El proyecto se aprobó con 53 votos en 91 en Diputados

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Tenencia compartida: tres historias sobre violencia familiar y qué cambia con la ley

Sofía sufrió abusos de su padre, a Catalina su esposo le pegaba a ella y a su hijo y la exesposa de Marcos lo denunció por violencia pero los hechos no se pudieron demostrar y quiere ver más tiempo a su hija; las historias atrás de la ley de "corresponsabilidad" en la crianza
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30 de abril de 2023 a las 05:00

Era el día del cumpleaños de Sofía*, cumplía cinco. Su padre la pasaba a buscar por la casa donde vivía con su madre y sus abuelos maternos. Sus padres se habían separado el año anterior, cuando ella tenía cuatro. Era 1995.

Su padre llegó a buscarla con un policía. Podía hacerlo, porque cuando sus padres se separaron acordaron un régimen de visitas en un Centro de Mediación del Poder Judicial.  Cuando llegó, el hombre agredió a su madre y a su abuela y el policía dijo que en esas condiciones la niña no se podía ir.

 
 
 
 
 
 

Terminaron todos en la comisaría.

Sofía declaró sola en una oficina de un juzgado de Familia. Declaró, en realidad, con un dibujo, porque eso le había pedido el juez. "Dibujá a tu familia", le dijo.  Ella hizo las figuras de su madre, sus dos abuelos y los dos perros que vivían en su casa. Su padre no apareció.

En 1995 no existía la ley de violencia basada en género y mucho menos la de tenencia compartida, que recién se aprobó en Diputados el pasado jueves 20 de abril –y aún falta la discusión en la Cámara de Senadores–.

¿Su padre podría seguir viéndola con la ley de violencia basada en género vigente? Quizás no. Porque la tenencia provisoria de Sofía no podría haber quedado a cargo del agresor y las visitas se hubiesen suspendido.

Sin embargo, el proyecto de tenencia compartida aprobado en Diputados plantea que cuando los padres están separados, la tenencia se ejercerá de común acuerdo. Pero, si no hay acuerdo, lo decidirá un juez de familia atendiendo la corresponsabilidad de ambos padres en la crianza de sus hijos.

Y si ya hay un régimen de tenencia o de visitas, el juez no lo cambiará, salvo que "lo considere necesario de acuerdo al interés superior del niño o adolescente". Incluso cuando se hayan aplicado medidas cautelares a uno de los progenitores. En ese caso "el derecho a las visitas de los niños y adolescentes con la persona denunciada" deberá respetarse.

En esos casos, las visitas pueden ser, por ejemplo, en lugares públicos o con la presencia de terceras personas. Si el juez suspende las visitas solo será porque está en riesgo "el interés superior del niño o adolescente", pero también en esos casos la suspensión "será transitoria y podrá revisarse".

Ahora, con 32 años, Sofía ve en la nueva ley una realidad que ella vivió y cree que los niños no pueden exponerse a sus abusadores. Que si las figuras paternas o maternas no funcionan, el Estado debe velar por la seguridad de los menores. Por eso, cree que el concepto de corresponsabilidad en la crianza "expone a los niños".

El padre

A Marcos su expareja lo denunció por ejercer violencia psicológica contra ella. Se habían separado a finales de 2020 y entre idas y venidas en los juzgados, pasaron meses en los que pudo ver a su hija de siete años solo nueve horas por semana.

La Justicia dispuso medidas cautelares contra él, pero Marcos no dejó de ver a su hija, aunque esos momentos eran acotados: iba con un familiar a buscarla y llevarla durante los 180 días que tuvo que mantenerse sin contacto y alejado por un radio de 200 metros de su expareja. Más tarde, la Justicia archivó la causa. Marcos, sin embargo, declinó de compartir con El Observador el expediente de la investigación. 

Cuando la ley se promulgue, un caso como el de Marcos podría beneficiar al padre para llegar a un acuerdo de visitas que le dé más tiempo con su hija, teniendo en cuenta que su hija tiene disposición para verlo y que el juez decidirá el régimen teniendo en cuenta la tenencia compartida que tienen ambos padres.

Para Marcos, que la ley de tenencia compartida plantee que "deberá respetarse el derecho a las visitas de los niños y adolescentes con la persona denunciada" es correcto para casos como el de él, en el que, según contó, la denuncia por violencia fue "falsa".

La madre

Catalina estaba con su esposo mirando la televisión. En el programa estaban hablando de violencia doméstica y ella se identificó con lo que decían. Fue la primera vez que le pudo poner palabras a su situación. Su esposo cambió de canal. 

Había quedado sola. Su esposo la había aislado de la familia y de los amigos y la violencia fue creciendo hasta que llegaron los golpes y las amenazas de muerte. Ella sentía vergüenza de contar que su marido le pegaba a ella y a su hijo y tenía miedo de que el hombre los matara si lo denunciaba.

"¿Una profesional de estudios terciarios –o cualquier persona– permite que su marido la insulte con las peores palabras, le pegue, y encima delante de su hijo? ¿Y además una madre permite que el padre insulte y pegue a su hijo? ¿Cómo le iba a contar eso a alguien? Era una vergüenza para mí".

Pero, una noche su exesposo le pegó al niño, quien le pidió a su madre Catalina que llamara a la policía. Entonces, fue a la comisaría de madrugada e hizo la denuncia. Esa misma mañana un juez los recibió en una audiencia.

Catalina no sabía qué era una audiencia, nunca había entrado a un juzgado. Cuando le tocó hablar contó todo lo que habían vivido ella y su hijo.

Ese día les hicieron una pericia a cada uno y al otro día se la hicieron a él. El Juez dijo que según el resultado de las pericias se decidía con quién iba a quedar mi hijo. Recuerdo lo que sentí esa noche no sabiendo si el juez iba a decidir si mi hijo iba a quedar viviendo con el padre violento.

El resultado: el hombre era de "alto riesgo" para las dos. "Una persona manipuladora, narcisista, nula capacidad de autocrítica, relatos poco consistentes, deposita en la mujer toda la responsabilidad de los conflictos, tiende a minimizar cierto ejercicio de la violencia, intenta manipular la entrevista, actitud alejada en lo afectivo, no moviliza angustia, rigidez en el relato, dificultad en lo empático, probables rasgos de personalidad obsesivo y puede haber rasgos de otras series", decía la pericia. Al hombre se le colocó una tobillera y no las vio más.

Recuerdo lo que sentí esa noche no sabiendo si el juez iba a decidir si mi hijo iba a quedar viviendo con el padre violento.

Si el padre del hijo de Catalina reclama un régimen de visitas, cuando la ley esté en vigencia y en caso de que no haya acuerdo entre los padres, un juez lo decidirá. Pero, como ya sucede, el niño tendrá la representación de un abogado defensor que velará por él. Sin embargo, el juez deberá tener en cuenta la "corresponsabilidad en la crianza" y a la hora de decidir el régimen de visitas, deberá ponderar a los dos padres por igual.

Para Catalina "no hay forma de que se cuele una denuncia falsa" porque "los peritos son profesionales y se dan cuenta".  Además, cree que los niños pueden ser manipulados y dañados psicológicamente por el denunciado si, pese a la denuncia, el hijo puede seguir viendo al padre o la madre denunciada. "¿Qué justicia va a sentir (el niño) si el Juez considera que su interés superior es que tenga que verlo aunque sea en lugares públicos o con acompañantes?", se preguntó Catalina.

Las miradas sobre la ley

Los padres de Sofía acordaron un régimen de visitas y el padre siguió abusando de ella en esos momentos. La denuncia contra Marcos fue archivada y vio a su hija solo nueve horas por semana. Catalina y su hijo sufrieron violencia física y psicológica y tuvieron varios años de procesos judiciales en los que hasta ahora se sigue sometiendo a pericias al niño.

Las situaciones son tan variadas como las familias. Y las miradas sobre el proyecto de ley de tenencia compartida también. 

Cuando se terminaron los 90 días del régimen de visitas que marcó la Justicia tras la separación, Marcos quería que su hija pudiera comenzar a quedarse a dormir en su casa un fin de semana de por medio "o cuando ella quisiera", pero la madre se negó y lo denunció por abuso psicológico.  "Hasta el día de hoy no se por qué me denunció", dijo.

"Yo quiero que se defienda a la mujer cuando sufre violencia. Pero hay que ver caso a caso; hay casos que son reales y otros que no son tan reales y otros que directamente no lo son, como el mío", aseguró Marcos.

Hasta el día de hoy no se por qué me denunció.

A Sofía le hicieron una pericia psiquiátrica que concluyó que su padre la "castigaba". Pero, después en el Centro de Mediación los padres acordaron un régimen de visitas y ella lo siguió viendo hasta que cumplió seis años, cuando no quiso verlo más. Hasta los 18, cuando él la volvió a contactar. Y los abusos volvieron.

El padre sostenía que Sofía tenía "Síndrome de Alienación Parental" (SAP) porque la madre la había puesto en su contra sin motivos. Mientras, él había abusado sexual y psicológicamente de su hija, algo que ella pudo detectar recién a los 30 años mediante terapia. "La denuncia la logro hacer a los 30 años, por violencia de género, porque él me mandaba cartas,  me llamaba, me escribía". El SAP no está reconocido como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"La denuncia la logro hacer a los 30 años, por violencia de género, porque él me mandaba cartas,  me llamaba, me escribía".

Después de que se terminaron las medidas cautelares y de que la denuncia contra Marcos se archivó, él y su expareja llegaron a un acuerdo para establecer un régimen de visitas que la Justicia homologó: ahora ve a la niña dos veces por semana durante tres horas y se queda a dormir en su casa un fin de semana de por medio. "Siempre tengo que estar mirando el reloj para que no se me cumpla la hora, no pasarme ni cinco minutos. Ahora tengo que evaluar con el abogado si con la ley de tenencia compartida la voy a poder a ver más tiempo", dijo.

Para él, "ante una denuncia no hay una investigación". Sin caer en los "extremos del machismo y del feminismo" consideró que cuando una mujer se presenta ante un juez y dice "tengo miedo, me amenazaba" no hay una investigación en profundidad que corrobore los hechos, dijo.

Catalina planteó que "debe prevalecer la voluntad del niño, su derecho a ser oído y la protección de su integridad. Esta ley no ofrece esa protección", dijo. Para ella, la discusión sobre la ley no se trata de "mujeres contra hombres, de madres contra padres sino de violencia y protección". 

Sobre la ley, Catalina reflexionó que si "un hombre con el perfil que tienen los violentos" pudo quitarle "hasta la identidad" a una persona adulta, "lo que puede ser capaz de hacer desde lo emocional o psicológico a los niños" en caso de que sigan en contacto con la persona denunciada.

¿Qué ocurre hoy con las visitas a los progenitores denunciados?

Cuando uno de los progenitores denuncia al otro por violencia de género o violencia doméstica "no necesariamente" se suspenden las visitas de los hijos a los denunciados, explicó la defensora pública de Familia Especializada, Victoria Vera.

"La práctica indica que muchas mujeres, incluso con situaciones valoradas como de alto riesgo por los equipos técnicos de los
juzgados, incluso con dispositivos de monitoreo (tobilleras) dispuestas, solicitan que no se suspenda el contacto de los niños con su padre denunciado. No manejo estadísticas, pero es algo frecuente, al menos desde la práctica", explicó Vera.

En esos casos, con la normativa actual, las visitas de los menores con su progenitor se coordina a través de una tercera persona que son, por lo general, los abuelos. 

Sin embargo, cuando los denunciantes piden que las visitas se suspendan o piden la prohibición de acercamiento y de comunicación con los hijos, el abogado defensor del niño, niña o adolescente deberá intervenir. "Si el niño concurrió a la audiencia y tiene edad para expresarse y mantener entrevista con su abogado defensor, su opinión deberá ser debidamente tomada en cuenta por los jueces. Si el niño no concurrió a la audiencia, el juez le designará defensor para que su opinión pueda ser oída y luego resolver al respecto", explicó la abogada defensora.

El nuevo proyecto mantiene este mecanismo pero establece plazos para que en menos de 48 horas intervenga un juez de familia y decida sobre el régimen de visitas. 

*Aclaración: todos los nombres usados en las historias en esta nota son ficticios para preservar la identidad de quienes dieron sus testimonios.

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