Tensión entre la eficacia y la justicia: cómo la maneja un dirigente

La Política es el trabajo de los que tienen el cuidado de las realidades temporales. Que tiene que ver con la conducción de hombres y con el HACER, y conseguir mejorar en dicha realidad temporal, en términos de JUSTICIA Y EFICACIA.

En ese trabajo podemos incluir cualquier ámbito de la vida, sea personal, familiar o profesional. Demás está decir que ese es el trabajo de los que tienen que dirigir una sociedad, un país, cualquiera sea el estado económico, social, cultural, en el que se encuentre. 

Se trata de un HACER, naturalmente con una buena dosis de SABER, pero no exclusivamente. En lo personal y familiar, se puede ir haciendo por prueba o error, pero hay que HACER.
En el terreno de lo profesional, claramente es un HACER con mucha dosis de SABER, pero también de HACER-HACER, y DAR QUE HACER. El terreno profesional, lo tomamos como aquél para el cual uno se ha preparado, o pretende haberse preparado, no cómo aquello de lo que uno vive.

Todo PROFESIONAL, se prepara en el ámbito que sea, para mejorar la realidad que le ha tocado vivir, cualquiera sea ella, pero en términos de EFICACIA y de JUSTICIA, esto es haciendo lo que hay que HACER y procurando la JUSTICIA, que no es otra cosa que darle a cada uno lo que le corresponde. No se concibe que una persona pretenda dirigir una organización, ni que hablar, un país sin querer mejorarla, mejorarlo.

No es pensable que no tenga una idea del punto al que querría llegar, antes de que se le entregue el timón.

A las personas que dirigen organizaciones, cualquiera sea ella, nada de lo dicho le puede ser ajeno o difícil de entender. Es su trabajo de todos los días. Hacer lo que hay que hacer hoy, pero pensando en sus consecuencias y en el mañana, pasado mañana, y cuanto más lejos mejor. Está en la naturaleza humana, vivir el presente, pero pensando en el futuro. Pero mucho más, está en el ADN de un dirigente, de alguien que tiene que operar sobre la realidad, mejorarla, y aún más, garantizar que habrá un mañana, que él sueña mejor.

Quizás, esto sea lo más difícil del trabajo profesional de un dirigente, pensar en el hoy pero con su mirada en el mañana, el futuro, que siempre recordemos, tendrá que ser mejor en términos de eficacia y sobretodo de justicia, esto es, se hizo lo que había que hacer, y la organización es más justa.

Es momentos cómo los que estamos viviendo, en los que se puede decir que atravesamos situaciones graves y decisivas que ponen en peligro el desarrollo de un asunto o un proceso, sobretodo inesperado, se pone en tensión, para el dirigente, el binomio, eficacia-justicia. Pensar, buscar cuántos recursos necesito, ver las necesidades, y tratar con justicia de salir adelante, buscando un mañana más tranquilo o mejor.
Sin caer en lugares comunes, la Pandemia que vive el mundo, NADIE LA PODIA ESPERAR. Puede que algunos la hayan visto venir, pero claro está, no lo avisaron, o se quedaron esperando cómo sucedía. 

Nos queda claro que cada sociedad ha reaccionado diferente y es lógico que así sea, porque no todas tienen las mismas características, ni culturales ni siquiera económicas. Pero resulta patente, como en todos los manuales de dirección, se ve unidad de mando y gobiernos que tienen y deben tomar decisiones, que muchas veces no les serán agradables, y ni siquiera les darán rédito político en el corto plazo. La profesionalidad de sus cargos los tiene que llevar a actuar.

La sociedad uruguaya en poco menos de cuarenta años, ha sufrido varias crisis, todas de características distintas, va de suyo, pero todas pusieron en jaque al sistema, y de todas se salió fortalecido. No es casualidad, sino una verdadera causalidad, entre los dirigentes que las sufrieron-condujeron, o pilotearon, y la unidad de mando y responsabilidad con la que actuó toda la sociedad, Nunca durante un período de crisis es momento de pasar facturas. Ya una vez superada, que se superará, habrá tiempo de analizar, criticar, aprender y sacar experiencia para el futuro.

Uruguay tiene un gobierno recién instalado, y ni el mejor de los iluminados, pudo pensar, que le iba a tocar pasar-dirigir, una crisis de esta magnitud. Es cierto que pudo haber cierto tiempo desde que se instaló en el hemisferio norte, hasta que llegó para quedarse el famoso viernes 13 de marzo, Pero nadie puede decir con sensatez, que tendríamos que haber estado preparados.

Sí podemos decir, que con una agilidad pocas veces vista, los actores, tuvieron que cambiar de rumbo. Ya no se trata de ponerse a estudiar una Ley de Urgente Consideración, sino considerar en forma urgente cómo preparamos, entre todos, a esta sociedad para salir de la crisis.

Nadie puede pensar que es fácil el camino a recorrer, no hay un GPS que lo indique en forma infalible, sí hay cuestiones básicas que no pueden quedar por el camino, como el respeto a la Constitución y las leyes. Dentro de ese límite y de los valores que tienen nuestros actuales dirigentes, saldrá el proceso que se entienda más EFICAZ, que resuelva el problema. pero al mismo tiempo, más JUSTO.

En síntesis, se podrá criticar con altura, pero no podrá decirse que nuestros dirigentes no han actuado con la celeridad y responsabilidad que el momento requiere. En otra entrega podremos explicar qué condiciones tienen que tener los políticos, para actuar con la profesionalidad que sus cargos requieren.

* Doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Master en Economia y Administracion de Empresas por el IESE (Barcelona)