AFP

La natalidad en China se achicó tanto que será un problema grave para su economía

La población puede haber alcanzado ya su punto máximo en el centro de la crisis demográfica mundial

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21 de abril de 2022 a las 14:44

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Eleanor Olcott y Federica Cocco

Antes de la pandemia de coronavirus, China ya era el centro de una súbita disminución de la natalidad mundial, pero la caída de las tasas se ha acelerado en los dos años transcurridos desde el brote de la pandemia de Covid-19.

La tasa de natalidad de China — el número de nacimientos por cada 1000 personas de la población total — cayó algo menos del 30 por ciento entre 2019 y 2021, la mayor caída durante dos años desde la Gran Hambruna del país entre 1959 y 1961. En 2021 sólo nacieron 10.6 millones de bebés en China, la cifra más baja registrada desde que el Partido Comunista de China tomó el poder en 1949.

John Wilmoth, jefe de la división de población de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dijo que el descenso de los nacimientos registrado a finales de 2020 no correspondía "con las habituales fluctuaciones estacionales de la fertilidad" y era una "prueba contundente" del impacto de la pandemia en las tasas de natalidad. Los trastornos causados por la pandemia de Covid-19 se siguen sintiendo en ciudades como Shanghái, donde se han impuesto confinamientos como parte de la política de Beijing de cero Covid.

Según muchos analistas, China ya estaba al borde del declive demográfico. Décadas de estrictos controles de natalidad, junto con la incorporación de las mujeres a la educación superior y a la fuerza laboral asalariada, han transformado las actitudes hacia la crianza de los hijos.

"China se encuentra en un absoluto desastre de fertilidad en este momento", dijo Darrell Bricker, autor de Empty Planet, un libro sobre el descenso de la población mundial.

Los demógrafos advierten que, si no se toman medidas drásticas para invertir esta tendencia, la población del país podría reducirse a la mitad a finales de este siglo, pasando de 1.4 mil millones de personas a 730 millones, según prevé un influyente estudio de The Lancet. Esto crea un dolor de cabeza político para Beijing: cómo pagar las crecientes pensiones y los costos médicos de los ancianos con las contribuciones fiscales de la cada vez más reducida población en edad laboral.

"El descenso de la natalidad hará que haya menos trabajadores y consumidores que contribuyan al crecimiento económico", dijo Rory Green, economista principal para China de la empresa de investigación TS Lombard, con sede en Londres.

Los expertos dicen que las incertidumbres sanitarias y económicas provocadas por la pandemia han obligado a las parejas a retrasar o renunciar a la decisión de casarse y tener hijos.

El número de bodas ha descendido un 12 por ciento, con 8.13 millones de matrimonios registrados en 2020, lo que, según los expertos, repercutirá en la tasa de natalidad, ya que es raro que se tengan hijos fuera del matrimonio.

China está afrontando el mayor aumento de casos de Covid-19 desde hace dos años. Ciudades de todo el país, entre ellas Shanghái, han impuesto medidas de confinamiento localizadas. Yi Fuxian, científico de la Universidad de Wisconsin-Madison, dijo que el empeño del gobierno en aplicar políticas de cero Covid exacerbará las bajas tasas de
fertilidad y matrimonio este año. "Muchas parejas jóvenes tienen miedo de quedar embarazadas porque las medidas de confinamiento de China son muy estrictas", dijo Yi, añadiendo que el miedo a que el edificio de un apartamento o todo el barrio sea confinado sin previo aviso crea ansiedad en las mujeres embarazadas que necesitan fácil acceso a la atención médica.

Pero el fuerte descenso de los nacimientos comenzó mucho antes de la pandemia y se debe en gran medida al historial de medidas de control de la población en China, según los demógrafos. La prolongada política de hijo único de Beijing — impuesta en 1980 y que limitaba el número de hijos que podía tener una pareja a una cifra inferior al promedio de 2.1 que se requiere para que la población de un país se mantuviera estable — hizo descender las tasas de natalidad.

Beijing abandonó la política de hijo único en 2016, pero eso no revirtió el declive demográfico; el número de nuevos bebés nacidos ha disminuido cada año desde entonces.
Como resultado, la mayoría de las familias chinas tienen una estructura "4-2-1", en la que los padres que no tienen hermanos mantienen a dos pares de abuelos y a un niño, dijo Yi, quien es un veterano crítico de la política de hijo único.

"La sociedad china se ha adaptado a la estructura de hijo único", dijo Yi.

Los precios inflados de la vivienda y la costosa educación infantil del país elevan el listón para tener una familia más numerosa, creando poderosos incentivos económicos para tener menos hijos, dijo. "La carga de cuidar a cuatro abuelos hace que los hogares no tengan suficiente dinero para criar a más de un niño", añadió Yi.

Los responsables políticos han intentado estimular las tasas de natalidad. El año pasado aumentaron el número de hijos que las parejas pueden tener de dos a tres. Se les ofrecen incentivos a los padres que tienen más de un hijo, como pagos en efectivo y ampliación del permiso de maternidad.

Sus esfuerzos están surtiendo muy poco efecto.

"Ninguna política gubernamental podría convencerme de tener un segundo hijo. Tienes que sacrificar mucho de ti misma para cuidar de un hijo", dice Leah Zhao, una madre de 31 años de Nanjing que ya tiene un hijo.

Zhao es un ejemplo de la estructura familiar 4-2-1. Cuando nació en 1989, fue uno de los 24 millones de bebés que nacieron en China. Cuando dio a luz a su primer hijo en 2020, el número de nacimientos se había reducido a la mitad, hasta los 12 millones.

Zhao, ex contadora, también citó factores sociales para su reticencia a tener más hijos; teme que le resulte más difícil encontrar trabajo.

"Los empleadores asumirán que quiero un segundo hijo o que las responsabilidades familiares significan que no puedo trabajar duro", dijo.

Zhao dijo que su antiguo empleador les preguntaba a las solicitantes de empleo sobre su situación personal y si tenían previsto tener hijos. "A los hombres nunca les hacen esas preguntas", dijo.

Lu Pin, una activista feminista china, sostuvo que las políticas diseñadas para estimular la tasa de natalidad mediante incentivos monetarios no abordan la razón por la que las mujeres se muestran reacias a tener más hijos. "Hay que abordar la discriminación laboral hacia las madres jóvenes antes de darles la seguridad de que no afectará a sus carreras", dijo Lu.

Pero incluso una mayor igualdad entre los sexos puede no ser suficiente para frenar el declive demográfico de China, advierten algunos expertos.

"A las mujeres chinas en edad fértil se les ha dicho durante toda su vida que tengan menos hijos", dijo Yi. "Este tipo de mentalidad arraigada no puede cambiarse de la noche a la mañana, mediante una política gubernamental".

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