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26 de agosto 2023 - 14:10hs

La necesidad o no de regular legislativamente el uso del campo natural en Uruguay fue puesta sobre la mesa por partida doble, con dos propuestas que tienen el objetivo de proteger un bioma pastoril único empiezan a ser discutidas.

Un proyecto de ley fue presentado por un grupo de diputados frenteamplistas que encabeza Ubaldo Aíta, representante por Maldonado, y la segunda iniciativa fue preparada por la Asociación Uruguaya de Ganaderos del Pastizal (AUGAP).

La iniciativa legislativa declara de interés general “la preservación y conservación del Campo Natural, y la promoción de políticas de manejo sostenibles del pastoreo y otros usos”, estableciendo “incentivos para la promoción de planes de manejo de uso productivo”.

Promueve la investigación, extensión y el relevamiento de áreas degradadas para su restauración y crea tres categorías de campo natural con “participación social en el establecimiento de los criterios para la definición de prioridades de conservación de los hábitats naturales a proteger”:

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  1. Sectores de muy alto valor de conservación que habilitará las mayores áreas de restricción de uso y transformación.
  2. Sectores de mediano valor de conservación con diversos usos productivos.
  3. Sectores “de bajo valor de conservación” que pueden transformarse parcialmente o en su totalidad.

Finalmente, se propone crear un Fondo de Apoyo al Campo Natural para asistir financieramente las investigaciones y planes de manejo dirigidos a preservar las áreas determinadas como prioritarias. También se prevé promover la trazabilidad de carne y lana producida en campo natural con un etiquetado distintivo.

Informe ganadero

El objetivo es conservar un agrosistema que hoy cubre unos 11,5 millones de hectáreas y que, por cambios de uso del suelo, se redujo en aproximadamente 2 millones de hectáreas en los últimos 25 años, una tasa de 78.000 hectáreas por año, según Marcelo Pereira, presidente de la Mesa de Ganadería sobre Campo Natural, creada en 2012 e integrada por 17 instituciones de investigación y de productores.

El campo natural tiene hasta 400 especies de pastos y 3.000 especies vegetales, retiene carbono, filtra agua (servicios ecosistémicos), es el principal patrimonio nutricional y fuente de estabilidad para la ganadería de cría y la producción de lana en Uruguay.

El cambio de usos del suelo con destino a agricultura y forestación, así como el sobrepastoreo, son las dos causas principales de la reducción del área de campo natural.

La oferta de alimento y la capacidad para recuperarse de periodos climáticos adversos convierten al campo natural en un recurso forrajero estratégico.

Por la Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca de Diputados ya pasaron algunos actores políticos y representantes del sector productivo, que opinaron sobre el proyecto que se propone declarar de interés general “la preservación y conservación del campo natural” y “promocionar políticas de manejo sostenible”.

Informe ganadero

Rechazos a restricciones

La primera reacción de Fernando Mattos, titular del Ministerio de Agricultura y Pesca (MGAP), fue plantear “serias reservas” con el proyecto, ya que opinó que en términos legislativos puede cambiar las reglas de la actividad productiva del país, consignó La Diaria.

Lo que genera más inquietud es el artículo del proyecto que divide el campo natural en tres categorías, una de las cuales la constituyen los “sectores de muy alto valor de conservación que habilitará las mayores áreas de restricción de uso y transformación”.

También la Federación Rural expresó reservas ante la comisión de Diputados, mientras que el presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Patricio Cortabarría, adelantó a este medio que detrás del proyecto hay una buena intención, pero que “no condice con lo que sucede en la realidad” porque se propone “regular algo que no necesita regulación” y que los propios productores controlan.

Ganadería con áreas mejoradas.

Mercedes Silva, integrante de la directiva de la Federación Rural y delegada en la Mesa de Ganadería sobre Campo Natural, expresó en el mismo sentido que la institución tiene la convicción de que “el campo natural es la joya de Uruguay” y que “quienes conservan el recurso son los productores, son los custodios”.

Silva consideró que no es fácil legislar el uso del campo natural donde hay “infinidad de sistemas” y eso “le hace ruido a la Federación Rural”, además que no se considera que la reducción de 14 a 11 millones de hectáreas sea un argumento “suficiente” para limitar o regular el uso.

Puso como ejemplo que un productor que siembra maíz o hace una pastura cambia el balance, pero la ganadería no es 100% sobre campo natural ya que en algún momento se da suplemento o se da verdeo y eso en cierta medida contribuye al equilibrio del sistema frente al sobrepastoreo.

El presidente de ARU, por su parte, aludió a un exceso de celo regulatorio y comparó esta iniciativa con la propuesta actualmente en discusión de crear un área protegida en la zona de Cerro Arequita, en Lavalleja.

“Cuando el campo queda dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) se cierran posibilidades económicas: no se puede hacer pradera, hay que pedir un plan de manejo de campo bajo la égida del Ministerio de Ambiente”, apuntó respecto a un proyecto que originalmente se proponía abarcar 30 mil hectáreas y fue reducido a unas 7.000, con una primera etapa núcleo de 560 hectáreas.

Cortabarría, quien fue citado a la comisión de Diputados para el 5 de setiembre, dijo que a los productores que tienen campos en zonas del SNAP “no les toman los padrones como garantía en el Banco República, el propio BROU les está diciendo que no valen nada”.

La implementación de una eventual ley de campo natural que limite los usos es costosa, advierte Cortabarría: “Si a alguien no le permitís innovar en su campo, tenés que subsidiarlo”.

Decisión política

En la génesis de la elaboración del proyecto de ley encabezado por Aíta está una presentación de integrantes de la Mesa de Ganadería sobre Campo Natural en el Parlamento en noviembre de 2021, en el marco del Día Nacional del Campo Natural, una fecha de reflexión sobre el recurso que se celebra desde 2018.

En esa oportunidad, Marcelo Pereira expuso que en desde fines del siglo XX hasta el presente la cobertura de campo natural se redujo del 80% a algo más del 60% de las tierras productivas del país.

Y dijo que “si se sigue reduciendo el campo natural, los políticos deberán evaluar hasta qué punto es viable perder servicios ecosistémicos y ganar plata; hasta cuándo va a bajar el campo natural, es una decisión, en definitiva, política”.

Con la pelota en su cancha, el diputado Aíta –presente en esa comparecencia– elaboró el proyecto que ahora está en discusión y que asegura que no persigue “modificar las reglas de la actividad productiva del país, ni generar una contradicción entre producción y conservación”.

Como bien señala Pereira, el campo natural explica la competitividad que tiene la carne y la lana a nivel internacional: “Producimos a bajos costos porque tenemos campo natural”.

En lo que coinciden todos los actores es en la necesidad de incentivar la investigación y la transmisión de conocimientos y herramientas de gestión a los productores.

“Lo más importante es la promoción, el asesoramiento técnico y acompañamiento al productor, que sepa lo valioso que es”, apuntó Mercedes Silva. Indicó que la Federación Rural está dispuesta a dar la discusión “en el sentido de la promoción y de la valorización, y destinar recursos para investigación y asistencia técnica” aunque, matizó: “yo no sé si hay que legislar para eso o seguir usando los mecanismos como se viene haciendo”.

Campo natural en Uruguay.

 

 

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