivel de intolerancia, presión y tensión promovido por los mensajes de los dirigentes de Peñarol (con el presidente Ignacio Ruglio como principal fogonero de ese rumbo que tomó la institución) y se metió en un laberinto del que no parece existir salida. La irritación va en aumento y los riesgos de recorrer el espiral de la violencia asoman a la vista.

En ese contexto, los hinchas de Peñarol están promoviendo una “marcha pacífica” desde la sede del club, donde invitan a concentrarse a la hora 16.30, hasta la AUF, a las 17.30, para “marcar la postura” del club “ante este fútbol corrupto”.

Esto mismo que está ocurriendo en Peñarol, con Ruglio como principal promotor a través de sus estados de Whatsapp que toman estado público y de sus salidas públicas como las de este jueves, lo protagonizó Nacional en marzo de 2019 y generó un clima de tensión y caos en la AUF.

En un escenario de cuestionamientos similares, fogoneados en ese momento por el presidente José Decurnex y el vicepresidente Alejandro Balbi, con la misma irresponsabilidad que Ruglio por estos días, con sus actitudes alentaron a los hinchas de Nacional a que se sublevaran.

A la salida de un partido en el Capurro, en marzo de 2019, Decurnex dijo: "Hemos sido cautos y calmos. Hemos ido al Colegio, nuestros delegados se han juntado, hemos tenido estas charlas, pero llega un momento que aparentemente el hecho de ir amigablemente a conversar no funciona y vamos a tener que tomar otras medidas

Aquello terminó en pintadas, amenazas a los árbitros, daños al vehículo de un árbitro, invasión de hinchas a la sede de la AUF y la intervención de la Policía para cuidar la seguridad de quienes giran en torno al fútbol.

También el tema llegó a la Justicia porque, finalmente, los hinchas que ingresaron a la sede de la AUF fueron incluidos en la lista negra y no pudieron ingresar más al fútbol.

Lo que ocurrió con los hinchas de Nacional hace dos años lo impulsó un grupo socios y simpatizantes bajo el nombre de Guardianes de Nacional. Dos días después de aquel episodio en la AUF se disolvió.

También fue un viernes, el 26 de marzo de 2019 a la hora 18 (a la misma hora que promueven los hinchas de Peñarol para este viernes) cuando una supuesta manifestación pacífica de Nacional en la AUF terminó en una situación crítica para el fútbol.

"Lo que queremos decir es esto: que la hinchada de Nacional está harta de que el fútbol uruguayo esté corrompido y esté siempre digitado para Peñarol. Estamos asqueados del fútbol uruguayo. ¡Hartos!", dijo un hincha luego de mostrar tres pancartas en la sede de la AUF.

Los hinchas de Nacional se presentaron en la AUF con una pancarta que decía: "Jueces ladrones, dejen de robar a Nacional". Además también mostraron otras que señalaban "Ubriaco hijo de puta sacate la rayada" y "AUF cueva de corrupto$ y ladrones".

El resultado de aquella experiencia de Nacional, fogoneada desde las expresiones públicas por Decurnex y Balbi, fue que los árbitros pararon la actividad el fin de semana. La AUF llevó el tema a la Justicia. Finalmente se comprobó que el hijo de uno de los integrantes de la mesa ejecutiva, representante de Nacional, fue uno de los hinchas que ingresó a la sede de la AUF y el dirigente renunció.

En los resultados deportivos Nacional podrá decir que consiguió su objetivo, pero nada más lejos de la verdad: Nacional se proclamó campeón del Uruguayo 2019 porque orientó mejor su planificación deportiva y realizó los ajustes a tiempo, mientras Peñarol se equivocó en contrataciones y ventas, y en diciembre con VAR se adjudicó un título que nadie cuestionó.

Ahora es Peñarol bajo el constante fogoneo de Ruglio el que recorre ese peligroso camino, y es cuando la responsabilidad de los dirigente debería marcar un punto de equilibrio para evitar perder el control y que el desorden y los fanáticos no tomen el control bajo los efectos del caos, como ya ocurrió hace cinco años en el clásico de la garrafa, o con los hinchas de Nacional en 2019.

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