Diego Battiste

Daniel Sturla: "la Virgen María en algún momento estará en la rambla"

El cardenal opinó en entrevista con El Observador sobre una eventual abdicación del papa Francisco, defendió la moral católica y dijo que no se tiene claro qué es la eutanasia

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17 de septiembre de 2022 a las 05:02

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Por Ramiro Pisabarro y Bernardo Lapasta. 

El péndulo de un reloj en el despacho del cardenal Daniel Sturla marca el ritmo del lugar, donde abundan los libros escritos por Benedicto XVI y los cuadros que plasman diferentes escenas de la vida de Jesús. Sturla ensilla su mate –con una imagen del Padre Cacho impresa en su termo– y se sienta en su sillón predilecto frente al ventanal del Arzobispado, a espaldas de la Catedral.

En entrevista con El Observador, el cardenal defendió que la iglesia no debe aggiornar su moral en pos de preservar su “autenticidad”, arremetió contra la “mentalidad” que instalaría la eutanasia en el país –”mi vida vale mientras soy útil”, acusa–, confesó que al entregarse a la vocación sacerdotal renunció a su pasión por hacer política y sostuvo que “no sería bueno que en la iglesia haya tres papas”, al expresarse contrario a que Francisco abdique.

¿Qué significa ser católico en un país tan laico?
Es muy distinto a serlo en otro país de América Latina. Acá se es católico por convicción, no está  esa religiosidad popular que empuja. Es una decisión que muchas veces es a contracorriente.

Diego Battiste
El cardenal tiene en su termo un pegotín del Padre Cacho

¿Cómo está parada la iglesia hoy en día? El Latinobarómetro muestra a los católicos en un mínimo histórico.
Una profecía de hace muchos años, del entonces Padre Joseph Ratzinger (luego papa Benedicto XVI), habla de que la iglesia en el futuro sea seguramente más pequeña, con comunidades más chicas al estilo de aquellas primitivas, y que en algún momento el mundo, que se había ido apartando de la fe cristiana, volvería su mirada a esas comunidades. Por eso, cuando se dice que la iglesia tiene que adaptarse, yo digo que debe mantenerse fiel al Evangelio. En esa medida, va a seguir siendo una luz para los otros. La gente va a volver, pero no si la iglesia se adapta en el sentido que muchos interpretan: cambiar la moral, el estilo, el modo. No se puede cambiar el mensaje central del Evangelio.

¿No le parece que algunos mensajes que da son los que pueden estar alejando a las personas?
La iglesia puede cambiar el modo de expresarse. Ahí sí hay mucho por hacer. Pero hay otras cosas que no, porque la gente busca lo auténtico, en definitiva. Sí uno no es fiel a sí mismo, tampoco le interesa a nadie.

¿La iglesia tiene la vara moral muy alta para los tiempos actuales?
Una vez, durante la confirmación de un grupo de jóvenes, les pregunté: “¿Están dispuestos, por Cristo, a sufrir persecución?”, y agregué: “En Uruguay no sufrimos una persecución sangrienta”. Y ellos respondieron: “Sangrienta no, pero, cuando vas a la universidad, te señalan permanentemente”. A los católicos se nos pone una vara alta totalmente desmedida porque somos todos pecadores en camino, como el resto de la gente.

Ese discurso moral, expresado también en lo sexual, ¿qué tipo de llegada puede tener en los más jóvenes?
La moral sexual basada en el Evangelio hoy es incomprensible para la mayoría de los jóvenes. La iglesia propone que la vida sexual activa sea dentro del matrimonio entre varón y mujer. Muchos dicen que eso no puede ser. Pero, ¿qué va a hacer la iglesia? ¿Adaptarse porque no se comprende o no se puede vivir? ¿O mantener la vara alta y caminar hacia ello? Cuando fui a visitar misioneros salesianos en Angola, vi que la mayoría de los que iban a la misa en esas comunidades se acercaban con los brazos cruzados para recibir la bendición, y no comulgaban. El cura uruguayo en Angola me explicaba: “Eso sucede con los jóvenes que viven en pareja sin estar casados, pero igual participan de la vida eclesial. Saben que se van a casar y van a regularizar su situación. En Uruguay todos te van a decir “yo tengo derecho a…”.

¿La moral no debe adaptarse a los tiempos? Las pautas morales de hoy no son las que tenía San Pablo.
Cuando San Pablo predicó en Corinto, que era la ciudad de relajo de la Edad Antigua –con dos puertos y mucha prostitución-, habló sobre la virginidad. Él no baja la vara de la moral cristiana, sino que hace una propuesta exigente. Lo malo es cuando la iglesia queda solo reducida al ámbito de la moral sexual, y ahí se aprovecha para hablar de la doble cara: “Ustedes pregonan esto y por otro lado tienen la cola sucia por todos los escándalos que ha habido”. Hay quienes no viven lo que proclaman, pero la gran mayoría de los religiosos vivimos de acuerdo a lo que profesamos. 

Diego Battiste
El arzobispado sobre la calle Treinta y Tres, en Ciudad Vieja, da en su parte trasera al perímetro original de la catedral

¿Cómo vio la condena de ocho años por abusos sexuales al sacerdote de Minas?
Si la Justicia ha llegado a la conclusión de que cometió esos delitos, lo sientro, pero es lo justo.

El papa Francisco bromea con que el año que viene asuma Juan XXIV. ¿Cómo ve una eventual abdicación?
El día que él se lo planteé, al igual que hizo Benedicto XVI, no lo va a anunciar con anticipación. Va a ser una sorpresa. Yo deseo con toda el alma que no lo haga, sobre todo mientras viva Benedicto XVI. No creo que sea bueno para la iglesia que haya tres papas. Francisco, salvo por su movilidad, está perfecto, tiene vivacidad, pasa de un tema al otro, te ubica perfectamente. No son cosas comunes en un hombre que va a cumplir 86 años. Como la iglesia no se gobierna con las rodillas, creo que puede seguir por mucho tiempo.

¿La salida de Benedicto XVI plantea una revisión de la condición vitalicia del papado? Se dice que con Juan Pablo II, al final eran otros quienes tomaban las decisiones...
Es un tema complejo, porque cualquier papa podría cambiarlo. Creo que es mejor no legislar sobre eso, sino que quede al criterio del cada papa. Es indudable que en los últimos años Juan Pablo II no tenía la vitalidad de siempre. No se trata solo de que la cabeza funcione, sino también de tener los elementos para que seas tú quien gobierne. Sí me consta –me decían algunos cardenales- que Juan Pablo II decidía sobre los grandes temas, como los nombramientos de obispos de las diócesis más importantes. Es posible que en muchas otras cosas ya no llevara consigo los mismos elementos que de joven. Benedicto XVI no quiso vivir lo mismo.

El Consejo Presbiterial estudia a su encargo un trabajo realizado por Javier Galdona y Valentín Goldie, que se cuestiona si la condición de cisgénero es “requisito para ejercer cargos o ministerios” en la iglesia. ¿A dónde puede conducir eso?
Fue una primera aproximación a un tema presente en la sociedad. Llegan a la iglesia para bautizarse chicos que tienen dos papás o dos mamás. En algunas instituciones católicas de enseñanza se plantea que hay chicos que no se identifican con su sexo. Nos debíamos una reflexión sobre el tema, aunque no llegamos a conclusiones. Se espera que la Santa Sede pueda dar algún criterio. El bautismo es un derecho del niño y no se le puede negar, aunque los padres sean dos hombres o dos mujeres. La cuestión es cómo se dialoga y cómo se inscribe a un chico en el registro del bautismo.

¿La Iglesia Católica es conservadora?
Los términos conservador y renovador son siempre relativos. La iglesia está llamada a conservar el mensaje del Evangelio, pero, paradójicamente, se renueva siempre en la medida en que vuelve a su fuente. No hay nada más removedor —no me gusta el término de moda, “revolucionario”— que el Evangelio. Jesucristo trató con los intratables de su época: los publicanos (cobradores de impuestos, odiados por el pueblo judío), prostitutas, la mujer adúltera. Deja incluso una frase durísima al “establishment” judío, que tenía la vivencia religiosa más fuerte: “Las prostitutas los precederán en el Reino de los Cielos”. La tradición no es una serie de costumbres, sino la misma vida de la iglesia, que a lo largo de los siglos se ha ido enriqueciendo de generación en generación. 

¿Con su discurso actual le llega, por ejemplo, a las familias monoparentales? 
El ideal de la familia católica sigue siendo exactamente el mismo que ayer: papá, mamá y los hijos. Para mi corazón, ese es el ideal de familia que toda persona humana tiene más allá de su condición. Pero la realidad es diversa: divorcios, nuevas uniones, muchas parejas que no se casan y tienen hijos. Trabajé con niños del INAU en Talleres Don Bosco que tuvieron situaciones de abandono y, sin embargo, para ellos, la madre era sagrada. Después, la realidad compleja de la sociedad hace que ese ideal se viva de otra manera, pero no vamos a bajar la vara.

Sturla a Boffano: "Cada uno encuentra lo que busca"

–El exseminarista Julio Boffano relata en su libro que la iglesia es un refugio para homosexuales, que hay un doble discurso, que curas y hasta obispos practican la homosexualidad. ¿Qué piensa cuando escucha eso?
–Que es el testimonio de él. El mío es totalmente distinto. He ido a Roma no sé cuántas veces, conozco muchos curas, no puedo avalar ese testimonio. Si él lo vivió, no puedo decir que no sea verdad. Pero creo que cada uno encuentra lo que busca.  

Habrá escuchado casos de divorciados que entienden que no les corresponde participar de la celebración, donde no pueden comulgar.
Todo el mundo puede participar. Si hay algo abierto, son las celebraciones de la iglesia. Otra cosa es si se puede comulgar. No es un premio para los buenos, pero al mismo tiempo requiere una vida moral y haber recibido el perdón y la misericordia de Dios que indique que uno está preparado para recibir un don que nos sobrepasa: la Eucaristía. No podrás acercarte hoy a la comunión, pero acercate a recibir una bendición de parte del sacerdote y sentí que sí estás recibido en la iglesia.

¿La persona no se siente excluida, en los hechos?
Pero no es que la iglesia te excluya. Es la persona que en su experiencia sabe si debe o no comulgar. Por eso es tan importante una buena catequesis para lo que la persona sienta en su interior. En Angola la gente se acercaba a recibir la bendición –no la comunión– y no se sentía para nada excluida. Sentía que no estaba en condiciones, pero lo vivía con alegría. Acá se vive como un peso y una discriminación. Eso es porque nos falta un poquito de catequesis sobre el sentido que tiene recibir a Jesús.

¿Las casas educativas católicas están contratando educadores divorciados u homosexuales?
Es un hecho que sí. 

¿Le parece un error?
No, creo que es parte de la realidad. Lo que una institución católica tiene que procurar es que la persona que contrata sea honesta, profesionalmente capaz y que no afecte el ideario de la institución Si son honestas, no van a ir contra el ideario institucional, porque se supone que hay un pacto entre ambos. Si la persona fuera contra eso, hay una falta de honestidad. 

Diego Battiste
Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo y cardenal

¿Cómo ve la política uruguaya?
Cuando yo era niño, vi a un Uruguay violentamente dividido. Cuando se habla de un Uruguay dividido, digo: “Bajemos un poco la pelota, estamos mucho mejor”. No hay violencia política, ni torturas, ni dividir la cuestión con armas. Tenemos una división política grande y por momentos se pasa la raya en cierta agresividad, pero por otro lado se dialoga. El presidente va a la sede del partido opositor a presentar un proyecto que rebasa totalmente su mandato. El secretario de la Presidencia (Álvaro Delgado) es un tipo dialogante que articula con todos los sectores políticos y sociales. Miremos para los costados, para Argentina y Brasil, y démonos cuenta a lo que no podemos llegar. 

¿Usted es blanco?
(Risas). Yo soy de Jesucristo. El día que me decidí por la vocación sacerdotal, hice la opción por no actuar políticamente, que era la otra vocación que sentía fuertemente en mi vida. Por tradición familiar, por la realidad de mi hermano Martín, diputado herrerista (fallecido en 1991), tengo lazos de amistad con muchos, también con el presidente de la República. Pero no quita que trato de tener buen vínculo con todos, y de no identificarme con ninguno. 

¿Cómo transita la línea entre sentirse representado por un gobierno, y opinar sobre asuntos –que pueden ser filosóficos– pero también políticos? Es el ejemplo de la eutanasia.
Ese tema trasvasa lo político partidario. Primero, creo que la mayoría de la gente no tiene claro qué es la eutanasia. Segundo, no se tiene claro las consecuencias de la mentalidad que una ley de ese tipo genera. La gente cree que el tema es aliviar el sufrimiento; nadie quiere sufrir, pero para eso están los cuidados paliativos. Toda civilización progresa en la medida que atiende a los más débiles. Hay que procurar la atención, el cariño, no hacerle sentir que es un peso. La mentalidad que se crea con la eutanasia, en un país con alto índice de suicidios, es que mi vida vale cuando soy útil, y que más vale que me vaya cuando empiezo a complicar a otros.

¿Mantiene la posición de que el legislador que vota esa ley se excluye de la iglesia?
El católico que apoya una ley que va abiertamente contra puntos clarísimos de la doctrina, se autoexcluye. No necesita que la iglesia se lo diga. Pero no va a encontrar una reja en la puerta de la iglesia. Basta entrar, y punto.

El documento del papa Francisco de "Ad charisma tuendum" establece que el prelado del Opus Dei ya no podrá ser obispo, que no podrá vestir sus ropajes tradicionales y que la Obra pase a depender del Clero. ¿Es una degradación del Opus Dei? ¿Cómo lo ve?
El Opus Dei es una realidad "nueva" de la iglesia, con una configuración novedosa desde lo jurídico. El papa Francisco adecúa esa realidad de la prelatura personal de acuerdo a su criterio, sin quitar nada de lo esencial. 

Diego Battiste
El arzobispado sobre la calle Treinta y Tres, en Ciudad Vieja, da en su parte trasera al perímetro original de la catedral

¿Es un paso atrás de la predilección que había mostrado Juan Pablo II?
Quizás haya una simpatía mayor de algún papa que otro, y una sensación de que ha habido un ser dejados de lado. En lo sustancial creo que no hay ningún cambio, es más bien algo simbólico.

Usted abogó por colocar la imagen de la Virgen María en la Aduana de Oribe, lo que levantó mucha polvareda a nivel político. ¿Volvería a insistir en eso?
Es un derecho de los católicos. Que toda la rambla, que es el lugar más lindo de la ciudad, no tenga alguna manifestación de la fe católica, me parece un error. En 1904 hubo que sacar el Cristo que estaba en lo que hoy es la Universidad de la República, y fue trasladado a la Iglesia del Cordón. Ese había marcado por más de un siglo el cruce de caminos, alrededor de él había sido la batalla del Cardal durante las invasiones inglesas.  
En 1987 queda la cruz del Papa en Tres Cruces. Creo que la Virgen María en algún momento estará en la rambla.

¿Va a volver a instalarlo? ¿O prefiere que lo agarre su sucesor?
Ella se encargará. 

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