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20 de abril 2024 - 5:00hs

Solo $ 12 de cada $ 100 utilizados en distintas operaciones de pago se canalizaban por medios electrónicos.  Así se resumen la foto del sistema de pagos en Uruguay sobre finales de 2013, cuando  comprar con tarjeta de débito era una práctica muy poco extendida, había apenas 25 mil aparatos POS en la economía, el uso del cheque predominaba por sobre las transferencias, y los pagos móviles estaban muy poco desarrollados.

No menos importante es que aunque alrededor de la mitad de los trabajadores –unos 700 mil– cobraba su sueldo a través de cuenta bancaria, la amplia mayoría solo utilizaba la tarjeta para sacar dinero en efectivo en los cajeros automáticos.

El punto de partida es previo a  la ley de Inclusión Financiera (aprobada en abril de 2014), que tuvo como uno de sus principales objetivos universalizar el acceso a los servicios financieros, además de modernizar y  transformar el sistema de pagos.

La década del débito

Por encima de un sinfín de modificaciones y ajustes que la ley ha tenido en tres períodos de gobierno, destaca el cambio a favor de los medios electrónicos de pago entre los consumidores uruguayos. Ese hábito parece muy consolidado, independientemente del fuerte impulso que dieron incentivos fiscales como la rebaja de IVA. Alcanza con analizar algunas cifras claves del sistema de pagos y observar su evolución en el transcurso de la última década.

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Un dato contundente son las operaciones con tarjeta de débito, que se multiplicaron por 74 en ese período de tiempo, según datos procesados por El Observador.  Al cierre de 2013 se hacían alrededor de 5,8 millones de operaciones anuales, mientras que en 2023 se registraron 427 millones de transacciones con ese instrumento. El uso de la tarjeta de débito supera a la tarjeta de crédito en cantidad de operaciones desde finales de 2018.

En cuanto a los montos operados con debito, hoy se hacen transacciones por unos $ 430.000 millones al año, contra apenas $ 5.000 millones registrados 10 años atrás.

El incremento en los montos y en la cantidad de transacciones con tarjeta de débito se siguió dando de forma ininterrumpida aun cuando  la rebaja de IVA se redujo.  En 2014 durante el primer año de implementación de la ley, el beneficio era de 4 puntos, en 2015 pasó a 3 puntos y en 2016 bajó a 2 puntos (rebaja permanente por ley). En enero de 2017 se volvió al descuento de 4 puntos, y en marzo de 2020 retornó a dos puntos porcentuales.

A esto se puede sumar la operativa con tarjetas de dinero electrónico (tickets de alimentación o tarjetas prepagas) que comenzó a dar sus primeros pasos por 2016. Las últimas cifras muestran que al cierre  de 2023 hubo 98 millones de operaciones con este tipo de plástico.

Más trasferencias y menos cheques

También sobresale el mayor uso de transferencias electrónicas, que en cantidad de operaciones superan al cheque desde 2017 cuando se dio un quiebre. El año pasado, por cada cheque emitido se cursaron en el sistema un promedio de 19 transferencias bancarias. En 2013 se cursaba una transferencia electrónica cada 39 cheques emitidos.

Dinero en segundos

La vedette de los últimos dos años viene siendo la transferencia electrónica instantánea de dinero entre bancos, que registra un crecimiento sostenido  a medida que más instituciones se suman al sistema

Los últimos datos oficiales divulgados esta semana por el Banco Central (BCU), muestran que en todo el año pasado se realizaron alrededor de 8,3 millones de operaciones, esto es casi 10 veces más que en 2022, como informó El Observador.

Si se toma el conjunto del año pasado, la participación  de estas transacciones sobre el total de transferencias cursadas por el Sistema de Pagos Interbancario (44 millones) fue de 19%.

En tanto, si se analiza la distribución de la cantidad de transferencias intrabancarias (entre cuentas de una misma institución) hechas por personas físicas en el sistema financiero nacional, en 2023 algo más del 60% del total de operaciones se originaron en estos agentes, los que probablemente registraban el mayor nivel de exclusión financiera antes de la promulgación de la ley de Inclusión Financiera. Ese porcentaje no llegaba a 30% en 2018, fecha en la que el BCU empezó a publicar datos de transferencias desagregadas por ordenante/receptor de la operación.

Todo lo relatado anteriormente se refleja en la última medición del Índice de Pagos Electrónicos Vs Tradicionales (IPET) que elabora BCU. A diciembre de 2023 ese indicador mostró que por cada $ 100 que se gastaron en el sistema de pagos, hubo $ 74 que se canalizaron por vía electrónica.

 

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