Aris Messinis / AFP

Se llama invasión

El mundo parece rumbo a repetir lo peor del siglo XX

Tiempo de lectura: -'

26 de febrero de 2022 a las 05:03

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Imaginemos que un presidente brasileño empieza a acumular tropas en la frontera con Uruguay y a argumentar que fuimos parte de Brasil en el siglo XIX.

Argumentan que somos una amenaza para la población riograndense. Y a inventar que nosotros atacamos aquí o allá. Podría ser un presidente perpetuo de derechas o de izquierdas, el autoritarismo es ambidiestro.

Imaginemos que las tropas brasileñas entran por Artigas, por Rivera, por Cerro Largo y por Rocha y bombardean Paso de los Toros, Atlántida, Colonia del Sacramento. Es una invasión. Uruguay incapacitado estructuralmente de dar batalla ante un enemigo abrumadoramente superior solicitaría la ayuda internacional y los demás países declaran algo así como “arréglense, dejen de pelear”. 

Con la misma prepotencia que Putin ha heredado de los zares, de Lenin, de Stalin, de Brezhnev y con la misma actitud imperial con que invadieron Afganistán y pactaron con Hitler en el tratado Ribbentrop-Molotov para devorarse parte de Polonia, los estados bálticos y fortalecer a Hitler.

Tal vez oficialmente no podemos condenar la invasión. No podemos llamarla por su nombre. China se niega a hablar de invasión y nuestra dependencia de sus compras ya es demasiada y es mejor solo decir que preferiríamos la paz. Nuestra economía florecerá dependiente de un comprador hegemónico que ha solventado un golpe de Estado en Myanmar, ha aplastado la democracia en Hong Kong y se apresta a invadir Taiwán, cuando lo estime conveniente.

Son tiempos adversos para la democracia en el mundo, un retroceso derivado del humanismo que impide a los países democráticos extorsionar con el uso de armas nucleares como explícitamente ha hecho el presidente perpetuo del imperio ruso.

Las guerras, en definitiva, nos convienen. Los chinos nos pagan precios asombrosos por la carne y la soja, y  con esta guerra el trigo se irá por las nubes (también el gasoil y el fertilizante). Nada para celebrar.

Un agricultor estadounidense lo expresó claramente este jueves mientras se discutía a cuánto llegaría el precio del trigo, el maíz y la soja. Advirtió sobre el Marketing sobre el dolor de la gente y dijo crudamente.

“No me gustan este tipo de publicaciones.

Estamos haciendo planes de mercadeo sobre las espaldas y el sufrimiento de un pueblo... de un país... tal vez esto no sea nuevo... también hay sufrimiento cuando los precios suben por la sequía que hizo sufrir a la gente... y muchos otros...

Pero de alguna manera esto se siente diferente.

Ver gente vestida como nosotros, su trabajo, sus fincas, equipos...Ver la gente que se amontonaba en un subterráneo, debido a que no tenían adónde ir...

Imagina tu granja... tu trabajo, tu lucha, ver un tanque pasar por encima de ella, bombas,... todo se ha ido... no es tuyo, es de Rusia.

Hoy sal y mira tu granja... luego inténtalo, imagina que se ha ido.

Entonces... que hacemos aquí donde estamos “a salvo”...así que la pregunta es, ¿hasta dónde vamos a llegar?

Con el presidente argentino deseándole a Putin que Argentina “sea el puente de entrada de Rusia en América Latina” con Bolsonaro visitando al presidente ruso para rendirle pleitesía y pedirle fertilizantes, con Trump diciendo que lo de Putin le parece genial, las  democracias americanas aparecen aturdidas, divididas mientras los autoritarios parecen focalizados en aumentar su poder sin respetar la legislación internacional, consiguiendo el previsible apoyo de Cuba, Venezuela y Nicaragua. 

Es posible que la diplomacia no permita llamarle invasión a una invasión. El presidente electo de Chile ha sido más claro, tal vez porque todavía no ha asumido. 

Gabriel Boric ha escrito lo siguiente: “Rusia ha optado por la guerra como medio para resolver conflictos. Desde Chile condenamos la invasión a Ucrania, la violación de su soberanía y el uso ilegitimo de la fuerza. Nuestra solidaridad estará con las víctimas y nuestros humildes esfuerzos con la paz”. 

Todos los países pequeños están amenazados cuando se permite que el mundo sea la ley del más fuerte. Rusia ya ha amenazado a Finlandia y Suecia, hablando de “consecuencias militares” si ingresan a la OTAN. Tal vez la esperanza sean los valientes rusos que salieron a las calles a protestar contra la invasión aún a sabiendas que serían encarcelados de inmediato sin atisbo de derecho alguno. ¡Pero se los ve tan indefensos! Apenas parte de una escena más de un mundo que parece en rumbo a repetir lo peor del siglo XX.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.