Los granos, la guerra y la paz y por qué los precios son más bajos

Los altos precios de los granos que acompañó a la agricultura en la mayor parte de este siglo pueden estar cerca de una pausa y cuánto dure dependerá de los próximos desastres climáticos

Tiempo de lectura: -'

05 de mayo de 2023 a las 11:30

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

El siglo XXI ha sido propenso a los altos precios agrícolas, desatando así un sector exportador potente en Uruguay que durante el siglo XX solo exportaba arroz y ocasionalmente algo de trigo o girasol.

Este siglo ha sido completamente diferente por el salto que ha dado la soja, de US$ 300 a US$ 500 por tonelada, y el trigo y maíz que llegaron a referencias cercanas a US$ 300 que no se habían visto en el siglo XX.

Hubo, además, un precio del petróleo bastante arriba de los US$ 100 por barril, algo que ya se va alejando del radar.

Los precios van a la baja impulsados por el descenso en el trigo, justamente el que más subió al comienzo de la guerra tras la invasión rusa a Ucrania, pero seguido en la baja por el maíz y la soja.

Pero a pesar de la sequía que ha diezmado la producción de Argentina y Uruguay los precios han aflojado fuerte en el último mes y pueden seguir bajando a lo largo de este año.

Dimitar Dilkoff - AFP
Señales de la guerra en Bakhmut, región de Donetsk.

La guerra, factor ambiguo

El trigo llegó a los mayores precios de la historia un año atrás, luego de que las tropas rusas cruzaran la frontera de Ucrania generando el lógico temor por el abastecimiento del grano desde el Mar Negro, donde se concentra una parte fundamental de la oferta exportadora mundial.

Lo mismo pasaba en junio de 2022 con la soja, impulsada por los aceites cuya salida de esa zona girasolera estaba bloqueada.

En aquel entonces el trigo para la posición diciembre 2023 que referencia a la próxima cosecha uruguaya se fue a US$ 410 por tonelada frente a los US$ 230 que hay en el presente, precios que no son malos.

El mercado está mucho más calmo, vuelve a los equilibrios previos a la guerra.

Sin embargo, todo puede cambiar el próximo 18 de mayo. Hasta ahora en lo único en que se han puesto de acuerdo Rusia y Ucrania es en pactar continuar las exportaciones. Desde que empezó la guerra Rusia se ha convertido en el mayor exportador triguero del mundo.

Dar trigo a precios accesibles se ha convertido en un arma geopolítica, especialmente en un momento en que las reservas de trigo de Estados Unidos son parcicularmente escasas.

Informe agrícola.

El mercado se bifurcará el 18 de mayo cuando el acuerdo que solo fue renovado por dos meses debe ser nuevamente refrendado o rechazado. Por ahora Rusia considera que sus puntos de vista no han sido tomados en cuenta, lo que esta semana generó un repunte tibio de las cotizaciones.

El vocero del Kremlin Dimitry Peskov dijo a periodistas esta semana que parte del acuerdo relacionado con los intereses de Rusia no se estaba implementando, pero que el diálogo continuaba.

"La posición de Rusia es bien conocida: el acuerdo se extendió por dos meses", dijo Peskov, y añadió: "Los términos del acuerdo que conciernen al sector agrícola de Rusia no se están cumpliendo".

También indicó que no podía decir en qué formato, hora y lugar continuarían las negociaciones, después de que una fuente ucraniana dijera a Reuters que las partes del acuerdo se reunirían el miércoles.

"Los contactos continúan, pero hasta ahora no han dado ningún resultado", añadió.

Entre otras solicitudes, Rusia dice que quiere que se reconecte su banco agrícola estatal, Rosselkhozbank, al sistema bancario SWIFT, algo que hasta ahora no ha sucedido y que es poco probable vaya a suceder.

Si a eso se agrega la denuncia del Kremlin de un supuesto atentado contra el presidente Putin, las perspectivas de continuidad  del acuerdo son por lo menos dudosas.

Con una obstrucción de las exportaciones de Ucrania y tal vez de Rusia el mercado puede dar un vuelco alcista. De lo contrario, solo problemas climáticos graves (que ya amenazan de nuevo a Argentina) pueden revertir una tendencia marcadamente bajista.

Si no hay un problema climático grave (Australia también puede tenerlo de la mano de El Niño), Brasil será probablemente el que acentúe el enfriamiento de los mercados agrícolas.

Este país, que en otros tiempos fue el principal importador de trigo del mundo, avanza hacia el autoabastecimiento como parte de una revolución productiva que tiene su mayor expresión en los cultivos de maíz y soja.

Informe agrícola.

Brasil, un récord tras otro

Buena parte del freno en el precio de los granos que se ha acentuado en los últimos dos meses se origina en el país norteño, cuya producción de granos no para de crecer. Además del autoabastecimiento cada vez más cercano en trigo, es notable el crecimiento en cultivos de verano.

En ese sentido, el 12 de mayo será cuando el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) brinde su primera proyección de producción mundial 2023/24 de producción de granos.

Los números proyectados para Brasil serán de los más observados. Todo hace suponer que Brasil seguirá creciendo y marcando un récord de producción en trigo, maíz y soja.

Las cosechas de Brasil impactan especialmente en soja y en maíz. La cosecha récord de soja que está terminando de levantarse en la frontera con Uruguay no tiene precedentes, pero la próxima ya se anticipa será bastante mayor.

El Consejo Internacional de Granos, con sede el Londres, ya ha proyectado que el crecimiento siga. Estima que Brasil, que ya tuvo en la cosecha que está levantando ahora una producción inédita de 153 millones de toneladas de soja, pase en la próxima a 159 millones.

Nunca antes había llegado a 140 millones de toneladas y es por lejos el principal productor mundial.

Informe agrícola.

En una semana sabremos si el USDA coincide con esta proyección, que de concretarse confirmará el enfriamiento de los precios, que puede ser una lógica de mediano plazo porque China se ha estancado como importador en el entorno de los 100 millones de toneladas por año.

El mismo ascenso vertiginoso tiene la producción de maíz de Brasil que a frenado a los precios porque se ha convertido en el gran abastecedor de China sustituyendo a Estados Unidos en otra movida donde la geopolítica juega fuerte.

Los brasileños cosecharon 87 millones de toneladas el año pasado, saltan a 119,5 millones en esta cosecha y se proyecta por el Consejo Internacional de Granos en 127,8 millones para el próximo año e incluso proyecta que siga creciendo a 132,1 millones en 2024/5.

Cabe suponer que de la mano de una situación Niño la producción de los restantes países del Mercosur también se sostenga y que los rendimientos permitan llegar sin sobresaltos a los rendimientos tendenciales que se usan en estas proyecciones.

En América del Norte también el panorama es de buenas cosechas, en Canadá y Estados Unidos, con expansión de área y por ahora buenas condiciones climáticas.

En Estados Unidos ya está el 26% del maíz plantado, cuando el año pasado al comienzo de mayo iba un 13%. En soja está el 19% plantado frente a 9% del año pasado a esta altura.

En cambio, en trigo de primavera va un 12% plantado frente a 18% del año pasado, pero con todo para avanzar rápidamente: agua correcta en el suelo y todo para que la implantación quede finalizada en fecha ideal.

En el hemisferio Sur, Brasil está terminando de levantar una cosecha récord de soja y esperando otra también récord de maíz, que viene en camino.

Informe agrícola.

Otros jugadores

Otros factores complementarios tienen que ver con la fuerte caída de los precios del petróleo, que tienen una demanda cada vez más floja y que afectan al precio del etanol de maíz y los aceites que se usan en la elaboración de biodiesel.

Las restricciones que implican las altas tasas de interés en Estados Unidos y la Unión Europea agregan señales de cautela, así como la fuerte baja del precio de los fertilizantes que facilitan que los productores de todo el mundo apuesten a más área y a más rendimiento.

Eso ya frenará en esta siembra al que fue el principal cultivo de invierno el año pasado, la colza, que en 2022 generaba para los agricultores US$ 800 por tonelada y ahora apenas supera los US$ 430.

El mundo puede estar ante un cambio estructural. El super ciclo de las materias primas que ha acompañado a la agricultura durante la mayor parte de este siglo puede estar cerca de una pausa. Cuánto dure esa pausa dependerá de los próximos desastres climáticos que, sin dudas, vendrán en distintos lugares del planeta.

 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.