Diego Battiste

Con el lema "Inmigrantes somos todos", programa inédito ayuda a emprendedores extranjeros

¿En qué consiste Emprender sin fronteras? Conocé algunas de las historias de sus participantes

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09 de agosto de 2019 a las 05:00

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Bajo el lema “Inmigrantes somos todos en este mundo”, en mayo se lanzó el programa Emprender sin fronteras. Actualmente avanza con 30 inmigrantes que están desarrollando sus negocios en etapas incipientes. Está dirigido a emprendedores extranjeros que llegaron recientemente a Uruguay, y es organizado por Fundación ­­­­­­­­­­­­da Vinci y Youhub Cowork, con el apoyo de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) y la asociación civil Manos Veneguayas.  La participación es gratuita, requiriéndose el registro; las entidades organizadoras efectúan una pre-selección dada la cantidad de interesados.

Sergio Delgado, presidente ejecutivo de la Fundación da Vinci, da a conocer algunos detalles del programa y cómo han ido avanzando en estos meses. Delgado también es psicólogo, con maestrías en Negocios y en Ética.

¿De qué se trata “Emprender sin fronteras”?

Es un programa inédito para acompañar a los emprendedores inmigrantes que están en Uruguay desde hace unos dos años aproximadamente.  

Por diferentes contextos socio-económico-políticos, muchas personas de la región se han visto en la necesidad de salir de sus países y han llegado a Uruguay con la intención -o el conocimiento- de emprender, pero les falta información sobre cómo hacerlo, vínculos en el mercado local o capital social.

El objetivo del programa es apoyarlos y darles orientación, porque generan puestos de trabajo y valor a Uruguay, a través de sus negocios.

Diego Vila

¿En qué consiste el proceso de acompañamiento y orientación?

Durante un par de meses damos un ciclo de talleres técnicos donde trabajamos temas específicos sobre Uruguay: cómo abrir una empresa en este país, cuáles son las distintas opciones jurídicas existentes (monotributo, sociedad, unipersonal, SRL), qué figuras se ajustan más a cada emprendimiento.

También abordamos metodologías universales: cómo repensar el modelo de negocio, cómo sumar más valor a la propuesta, cómo comunicar el emprendimiento, etc.

Luego, continuamos con una mentoría personalizada con el fin de generar un plan de trabajo que deben desarrollar en un horizonte de doce meses. Desde el programa, hacemos el seguimiento del cumplimiento del plan.

¿Dan financiamiento?

No, pero sí mostramos las opciones de financiamiento público y privado que existen en el país.

Usted fue el ideólogo del programa, ¿cómo logró darle forma?

En realidad, le dimos forma a la idea en las conversaciones con Youhub, desarrollando una mirada social a las poblaciones con frecuencia invisibilizadas, como lo están muchos inmigrantes. Ellos pueden aportar a la sociedad uruguaya, pero no tienen las herramientas o la información sobre cómo  hacerlo.

Diego Vila

¿Cómo fue la respuesta a la convocatoria que realizaron para el lanzamiento en mayo?

Superó nuestras expectativas. Tuvimos más de 140 interesados. El día del lanzamiento, como la convocatoria fue realizada, en gran parte, por la sociedad civil Veneguayos, se acercaron muchos venezolanos, pero los inmigrantes provienen de los más diversos países, como Chile, Brasil, Cuba, Centroamérica.

¿Cómo hicieron la selección de los emprendedores con quienes trabajar, de ese total de 140?

Nuestra propuesta fue desarrollar una ronda de capacitación a treinta emprendedores y tuvimos que hacer una selección en base a la madurez de cada emprendimiento y analizando los desafíos a los que se enfrenta cada emprendedor.

¿De qué países provienen específicamente esos 30 emprendedores, y qué tipo de negocios tienen?

Son de Brasil, Venezuela, Polonia y Chile. Los negocios son muy variados, lo que hace muy rico el acompañamiento grupal. Lo que más predomina son los negocios en las áreas de software y alimentos, seguidas por servicios profesionales para empresas, como consultoría en comunicación, contabilidad y administración.

¿Cuál es la situación promedio de los inmigrantes que se acercan?

Es variado, pero nos hemos encontrado con una media de personas con alta formación o con educación avanzada. Asimismo, vemos que muchos de ellos están actualizados en lo que es el mundo empresarial.

Otro aspecto es que no vienen con capital como para invertir en un negocio, sino que lo van forjando con el ahorro de sus sueldos con sus diferentes trabajos acá. La mayoría tienen empleos y emprenden sus negocios en paralelo.

Nosotros no apoyamos a proyectos a desarrollar en el futuro, sino que ya están iniciados o, al menos, en etapas tempranas.

¿Piensa que las políticas actuales del gobierno son suficientes para ayudar a los inmigrantes?

Son buenas y con opciones variadas. De hecho, la mayoría de los inmigrantes están legales o en proceso de obtener la ciudadanía y desarrollar sus negocios en Uruguay, con las herramientas que el Estado ofrece.

Por ejemplo, está el apoyo de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), el del Ministerio de Desarrollo Social, de las unidades de los gobiernos departamentales como Mipymes de la Intendencia de Montevideo, con sus programas gratuitos. También está la Agencia Nacional de Innovación e Investigación (ANII) y los planes del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM). Es decir, a nivel público hay apoyos de distinto tipo. Algunos son subsidios, otros son créditos, mentoría y demás herramientas.

En ese marco, nuestro programa focaliza la información sobre las opciones y las difunde a los inmigrantes.

Pienso que no hay que reclamarle al Estado. No es responsabilidad del “Papá-Estado” llegar a cada rincón de la República, todos tenemos una cuota de responsabilidad en difundir la cultura emprendedora y las herramientas de apoyo desde el sector público y privado, tal como lo hacemos con la Fundación da Vinci.

¿Cuáles son los planes en relación a este programa para el próximo año?

Nuestro anhelo es hacer una segunda edición del programa y llegar a más personas. No a 30 como este año, sino a 100.

 
Historias inmigrantes y emprendedoras

Diego Battiste

Gunilla Álvarez, gestora cultural, venezolana, 49 años de edad.

Viviendo en Caracas, Gunilla fue convocada en 2015 por el entonces director general del SODRE, Gerardo Grieco, para ocupar la posición de directora técnica del Auditorio Nacional, con el fin de apoyar técnicamente la gestión del director artístico Julio Bocca.

En ese entonces, ella estaba buscando alternativas laborales, porque debido a la crisis en Venezuela, sentía que los proyectos culturales allí eran cada vez más pobres. Su experiencia suma 14 años en el Teatro Teresa Carreño, el teatro más importante de su país, habiendo llegado a jefe de Escenario del Ballet Nacional de Caracas, de la mano del maestro Vicente Nebrada, quien había sido maestro de Julio Boca.

“Me desempeñé en el SODRE por dos o tres años. Fue una experiencia increíble, porque el equipo es joven, con ganas de formación y con muchas mujeres, lo que es un viento fresco. Lamentablemente, Julio Bocca se fue y no me renovaron mi contrato; rescindió en diciembre de 2017”, contó.

“Queremos aportar entusiasmo a Uruguay, esa energía que tenemos los caribeños”, Gunilla Álvarez, fundadora y coach de Stage Management.

Desde el desempleo, Gunilla decidió desarrollar un emprendimiento que consiste en el taller “Stage Management”. Se trata de una formación técnica integral para operadores escénicos: iluminadores, personal de audio, utileros, pintores escenográficos. “Como en Uruguay no tenemos un lugar de formación del operador técnico para la escena, esa es mi propuesta”, explicó.

Diego Battiste

El taller está dirigido al personal de auditorios y teatros, como el Teatro Solís, el SODRE, la Sala Verdi, los teatros del interior del país y otras salas. “Ya di el taller en la Sala Verdi”, ejemplificó.

Sobre el programa “Emprender sin fronteras”, dijo: “Son tremendos mentores y me orientan mucho con la plaza local que no conozco a fondo”.

Gunilla vino a Uruguay con su esposo, Alberto Vergara, quien es músico y director de orquesta, y sus dos hijos, de 20 y 14 años.

Camilo dos Santos

Jakub Balicki, emprendedor exportador de vinos, polaco, 33 años de edad.

“Vine a Uruguay en 2018 porque mi novia es uruguaya. Fue una buena decisión”, dijo Jakub con un español básico y mezclado con inglés.

Jakub nació en Polonia, donde se graduó de abogado y trabajaba en un banco y en la oficina administrativa en una universidad. En Uruguay es empleado en el departamento de nuevas tecnologías en una compañía internacional.

Su emprendimiento es la comercialización y exportación de vinos uruguayos a Polonia. “Existe un gran potencial de llegar mejor a los mercados polacos, porque allí el consumo de vino está creciendo y la gente está comenzando a apreciar más esta bebida. Esto es una oportunidad importante para las bodegas de Uruguay”, comentó.

Jakub aclara que no es especialista en el proceso de elaboración de vinos o en degustación, sino que se centra en el área comercial. “Mi visión es desde el punto de vista de la exportación y mi formación como abogado también me ayuda”, reafirmó.

Camilo dos Santos

Se enteró del programa “Emprender sin fronteras” en Twitter. “Como inmigrante estoy interesado en unirme al ecosistema emprendedor local y conocer más sobre el país y su gente. En el programa me han ayudado a definir mejor mi proyecto de acuerdo al mercado uruguayo y a desarrollar mis habilidades de negociación”, observó.

“Planeo quedarme en Uruguay, confío en desarrollar mi negocio, me gusta mucho el país, su gente y su comida”, concluyó. Ya ha establecido contacto con bodegas nacionales y su emprendimiento está en marcha.

Leonardo Carreño

Patricia Colina, ingeniera civil con un emprendimiento en diseño gráfico, venezolana, 31 años.

Llegó a Uruguay con su esposo, su hija (hoy de 3 años) y una de hermanas, en 2017. Al año siguiente, vinieron sus padres y su otra hermana. “Nos fuimos de Venezuela por la crisis económica y para ofrecerle un futuro mejor a mi hija”, contó.

Su emprendimiento se llama “Estudio Petite Venise” y está dedicado al diseño gráfico, contenido y papelería. “Lo desarrollamos con mis hermanas, una es arquitecto y la otra es estudiante de Comunicación Social. Nos complementamos”.

Como ejemplos de sus trabajos, cabe citar: diseños gráficos y corporativos, refrescamiento de logotipos, tipografía de las marcas, elementos de papelería, propuestas creativas en cuadernos, cartucheras, tazas de café, stickers, redes sociales.

Entre sus clientes está Rania, que es una marca de tejido artesanal, la cual a partir de la acreditación de “Uruguay Natural”, les solicito cambiar el diseño de las etiquetas de su ropa para reflejar esta nueva condición.

“Uruguay es el país más fácil para obtener la residencia”, Patricia Colina, cofundadora de Estudio Petite Venise.

También trabajaron con algunas marcas de venezolanos en Uruguay, como el estudio de estética de cejas y uñas Lovely Uruguay (realizaron el diseño interior del local que abrieron en Pocitos); y Food & Love (diseñaron su establecimiento ubicado en el Cordón).

Leonardo Carreño

Las emprendedoras no tienen local propio y apuntalan sus ventas a través de las redes sociales, principalmente Instagram y la tienda online Etsy.

Sobre el programa Emprender sin fronteras, destacó: “Nos ayuda a pensar alternativas sobre cómo constituir la empresa y a qué organismos acudir para solicitar préstamos”.

Paralelamente a su emprendimiento, Patricia está tramitando su reválida de Ingeniería Civil y trabaja en la empresa de tecnología NetPC.

 

 

 

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