Cansancio, dolores de cabeza y problemas de vejiga son algunos de los síntomas que tenía la adolescente Jenny Fry, de 15 años, quien se suicidó en junio de este año tras no poder soportar su
alergia al wifi. Ahora, su madre acusa a la institución educativa a la que asistía en Oxfordshire,
Inglaterra, de no proteger a su hija de los efectos físicos de lo que se conoce como hipersensibilidad electromagnética (EHS por sus siglas en inglés).
Si bien la
Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció que los síntomas son reales y que su severidad puede variar de persona a persona, no se ha podido comprobar un vínculo entre el campo electromagnéticos y el malestar reportado por varias personas de diferentes partes del mundo. "La hipersensibilidad electromagnética no es un diagnóstico médico ni está claro que represente un problema médico", publicó la organización
en un reporte de 2005.
Sin embargo, para Fry los síntomas eran tan difíciles de tolerar que terminó quitándose la vida. Su madre, Debra Fry, dijo al diario inglés
The Telegraph que era una joven responsable pero que solía recibir sanciones en su escuela por salir de clase para trabajar en lugares alejados de la señal del
wifi.
Al parecer, cuando la adolescente estaba cerca de la señal era cuando aparecían los síntomas, razón por la cual sus padres quitaron la conexión de su casa. "Le llevé mucha información al director de la institución pero dijo que había una cantidad equivalente de datos para sostener que el wifi es seguro", dijo la madre.
Fry dejó cartas a sus allegados y mandó un mensaje a una amiga antes de quitarse la vida. "Jenny murió luego de pedir ayuda a gritos" indicó su madre, quien ahora organiza una campaña para alertar sobre la alergia al wifi.
¿Enfermedad?
Aunque para la ciencia esto no tiene sustento en la realidad, para una corte francesa sí lo tuvo en agosto de este año. Una mujer de 39 años fue autorizada a recibir una pensión por discapacidad de US$ 900, en lo que fue uno de los primeros reconocimientos por parte de la ley de la EHS, según publicó
The Washington Post.
Los síntomas que describe la OMS son enrojecimiento y ardor en la piel, fatiga, dificultades para concentrarse, mareos, náuseas, palpitaciones cardíacas y problemas digestivos. Hay dos teorías con respecto a lo que podría causar el síndrome. Una refiere a la sugestión psicológica y otra a factores ambientales que podrían estar asociados. Estos son: el brillo de las pantallas, el ruido y la calidad del aire en lugares cerrados.
En julio de este año, a su vez, los diputados españoles en la Comisión Europea Estefanía Torres y Pablo Iglesias solicitaron el “reconocimiento integral de la electrohipersensibilidad, según publicó el diario El País de España. Pidieron también que se estudiara a nivel científico.