Leonardo Carreño

Se va el segundo

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07 de marzo de 2021 a las 05:00

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Ha comenzado el segundo año de la administración Lacalle Pou y lo ha hecho con la llegada de las primeras vacunas anti covid 19 provenientes de China y un discurso presidencial ante la Asamblea General a modo de rendición de cuentas y de esbozo de los proyectos para este segundo período.

Después de los efectos que dejó la pandemia que se abatió en forma palpable sobre nuestro país el pasado 13 de marzo cuando se descubrieron los primeros casos de covid 19, este comienzo se parece mucho a lo que debería ser el comienzo de un nuevo gobierno. Recién ahora, con la experiencia de batallar durante un año contra un enemigo invisible y desconocido a escala mundial, se puede decir, no que hayamos vuelto a la “normalidad” (los barbijos, el lavado frecuente de manos y el distanciamiento físico seguirán presentes en este 2021 pese a la vacunación), pero sí que dominamos la “nueva normalidad”. Sabemos como comportarnos para evitar los contagios aunque no siempre seamos responsables en el uso de la libertad; sabemos lo que hay que hacer para reducir la velocidad de expansión del virus; el GACH ha hecho una tarea fenomenal de asesoramiento al gobierno, están las vacunas que en Uruguay se podrán distribuir rápidamente, pero no será un año normal. Si será uno que, con el comportamiento adecuado, podremos dominar y en el cual el gobierno podrá gobernar sin estar apagando incendios aunque sí teniendo una manguera de agua lo suficientemente cerca.

Planes no le faltan. Aportes de la Coalición Multicolor tampoco y gracias a ellos que, según el presidente son de “sentido común”, se ha anunciado una batería de medidas que pueden ayudar en lo económico y social para mitigar los efectos de la pandemia sobre la actividad económica, el empleo y la movilidad de la gente.

Este será un año donde el gobierno tendrá, quizá, que prestar más atención a dos de las tres perillas que el presidente tiene en su panel de control desde que se desató la pandemia. La sanitaria es muy importante importante pero ya tiene una ruta trazada y conocida. Falta ajustar más la perilla económica y la social. Y aquí el camino es un poco más complicado por las restricciones que tiene el gobierno en materia fiscal. Por suerte, cuando la ministra Azucena Arbeleche hizo una exposición el 8 de febrero sobre el estado la economía y corrigió las proyecciones de crecimiento para 2020 (la caída será mayor de la prevista) y para 2021 (el crecimiento será menor de lo previsto en el presupuesto), recordó que para atender necesidades económicas y sociales “la plata está”.

Si la plata está, habrá que ver cómo y cuándo la usa el gobierno. Algo adelantó la ministra en su comparecencia el pasado 24 de febrero ante la Comisión Permanente del Parlamento. Habló de apoyo a las “ollas populares” y otras medidas similares. El propio presidente fue más allá en su discurso del 2 de marzo y anunció una serie de medidas de apoyo a las PYMES y a personas con carencia de empleo. Falta ver cómo se concretan en la práctica pero en principio van en la dirección correcta para evitar destrucción de empresas que luego serán difíciles de recuperar así como apoyo al empleo.

Paralelamente se conocieron las propuestas de Cabildo Abierto para aliviar los efectos económicos y sociales de la pandemia. Indudablemente estas medidas tienen un costo fiscal alto y habrá que ver cuales son más efectivas e indispensables. Pero lo significativo de la propuesta de Cabildo Abierto es que además de medidas (es decir, más gasto público) presentó ideas para financiar ese mayor gasto. Es decir, para no afectar el déficit fiscal y el grado inversor que son los ejes de la preocupación del equipo económico en estos momentos.

Se trata de reducir el llamado “Gasto Tributario”, que no es otra cosa que renuncias fiscales que el estado hace para atraer inversiones o incluso para favorecer ciertos sectores (sería bueno explicar, por ejemplo, las razones por las que se dio y se mantiene el millonario subsidio que recibe la más importante fábrica de cerveza de este país, empresa que tiene utilidades muy importantes y que no necesita de subsidio alguno para subsistir, operar y prosperar).

En Uruguay el Gasto Tributario ronda el 7% del PIB y duplica el porcentaje de América Latina. Y se extendió en los últimos años para otorgar excepciones impositivas a nuevas inversiones. Revisar ese Gasto Tributario, y eventualmente reducirlo un poco, permitiría contar con recursos genuinos para atender necesidades más urgentes. Y al mismo tiempo sería una oportunidad para introducir más equidad en el sistema tributario.

En definitiva, este segundo año de gobierno presenta desafíos y oportunidades. El gobierno tiene que enfrentar desafíos y aprovechar oportunidades para mover su agenda de gobierno y que no sea hacer más de lo mismo, pero en forma más eficiente. Es preciso ir a más, y con la experiencia adquirida en duro 2020, llevar a cabo una agenda verdaderamente reformista.

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