Leonardo Carreño

Por qué la pandemia impactó de forma desigual a las librerías y cómo ven el futuro del libro

El sector editorial fue uno de los menos golpeados dentro del ámbito cultural, en parte, gracias al comercio electrónico, sin embargo, no a todas las librerías les fue igual durante el último año

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19 de abril de 2021 a las 05:00

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Entre luces y sombras, el sector editorial logró mantenerse a flote desde que se declaró la emergencia sanitaria en marzo de 2020. Libreros y editoriales coinciden en que la pandemia afectó de forma desigual al sector y que el comercio electrónico fue el gran salvavidas. Algunos corrieron la transformación digital de atrás pero pudieron adaptarse, otros ya venían trabajando su canal de venta online desde antes y pudieron hacerle frente a la pandemia de mejor manera y otros tantos aún siguen sin poder acomodarse.

Paneo general

La Cámara Uruguaya del Libro (CUL) es un conglomerado que abarca a tres tipos de socios dentro de la industria del libro: editoriales, distribuidoras y librerías, cada una de ellos con sus propias características y realidades, sin embargo, para todos, los meses de marzo, abril y mayo de 2020 fueron los más complicados, debido a la falta de circulación del público y al poco desarrollo del comercio electrónico entre las librerías, algo que fue modificándose en el correr del año.

El golpe más duro para el sector se dio con el cierre de los shoppings, lo que significó que las principales bocas de venta —unas 25, según la CUL— estuvieran inactivas. “Nos quedamos sin nuestros principales vendedores, que representan más de la mitad de las ventas de todo el país. Con esos puntos de venta cerrados y con las otras librerías muy limitadas, fueron meses complicados”, afirmó a El Observador Álvaro Risso, presidente de la Cámara y copropietario de la librería Linardi y Risso.

Bookshop, una de las cadenas que se encuentra en los shoppings, enfocó su trabajo en el servicio online durante esos meses y mantuvo los locales a la calle abiertos con horarios reducidos. Según su directora, María Laura Arrosa, la pandemia les significó un avance fuerte en la digitalización, tanto de los productos como de la forma en que venden y se relacionan con los clientes. “Los libros ligados a la educación, los textos de estudio, no sufrieron en gran medida la pandemia, en esto de que las familias priorizan la educación en situaciones de crisis, pero los libros de interés general sufrieron una caída en ventas del entorno del 25% que aún no se logra recuperar”.

Según Risso, al reabrir los shoppings, empezó lentamente una recuperación del sector, tanto para las librerías como para las editoriales, pero hasta hoy el mercado se mantiene irregular: “a algunas librerías les ha afectado profundamente y a otras prácticamente nada”, sostiene. “Es muy difícil dar un diagnóstico redondeado, depende mucho de cada librería, donde está ubicada, cuál era su público, cómo desarrolló su comercio electrónico, si lo tenía de antes, si lo puso a las apuradas”, detalla el librero.

Aquellas ubicadas en zonas turísticas y céntricas fueron las más afectadas debido a la falta total de turistas y a la disminución de la movilidad producto del teletrabajo. Sin embargo, aquellas librerías de barrio, con un público ya establecido y/o con una pata fuerte en el ecommerce, pudieron sobrellevar la crisis mejor paradas y, en algunos casos, hasta crecer.

Risso reconoce que el impacto negativo del coronavirus para el libro fue en menor medida en comparación con otros productos culturales, como el cine, el teatro o la música, y no se produjeron cierres masivos de librerías.

En Uruguay se mueven entre tres y cuatro millones de libros de venta anual, (sin contar los usados y los que se venden con diarios o en kioscos), sin tener una estadística exacta, creemos que debemos estar entre un 20% y un 25% por debajo de lo que era una situación normal”, dice el presidente de la Cámara.

Los libros de cocina, de autoayuda, de astrología, de esoterismo, la literatura infantil y los libros de ficción en general fueron los más vendidos. Si bien no hay datos estadísticos, desde la Cámara y los actores entrevistados perciben un aumento en el hábito de la lectura durante el último año, pero aclaran que eso no se vio reflejado necesariamente en las ventas.

Del estante al catálogo web

Hasta que llegó la pandemia, las ventas por internet de libros físicos en Uruguay era insignificante, pero desde marzo de 2020, el comercio electrónico se convirtió en la herramienta salvadora del sector para sobrellevar esos primeros meses y también el resto del año. “Quienes pudieron capitalizar ese tipo de ventas fueron los que estaban de antemano preparados, que ya venían realizando comercio online, después se les fueron sumando otras librerías que no estaban preparadas, pero a esas les costó más”, dice el presidente del CUL.

La librería Escaramuza fue una de las que ya tenía desarrollada una plataforma de ecommerce. “Veníamos con un plan estratégico de cinco años para prepararnos para convivir con Amazon o diferentes ecommerce internacionales, ya estábamos en ese proceso y lo que hicimos fue acelerarlo, tomamos decisiones muy rápidas y tuvimos una ejecución de equipo muy buena. Hoy por hoy el comercio electrónico representa el 40% de la facturación total de la empresa en libros y antes era cercano al 8%”, cuenta Alejandro Lagazeta, director en Escaramuza, Criatura Editora y La lupa Libros.

Escaramuza, más allá de ser una librería, es un proyecto cultural en sí mismo, con una pata gastronómica, de tienda, de distribuidora y de talleres, que emplea a 52 personas. En vista de que el espacio gastronómico no iba a poder funcionar por unos meses en el local, decidieron implementar también el delivery y la venta online de sus productos de cafetería. Pero pese a esta reconversión, la realidad es que la venta de los libros fue la que terminó sosteniendo a la gastronomía.

Ya desde marzo de 2020 Escaramuza se preparó para resistir a la crisis del covid y a la inminente posterior crisis económica. “Otra decisión que tomamos en 2020 fue que cada cosa que hiciéramos por la pandemia tenía que quedar para adelante en el tiempo y no hacer algo momentáneo. Todos los cambios que generáramos tenían que quedar para adelante y eso hicimos”, dice su director, y eso les permitió tener continuidad en los proyectos y sostenibilidad en las diversas patas de la librería.

Para Puro Verso, la situación fue un poco más complicada, ya que ni siquiera tenían página web. “La teníamos en desarrollo con miras a lanzarla en el segundo semestre del 2020 y aceleramos”, dice Juan Castillo, propietario de Puro Verso. La librería estuvo cerrada desde mediados de marzo hasta mediados de abril del año pasado, en ese tiempo realizaron el inventario (más de 45 mil ítems diferentes y casi 90 mil libros) y en junio sacaron la web con una estrategia “agresiva” de descuentos y envíos sin costo. Ese mes, entre las ventas de la web, las del local y las telefónicas, superaron las ventas de junio de 2019, pero el margen de ganancia fue menor, debido al descenso de las ventas en el salón.

En diciembre, la librería sumó como canal de venta a Mercado Libre, y si bien aún tiene espacio para crecer allí, las ventas en la plataforma sumadas a las de su propia web le representan a Puro Verso el 25% de su facturación desde hace unos meses.

“Este año arrancó bien en el salón, pero desde mediados de marzo se ha notado que bajó la gente en 18 de Julio y, por ende, las ventas en el local”, dice Castillo y agrega: “Siempre está el tema de la incertidumbre y eso juega operativamente”.

A Libros del Paso la pandemia la encontró en pleno proceso de expansión. A su local ubicado en Paso Molino hace ya veinte años, había sumado en 2018 el local Feria del Libro, una librería con más de ochenta años de historia sobre 18 de Julio, casi Yaguarón. “La compra implicaba el desafío de renovarla y hacerla crecer. Ahí fue donde sentimos más el golpe de la pandemia, nos complicó los planes y el proceso de mejora de esa sucursal”, cuenta uno de sus propietarios, Carlos Cáceres. El cierre a mediados de marzo de los locales fue duro para ellos, ya que les cortó el momento de zafra más importante del año: la venta de libros de estudio, que les representa un 40% de la facturación anual.

“Si bien después hubo una reapertura y algo de ese material volvió a pedirse, hay mucha mercadería que no tuvo salida y este año, que pensábamos aspirar a algo mejor, vuelve prácticamente a pasar lo mismo”, dice Cáceres y agrega que la pandemia los dejó en “una especie de estado de alerta permanente”. Si bien las ventas a través de su página web y de Mercado Libro han ido creciendo de forma sostenida desde hace un año, según Cáceres, “no compensa la caída” que tuvieron en las sucursales de forma presencial.

Los creadores de libros

“Desde Penguin Random House tenemos un especial interés en que los libreros mejoren sus estrategias de ecommerce. En ese sentido, buscamos que nuestros clientes tengan libros disponibles en sus webs, proveyéndoles de buenos metadatos, automatizando procesos para que esa carga de datos les lleve menos tiempo, otorgando material gráfico de nuestros libros para sus webs, intensificando nuestro servicio de entrega en fechas claves vinculados a campañas de ecommerce. Incluso hemos hecho alguna pequeña capacitación en marketing digital”, explica Rodrigo Arias, director de Penguin Random House Uruguay, una de las más grandes en el país.

Para las editoriales, la imposibilidad de realizar lanzamientos de sus nuevos libros, sumado a la baja en las ventas y la incertidumbre, se reflejaron en una baja en los títulos publicados en el año, que fue menor a lo planificado. Como empresa, Penguin Random House, tuvo que replantearse el plan editorial, “reduciendo el número de novedades en un mercado que aparentaba no ser receptivo para tanto libro”.

Las presentaciones de autores pasaron a ser virtuales, reorganizaron al equipo de logística, se focalizaron en colaborar con el canal online con promociones atractivas para los lectores y que generen valor para los libreros. Arias pone como ejemplo de esto último el lanzamiento del libro Ollas del mundo, del colectivo Garage Gourmet, en preventa a un precio promocional de 200 pesos menos para quienes lo reservaran durante el mes de abril de 2020. “Esto les permitió a las librerías ir haciendo caja en un mes de muy baja venta”, dice.

La editorial terminó publicando menos libros de los que tenía previstos, al igual que le sucedió a Editorial Planeta, que bajó la edición local casi a la mitad: “Tuvimos que pasar muchos libros para este año y para otros, internacionalmente pasó lo mismo”, dice Amir Hajjoul director de Grupo Planeta en Uruguay.

“Si hablamos del rubro en general, fue un año muy difícil. Se estima entre un 20% o un 30% la baja de ventas. Ahora, como director de la editorial, en el año no sentimos la caída, capaz que sí sentimos el no crecimiento”, explica Hajjoul

Tanto Editorial Planeta como Penguin Random House, tuvieron que enviar a parte del personal a seguro de paro total y/o parcial los primeros meses de la pandemia, pero no hubo despidos. En el caso de las librerías entrevistadas, la situación fue similar.

Perspectivas 2021

Amir Hajjoul de editorial Planeta es optimista y cree que este año “va a ser un año normal para el rubro, o al menos para la editorial. Vamos a sacar todas las novedades que dijimos que íbamos a sacar, no está habiendo recortes en las filiales”.

Arias, de Penguin, vive el 2021 como “una especie de continuación del 2020, pero ya con la piel más curtida. Mientas no haya cierre de canales de venta, esperamos algo similar al segundo semestre de 2020”.

Para las librerías, el gran desafío es seguir desarrollando y posicionándose en el comercio electrónico. “Veremos en qué deriva, si se instala el ecommerce —probablemente sí—, si sigue creciendo o si decrece en la medida en que podamos volver a los paseos de las librerías”, dice Risso de la CUL, “Se verá en un futuro si pasa a ser un elemento más de negocio en la librería y no el prioritario”, Risso.

Amenaza y oportunidad
El ebook (libro electrónico) no es visto por los libreros como una amenaza, o al menos no a corto plazo, ya que el porcentaje de ventas es bajo, “no llegan ni al 5% de las ventas totales del libro”, dice Amir de Planeta y agrega que, “tampoco los audiolibros están siendo un boom. Cuesta creer que venga algún formato a desplazar al libro físico”.
Para Juan Castillo, de Puro Verso, lo que puede afectar un poco más es que los grandes grupos editoriales ofrecen libros que no traen en formato físico y solo ofrecen en ebook en el mercado uruguayo, sin embargo, opina que, como herramienta para el consumidor, “mientras se cree hábito de lectura todo es bueno”. 
 
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