Producir en verano, un desafío cada vez más difícil

Todo hace suponer que la primera quincena de enero será adversa para el campo

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31 de diciembre de 2021 a las 12:00

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El agro uruguayo transita dos realidades diferentes. Por el lado de las actividades más extendidas: la ganadería, la lechería y los granos que se cultivan usualmente sin riego, hay firmeza en los mercados pero la producción se ve cada vez más amenazada por veranos tórridos y que en situaciones Niña traen muy pocas lluvias sobre Uruguay. Es la situación actual, pero es algo recurrente. Más allá de la Niña, el factor clima y exceso de calor golpea cada vez con más frecuencia.

Por otro lado la situación del arroz es la inversa, con buena luminosidad y riego, se encamina a un muy buen rendimiento, pero no participa de la suba de precios del resto de los alimentos, deberá remar con productividad lo que pueden ser precios mediocres. 

Del mismo modo los cultivos regados van gradualmente creciendo, típicamente en maíz. 

Rendimiento de granos

El riego se abre camino

Tanto en la agricultura como en la ganadería el verano se ha ido confirmando como la estación más peligrosa. 

El riego se va abriendo camino más allá del arroz, aplicado a algunos miles de hectáreas de soja y maíz. Pero sigue siendo una fracción minoritaria del área sembrada.

En la agricultura Uruguay sumó dos cosechas favorables de invierno (trigo, cebada y colza), cultivos en los que la escasez de agua suele resultar favorable, de modo que mientras los cultivos de invierno lograron dos muy buenas cosechas, los de verano vienen de una mala cosecha y con la actual en riesgo creciente. Eso ya está generando una expansión de los cultivos de trigo, cebada, colza.

Los precios son muy buenos tanto para estos cereales como para las oleaginosas.

Cultivos de invierno

Las olas de calor

Los cultivos de invierno se han visto estimulados por las olas de calor de otros países. En las zonas geográficamente más frías del hemisferio Norte, como Canadá y el norte de Estados Unidos,  trigo, cebada y colza, el año pasado tuvieron daños graves por calor.

En Estados Unidos la zona de Kansas es donde se siembra trigo de invierno, pero ahora está atravesando una dura sequía.

De modo que cabe esperar que el próximo otoño la tendencia a una expansión de los cultivos de invierno continúe en Uruguay. 

Mientras, los cultivos de verano empiezan a sufrir cada vez más y para la mayoría de los productores puede ser el segundo año consecutivo de rendimientos flojos. Pero en el caso de esta zafra con costos incrementados respecto a la anterior la suba del precio de los granos lleva a mayores costos de renta y mayores precios en los insumos. Un quiebre de la zafra puede resultar en pérdidas graves.

El diferencial de riesgo entre las agriculturas de invierno y verano parece ensancharse.

Área de maíz

Lo que pasa en ganadería

En la ganadería se da una lógica similar. En el siglo XX lo más desafiante para la producción ganadera era cruzar el invierno. Cuando las heladas empezaban temprano y eran frecuentes, la calidad de las pasturas disminuía pronto y los ganados iban desmejorando su estado, se hablaba de que agosto los preparaba y setiembre se los llevaba.

El primer rebrote de primavera encontraba a los animales tan débiles que morían por una diarrea o por entrar a una aguada y quedar atrapados en el barro. Las mayores faenas eran en otoño para prevenir el invierno, ahora las mayores faenas son en octubre, noviembre y diciembre.

En este siglo el invierno se prepara con reservas forrajeras y se cruza en general con menos inconvenientes. 

Pero en este mes de diciembre ya se percibe en el centro del país un desmejoramiento importante de las pasturas y los ganados que se acentuará en enero. Esto significará una menor producción de terneros en la próxima primavera, al menos respecto a lo que los productores aspiran. Se hará tal vez cada vez más frecuente el entore de invierno y el destete precoz.

Merece destacarse que la disponibilidad de pronósticos de mediano plazo permitió una previsión mucho mayor que en el pasado. 

Los productores faenaron todo lo posible, pudieron ajustar cargas y en parte es una de las razones para el espectacular crecimiento de la faena de 31% en 2021, que la llevó a ser récord. 

A diferencia de otros veranos difíciles, este frenará un poco la producción de terneros prevista, pero no interrumpirá un proceso fuerte de transformaciones favorables que tiene en su centro una recría mucho más veloz y el uso de grano en distintas etapas del ciclo productivo, desde el destete precoz, específicamente importante en este verano a la terminación de los novillos.

Faena

Un panorama complicado

En la producción lechera también se va complicando el panorama y la remisión va cayendo. Se había mantenido por encima de la producción 2020 hasta setiembre, pero de octubre en adelante está por debajo de la del año pasado.

La producción uruguaya no solo ha crecido en productividad en los últimos años, también ha mejorado en su resiliencia. Desde la investigación a las medidas prácticas, ha mejorado la sombra, la disponibilidad de agua y el uso de granos, fardos o silos para complementar o sustituir el forraje faltante en veranno. Pero aún así una sucesión de veranos Niña en tiempo de calentamiento es un riesgo grande. 

Mientras, en el campo se evalúan estrategias para lo que parece ser un rediseño productivo: los inviernos van volviéndose gradualmente más manejables y los veranos más difíciles. 

¿Conviene sumar al entore de verano uno en invierno para dar revancha a las vacas falladas? ¿Pasa el trigo y la cebada forrajeros a complementar significativamente a la oferta local de maíz y sorgo? ¿Pasarán los tambos a cerrar en enero? ¿Cómo armonizar el bienestar animal con ganado encerrado en corrales en enero?

Dado que la tendencia a complicarse de los veranos seguirá haciéndose más notoria a lo largo de todo este siglo, seguramente la agronomía y veterinaria deberán pensar las estrategias de adaptación.

Un potrero sin sombra en estos tiempos será cada vez más cuestionable. 

En ese sentido tanto los sistemas forestales convencionales como el silvopastoreo parecen ser sinergias que serán exploradas.

“Las últimas primaveras no han sido muy buenas, lo que no ha permitido acumular pasto para el verano. El aumento de temperatura genera una gran evaporación, y este año se sumó el viento constante, lo que hizo que base secara más rápido el pico pasto que había y las aguadas. No queda otra que adecuarse al cambio, y rápido”, comentó un productor del este del país.

Los pronósticos indican que el próximo verano no será Niña y lo que para muchos productores son tres años seguidos de problemas productivos pueden tener una pausa. Pero la tendencia parece irse consolidando, el verano para producir se ha convertido en la estación más difícil del año. Y en 2022 el riesgo es creciente. Un fenómeno global que ha contribuido a lo que en el mundo se llama la “inflación de los alimentos” y que parece golpear por segundo -y en algunas zonas- por tercer año consecutivo. 

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