A medida que avanza la actual ola de la pandemia, con un número dolorosamente alto de fallecidos diarios (que va a determinar un abril con casi 1600 fallecidos, casi el doble de marzo) y también un número elevado de contagios, aumentan las demandas al gobierno del presidente Luis Lacalle para que adopte medidas más restrictivas de la movilidad. Más restrictivas aún de las que se han ido tomando en las últimas semanas. Se tilda al presidente de insensible y de privilegiar la economía sobre la salud. Y eso teniendo en cuenta que el efecto económico ya está aquí, con un primer trimestre de actividad deprimida. Todos estamos a la espera de los efectos de la vacunación, que tardarán quizá un par de meses y que no serán una solución mágica. Según las proyecciones del GACH, no es previsible que los fallecimientos de mayo sean menores que los de abril. Por tanto, se requerirá mantener medidas de precaución, de cierto distanciamiento físico, de mucha limpieza. Se requerirá, en definitiva, mucha responsabilidad individual y ciudadana. Esa responsabilidad que visiblemente está faltando en muchos sectores de la sociedad. No ha sido posible “blindar abril” y parece difícil “blindar mayo”.
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