Una somera vista a lo que está pasando en educación a diferentes niveles nacionales e internacionales, nos indicaría que los países empiezan a encarar con fuerza la transformación de los modos de educar, aprender y evaluar a la luz de por lo menos dos tamaños desafíos. Por un lado, una creciente toma de conciencia que el porvenir de las nuevas generaciones está en gran medida ligado a formarlos en conceptos y herramientas que le permitan construir y responsabilizarse por un futuro mejor, sostenible y justo. Por otro lado, se visualiza la necesidad de repensar los niveles, las ofertas y los ambientes de aprendizaje en clave de complementariedad entre las formaciones presenciales y a distancia —lo que se denomina genéricamente como modos híbridos—. Planteamos ocho claves para argumentar en torno a su necesidad y desarrollo.