NATALIA KOLESNIKOVA / AFP

Los problemas financieros de Rusia

Todo intento de arreglo financiero estará subordinado a un acuerdo de paz previo

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03 de abril de 2022 a las 05:00

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Aunque fue solo en dos ocasiones, Rusia ha sido uno de los protagonistas más importantes del incumplimiento de las obligaciones financieras en la historia de la economía mundial.

La primera de ellas fue en 1918, cuando la revolución bolchevique, uno de los cambios políticos más radicales de la humanidad decidió, entre otras medidas extremas, el desconocimiento de la deuda contraída por el régimen zarista. 

Casi ochenta años después, ya desintegrada la Unión Soviética, la crisis de varios países asiáticos provocó la baja de los precios internacionales de los “commodities” afectando a las exportaciones y a la recaudación de impuestos, entre otros, de Rusia. Por ello en 1998 Rusia devaluó su moneda y dejó de pagar la deuda en moneda local, aunque siguió pagando sus obligaciones en moneda extranjera. 

Ello provocó serios problemas financieros en algunas instituciones de Estados Unidos, que debieron ser rescatadas por algunos de los grandes bancos americanos y también en varios países de América Latina. 

Una vez superada esta perturbación y durante más de veinte años, hasta la invasión de Ucrania, Rusia fue considerada como uno de los deudores más confiables del mundo, debido a una proporción de deuda sobre el PBI relativamente baja en la comparación internacional, del orden del 20 %, y más que nada, a sus reservas exportables de gas y petróleo. 

Pero en estos días, las sanciones económicas dispuestas por los países occidentales para cortar toda relación de Rusia con el sistema financiero internacional han empujado a todos sus mercados en caída libre y han complicado en grado extremo a sus posibilidades de servir con normalidad las obligaciones correspondientes de su deuda pública. 

Las sanciones congelaron aproximadamente la mitad de los activos externos, que estaban básicamente compuestos por depósitos de bancos en el exterior. Ello pese a que Rusia había venido disminuyendo la proporción de dólares en el total de sus activos externos oficiales desde más del 40 % en el 2013 a un a un 16 % en el 2021. 

Las sanciones americanas restringen a los inversores la transacción de valores rusos emitidos después del 1 de marzo, pero está permitido el intercambio de los valores transados antes de esa fecha. 

Más en general, las sanciones han dispuesto que los inversores internacionales pueden continuar recibiendo el pago de intereses de los valores del gobierno y del banco central hasta el próximo 25 de mayo. 

Por ello, los inversores y las agencias de calificación de riesgos anticipan que es inevitable que en el corto plazo Rusia caiga en “default” en sus obligaciones en moneda extranjera. Las autoridades rusas han admitido que las sanciones ponen al país en un “default” que han calificado como “artificial”. Las agencias de calificación de crédito que hasta el pasado mes de febrero tenían a Rusia en el grado de inversión han rebajado esta calificación para ubicarla ahora en el último lugar de la escala. 

En este marco, el pasado 18 de marzo Rusia evitó caer en “default” al pagar el vencimiento de los intereses de dos de sus bonos en dólares a través del sistema financiero occidental para cumplir con los inversores. 

Todo indica que uno de los bancos internacionales intervinientes en la operación cumplió con su parte después de consultar con el gobierno de Estados Unidos. 

Como consecuencia, los dos bonos, con vencimiento en el 2023 y 2043 pasaron a negociarse a un 50 % de su valor nominal desde un nivel de un 20 % pocos días antes, ocurriendo lo mismo con el total de la deuda en moneda extranjera. 

La voluntad de pago del gobierno ruso demostrada en esta ocasión anunció su intención de evitar el incumplimiento de sus obligaciones, aunque no está claro si podrá mantener esta posición en el futuro, teniendo en cuenta las restricciones que enfrenta. 

Además, hay bonos en moneda extranjera con cláusulas que permiten el pago en rublos si el cumplimiento en dólares es imposible. Las autoridades rusas han señalado que podrían proceder de este modo hasta que los países de occidente levanten la congelación de activos del banco central en el exterior. Sin perjuicio de ello, el pago en rublos sería considerado de todos modos como un “default”.

Otro tema de conflicto es la pretensión del gobierno ruso de que las importaciones de gas le sean pagada en rublos, pretensión que fue rechazada por los países del G7, aduciendo que sería una violación unilateral de los contratos existentes. 

Por ahora, y con la intención de contribuir a estabilizar a los mercados, las autoridades han vuelto a autorizar el funcionamiento de los mercados de la deuda emitida en rublos y también del mercado accionario. 

A diferencia del “default” de 1998, hasta la semana pasada las consecuencias de estos problemas no habían provocado mayores consecuencias en el mercado financiero internacional; el efecto se ha sentido en especial en el alza del precio internacional de los “commodities”. Pero ya se sabe que estas situaciones de volatilidad pueden derivar muy fácilmente en un desequilibrio de proporciones.

En la eventualidad que Rusia se declare finalmente en “default” habrá una dificultad adicional con respecto a otras situaciones similares del pasado. 

A la larga, un incumplimiento se termina solucionando mediante alguna forma de reestructura de la deuda con vistas al futuro.

Pero en este caso, todo intento de arreglo financiero estará subordinado a un acuerdo de paz previo. Que por ahora parece difícil de lograr.

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