Los porqués de una mirada optimista para la lechería

Nueva Zelanda, el gran exportador mundial, parece haber llegado a un tope de producción por los cuestionamientos ambientales, por lo que el interesante nivel de precios internacionales actuales podría sostenerse.

En la primera subasta de junio de Global Dairy Trade, la plaforma electrónica liderada por Fonterra, los lácteos quebraron una racha de cinco caídas consecutivas y la leche en polvo entera volvió a cruzar los US$ 4.000 por tonelada.

El afloje registrado desde marzo se dio principalmente por la retracción de las compras chinas, ante las políticas restrictivas anti covid. El 1° de junio se levantaron las medidas en Shanghái y se espera que vuelva el dinamismo al mercado.

“Entiendo que el precio va a seguir subiendo”, consideró Martín Berrutti, gerente comercial de Estancias del Lago. Paralelamente, luego de una baja en marzo y abril, las exportaciones de leche en polvo de Uruguay a China tuvieron una recuperación.

Desde el sector industrial se había reportado un descenso en la concreción de negocios con China, pero aún no se refleja en los embarques.
En mayo se exportaron a ese destino 2.489 toneladas, superando los envíos de marzo y abril, mayormente con leche en polvo entera.

Oportunidades en Asia

En una perspectiva de mediano plazo, otros mercados aparecen en el horizonte apuntando a mejorar las oportunidades comerciales de Uruguay en función de su dinamismo, como Corea del Sur, Vietnam, Filipinas, Malasia y Emiratos Árabes Unidos, dijo Mercedes Baraibar, analista del área de Información y Estudios Económicos del Instituto Nacional de la Leche (Inale), tras el foro anual del instituto realizado la semana pasada.

Manteniendo el consumo per cápita en ese continente, solo considerando el crecimiento de la población, ya significaría un aumento importante de la demanda, apuntó la especialista.

Estos países importan el doble del volumen que Uruguay exporta, con gran influencia de Nueva Zelanda como proveedor.

En lo que va del año Argelia, China y Brasil se mantienen como los principales destinos.

En la medida que el mercado internacional siga traccionando, hay expectativa desde el sector productivo porque los precios de la materia prima sigan firmes, con un valor que en abril promedió US$ 0,44 por litro, el más alto desde junio de 2014.

Ese precio tiene un componente de estabilidad de precios en pesos y de valorización de la moneda uruguaya, que en el caso de los lácteos resulta favorable al productor.

A pesar del escenario general de firmeza, los desafíos siguen presentes. En el sector productivo, vinculado a la suba de costos. Y para el sector exportador,  asociado a los temas logísticos, la conflictividad laboral y la baja del dólar.

Crecimiento productivo con desafíos ambientales

Uruguay se afirma como segundo proveedor de leche en polvo entera en China, detrás de Nueva Zelanda, de acuerdo a los datos de Aduanas del país asiático.

La oficina del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) en Beijing espera una reducción en las importaciones de leche el polvo de China para este año, de 849.000 toneladas registradas en 2021 a 820.000 toneladas este año.

Asimismo, “a través de los esfuerzos de China y Uruguay y a través de los continuos vínculos de nuestras asociaciones industriales, los intercambios de la industria láctea de los dos países serán cada vez más abundantes”, dijo en el foro de Inale Liu Meiju, de la Asociación de Industrias Lácteas de China.

La competencia para el gigante asiático es muy fuerte. Nueva Zelanda, el mayor exportador de lácteos del mundo, se encuentra en su frontera de posibilidades de producción y abre oportunidades hacia adelante para Uruguay. Los cuestionamientos medioambientales van cobrando cada vez más fuerza y generan limitaciones adicionales a los territoriales.

El gobierno de Nueva Zelanda lanzó en mayo su primer plan de reducción de emisiones (ERP), que delinea el camino que el gobierno neozelandés ha decidido tomar durante los próximos tres años para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones del país y que entre otros aspectos pone foco en la producción agropecuaria.

Datos recientes señalan que Nueva Zelanda tiene el mayor volumen de agua per cápita destinada la agricultura entre los países de la OCDE, informó el diario New Zealand Herald. Un estudio publicado por ese medio muestra que la producción de un litro de leche en Canterbury (región de la isla sur) requiere alrededor de 11.000 litros de agua para cumplir con los estándares de salud del ecosistema.

No quedar atrás en materia medioambiental se vuelve clave para Uruguay en un mundo que aumenta sus exigencias en este sentido a la hora de comercializar productos.

Aire, agua y suelo

En el marco de la Conferencia Estocolmo +50 –que se viene desarrollando en la capital de Suecia–, denominada “Una transformación verde y climáticamente resiliente”, el ministro de Ambiente de Uruguay, Adrián Peña, presentó por primera vez en el ámbito internacional una herramienta desarrollada en Uruguay para cuantificar el impacto ambiental de los sistemas productivos locales, informó Inale.

Se trata de una serie de indicadores que miden los impactos de la ganadería en tres dimensiones: aire, agua y suelo, considerando la biodiversidad.

“Esto permite contar con información para la toma de decisiones en las políticas públicas y poder establecer los marcos para fundamentar la continuidad en el largo plazo de Uruguay como un país productor sostenible de alimentos con bajo impacto en el ambiente”, sostuvo Peña.

El técnico del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Juan Baraldo, quien expuso en el Foro de Inale sobre el avance en la estimación de la huella de carbono en la lechería uruguaya, destacó el posicionamiento internacional de Uruguay en la huella de carbono en lechería, aclaró que no puede aislarse de otros aspectos ambientales como la huella de suelo y agua y la huella biodiversidad. Y apuntó que los pasos a seguir son analizar los factores que explican la huella y evaluar qué acciones o prácticas se pueden implementar para mejorar.

A diferencia de Nueva Zelanda, el techo productivo para Uruguay todavía puede considerarse que está lejos, con una remisión que ha estado relativamente estable en los últimos años, en torno a los 2 mil millones de litros de leche anual. La estabilidad en el volumen de producción se mantiene en 2022. En lo que va de este  año Uruguay la remisión a industrias muestra una caída de 1%, posiblemente con la salida de Olam como factor de incidencia. La apuesta es a aumentar la productividad.

Con el principal competidor –Nueva Zelanda– sin mayor capacidad de crecimiento el panorama hacia adelante parece promisorio. En Asia queda mucho por explorar para Uruguay. Y tanto el mercado internacional como las exportaciones uruguayas parecen recuperar firmeza.