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15 de abril 2023 - 5:03hs

La colza bajará unas 100 mil hectáreas y el trigo volverá a ser el cultivo mayoritario con un piso de 300 mil hectáreas, en tanto la cebada crecerá significativamente, alrededor de 25%, afirmándose la cebada maltera en 220 a 230 mil hectáreas, con un crecimiento de la forrajera y de exportación.

Los costos son muy inferiores a los del año pasado, inflados por el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania: bajan 22% a 25%, particularmente los fertilizantes.

Los precios de referencia actuales son más bajos que hace un año, una variable clave para establecer los márgenes esperables.

Con los valores actuales, el producto bruto de los tres cultivos bajaría 30% respecto al año pasado.

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Cultivos de invierno.

Los posibles márgenes

Con base en los rendimientos promedio de los últimos cinco años el margen (sin descontar renta) sería de US$ 212 por hectárea para trigo, US$ 290 para cebada y US$ 27 la colza, según las proyecciones de Ramiro Rostán, de Fucrea.

El quebranto causado por la sequía 2022/2023 en los cultivos de soja y maíz que están empezando a ser cosechados presiona a la próxima siembra de invierno –trigo, cebada y colza– que entra en etapas de definiciones.

Lo que se califica como la “revancha” de invierno es contextualizado por los agricultores de los departamentos del país que concentran el 75% del área donde rige el doble cultivo.

“El área total se va a mantener y posiblemente pueda subir algo, va a depender mucho del clima”, estimó este jueves Juan Foderé, gerente general de Fadisol.

Es necesario sembrar “más del 70%” de los 1,1 millones de hectáreas utilizadas para los cultivos de verano, unas 850 mil, repitiendo el área de la siembra 2022.

Labores de siembra.

Cuando recién se está trillando las primeras chacras de soja y maíz que no fueron enfardadas o abiertas a pastoreo, las estimaciones de Foderé apuntan a una cosecha del 30% o 40% de la superficie de soja y 10% del maíz.

Los rendimientos serán muy bajos, alrededor de 1.000 kilos por hectárea, con picos de 1.300 kilos en Paysandú.

No es un problema solo uruguayo. En Argentina la cosecha de soja comenzó con rendimientos tan bajos como 300 kg/ha y con problemas de calidad, y la estimación de producción bajó de 27 a 24 millones de toneladas según la Bolsa de Comercio de Rosario, cuando la estimación original era de 50 millones de toneladas.

Cultivos de invierno.

Menos colza, más cebada

En el sector hay coincidencia en que la colza se reducirá desde las 350 mil hectáreas desde el año pasado. “Pesa mucho el valor del grano y la rotación, además deberán ser hectáreas nuevas y no hay tanto para elegir”, afirmó Vittorio Riani, gerente comercial de Greising y Elizarzú.

Se maneja un rango de entre 220 mil y 250 mil hectáreas. En abril del año pasado la colza cotizaba a US$ 750 la tonelada y actualmente la referencia está en el eje de US$ 430 para un cultivo con rendimientos promedio de 1.800 kilos por hectárea en los últimos cinco años.

Los márgenes eran más prometedores que los resultados finalmente obtenidos. En el caso de Fucrea fueron de US$ 112 por hectárea, la mitad que la cebada y el trigo, según fue expuesto esta semana en la 3ª Jornada Nacional de Cultivos de Invierno.

Además del mercado europeo, principal destino para este grano, Fadisol anunció un acuerdo para exportar a Chile unas 55 mil toneladas (30 mil hectáreas) con una referencia de precio fijada al mercado europeo Matif.

Juan Samuelle Labores de siembra.

La cebada capta buena parte del área que deja la colza y se diversifica, con mayor presencia de variedades forrajeras y de exportación que alcanzaría entre 40 mil y 50 mil hectáreas.

“Se topea el área de cebada porque la rentabilidad es positiva”, dijo Foderé, “fue el cultivo con mayor rentabilidad el año pasado por el valor interesante de las malterías”.

Los planes comerciales 2023 de las malterías fijaron el precio de la cebada a la cotización del trigo en Chicago para diciembre, hoy en US$ 250 la tonelada.

Para la presente zafra ha sido muy demandada la semilla de cebada forrajera. “No hay un kilo sembrado y estamos sin semilla hace un mes”, contó Riani, de Greising y Elizarzú.

El mercado se movió por la demanda forrajera de exportación y porque, tras la sequía, “los productores están buscando hacer reservas para el invierno, ya sea grano húmedo o planta entera”.

El acercamiento entre China y Australia, su principal proveedor de cebada, que reestablecería los flujos comerciales puede afectar las exportaciones de Uruguay a ese destino, aunque los operadores sostienen que es un mercado que valora la calidad del producto local, por lo que seguirá activo.

Aunque hay una mayor área de cebada maltera anotada la concreción está siendo menos ágil. “Creo que se va a hacer, el productor va a querer sembrar todo lo que pueda dentro de lo factible y maltería es una buena opción, tiene financiación propia, es un ejercicio clásico”, dijo.

Cultivos de invierno.

Trigo expuesto a El Niño

De los tres cultivos mayoritarios de invierno el trigo es el que está más expuesto a las condiciones climáticas de un año Niño, que pueden afectar la calidad.

En 2022 el cereal alcanzó un rendimiento récord de 4.251 kilos por hectárea.

Aunque es difícil establecer un promedio de márgenes por la variabilidad entre zonas y chacras, Pablo Engelhardt, director de Nuevo Surco, calcula que “cebada y trigo están en el orden de los 3.000 kilos por hectárea para llegar al valor de equilibrio”, por lo que “arrimarnos a 4.000 kg/ha nos da un margen de 250 kilos por hectárea, un componente importante para ingresos en cultivos de invierno más un cultivo de verano de segunda posterior”.

Según la información analizada por Fucrea los rendimientos en años Niño tanto para trigo como para cebada están entre 10% y 15% por debajo de los de un año Niña, pero mayores a los de años neutros. No se considera una diferencia significativa, afirmó Rostán.

Catalina Rava, ingeniera agrónoma de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), señaló que la volatilidad se ha reducido respecto al año pasado, las relaciones de precios son más estables, aunque persiste la incertidumbre en los mercados.

“El año pasado tomamos un nivel de riesgo bastante importante a nivel de costos, con glifosato y urea muy caros; si bien los precios de los cultivos estaban mucho más positivos en este momento, no necesariamente se capitalizaron porque nadie vende algo que no tiene sembrado”, apuntó el gerente general de Fadisol.

En ese sentido, afirmó, “prefiero un año como éste”.

Cultivos de invierno.

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