En una Expo Prado 2020 que se puede realizar pese a las restricciones derivadas de la pandemia por covid-19, los ovinicultores pusieron sobre la mesa que ellos sufren su propia pandemia, una que tiene al sector en jaque: el ataque de los perros a las majadas.
Miguel Sanguinetti –presidente del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL)–, cuando habló en el acto de lanzamiento de la Zafra de Lanas 2020/2021, en el Galpón de Ventas de la Rural del Prado, destacó que todos los uruguayos deben ser agradecidos por la manera en que se sobrelleva la pandemia y la posibilidad de hacer la Expo Prado, única en su tipo en la región que no se canceló.
A propósito de emergencias, de inmediato mencionó que “otra pandemia que ataca al país y sobre la que hay que tomar acciones son los ataques de perros a majadas”. Y agrego: “Quiero ser enfático: o resolvemos rápidamente esta pandemia con medidas ejemplarizantes y acciones duras sobre sus dueños y responsables o vamos a terminar destruyendo un rubro rentable, democrático y productivo”.
El presidente del SUL destacó, en otro momento, la creación del Instituto Nacional de Bienestar Animal –de la mano de la Ley de Urgente Consideración–, pero dijo que “se necesitan resultados para hoy”. Explicó que si no se soluciona pronto, el problema la pérdida de productores “será irreversible”.
Mecionó el Código Rural y el derecho de los productores de sacrificar a un perro que encuentren dentro de su predio lastimando animales. “Para el SUL están primero los seres humanos, después los animales que dan sustento a nuestras vidas y muy por allá atrás los perros”, enfatizó.
Diego Saavedra, representante del Plan Estratégico Nacional del Rubro Ovino (Penro), puso el foco en que hay “una crisis de demanda de lana” y que “si no resolvemos esto no hay sistema productivo que resista; la cadena lanera está viviendo una tormenta perfecta”.
Informó que el 50% de la lana producida en la zafra pasada no se ha podido vender, “y eso es un problema para los productores”.
Carlos María Uriarte, ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, comentó que además hay otro 20% de zafras anteriores sin vender y que en este año en particular, por la pandemia, “el mercado de la lana en el mundo prácticamente no existe”.
“Si esta zafra no se comercializara, como pasó con la zafra anterior, podríamos estar hablando de entre 30 y 40 millones de kilos de lana. No son pérdidas, pero no generar el ingreso genuino pone en circunstancias complicadas no solo a los productores, el propio SUL vive de los ingresos que provienen de la lana”, declaró.
Sobre los ataques de perros, Uriarte recordó el Código Rural y dijo: “Exhorto a los productores a que hagan uso de su derecho”.
Señaló que desde el MGAP se está trabajando para resolver el problema de los ataques de perros, precisó que aún no puede compartir qué medidas se tomarán. “Esperamos en el corto plazo empezar a dar señales que apunten a un control poblacional que ya estamos implementando”, dijo.
Saavedra comentó que desde el Penro se tiene una visión de cadena del sector y que el objetivo más grande que hay actualmente es el combate a la mosca de la bichera (ver en la página 3).
Opinó que “hablar del rubro es hablar de exportar y competir en el mundo”, y que para eso los productores deben centrarse en tener buenas condiciones para competir y muy buena calidad. Además, dijo que el sector necesita mejoras tarifarias, porque ha perdido competitividad.
“Hoy llevar un camión de lana de Artigas a Montevideo cuesta cuatro veces más que llevar un contenedor del Puerto de Montevideo a China y eso habla de los costos internos”, agregó.
Cumpliendo con tradiciones, en el galpón las autoridades sellaron lanares y se procedió a una esquila simbólica, en la que participó Ramón Vigo, uno de los primeros esquiladores uruguayos en viajar a España a desarrollar ese oficio.
Gabriel Capurro, presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), productor ovino, cabañero y expresidente del SUL, en el acto de lanzamiento de la zafra lanera dijo: "Muchas veces se dice que el ovino da trabajo, justamente esa es una de las virtudes que tiene el sector y más en un año como este, en el que el trabajo en general, en el mundo, está amenazado. El rubro ovino llega a una amplia variedad de sectores sociales. Solo en la esquila se distribuyen 10 millones de dólares en trabajadores del campo que van a distintos lugares del país a mantener servicios y comercios".
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