Olivier DOULIERY / AFP

Testa: en Twitter vale todo

Un diputado se sintió ofendido por un pronunciamiento político, pero el tema no se pudo debatir porque faltaron votos de los que creen que solo se puede ofender cuando se agravia en el “cara a cara”

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04 de septiembre de 2021 a las 05:04

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El diputado Carlos Testa acaba de establecer una nueva regla sobre los efectos del debate político, que incluso podrá trasladarse al campo de la justicia: en Twitter vale todo. 

Ahí, o en alguna otra red social, vale todo; hay impunidad para decir cualquier cosa. 

¿Por qué? 

Porque es Twitter. 

Aunque cueste creer, el legislador de Cabildo Abierto dijo eso. Lo afirmó en plena Cámara de Representantes, delante de legisladores de todos los partidos políticos, y siendo grabado por las cámaras que tiene instalado el Poder Legislativo. 

Quedó grabado y está “subido” a YouTube, pero eso … eso no vale. 

¿Por qué? 

Porque es YouTube. 

Nunca alguien había desarrollado algo parecido, al menos, que este columnista recuerde. 

No se trata de discutir la libertad de expresión y las garantías que tiene cada persona de transmitir lo que cree y piensa, sino que en este caso se trata de considerar la validez o importancia de pronunciamientos. 

Para Testa, está mal ofender y enchastrar el debate político, salvo que se haga en Twitter. 

Ahí vale todo. 

Ahí, es una especie de aquel show de Karadajian de lucha libre en modo parodia, cuyo lema era “vale todo”: piquete de ojos, pegar aunque esté tomados de las cuerdas del ring, todo; vale todo. 

¿Por qué? 

Porque eran los Titanes. 

El mundo Twitter es como que no existe, aunque sea con fotito y nombre del que lo diga. 

Esta semana, el diputado del Partido Independiente, Iván Posada, planteó en la sesión de la Cámara su pedido de considerar asunto político una acusación grave que le había realizado otra legisladora, y que él sentía como un agravio injusto, inmerecido e inaceptable. 

La Cámara tiene que votar este tipo de planteos y como Posada integra la bancada del oficialismo por ser parte de la “coalición multicolor”, uno podía pensar que tendría mayoría. 

Como la ofensa venía de una diputada del Frente Amplio (es suplente, pero ocupaba la banca cuando expresó la frase injuriosa), era previsible que la coalición de izquierda evitara entrar en un debate de ese tipo. A muchos no le gustaba nada lo que hizo su camarada pero no querían exponerla.  Y, sin apoyar expresamente a esos dichos o hacerlos propios, aludiera a la “libertad de expresión”. 

¿Pero por qué no apoyarían los diputados del oficialismo el pedido de uno de la bancada, que sentía la necesidad de plantear la indignación porque su partido había sido acusado de ser un adulador de corrientes de pensamiento o práctica fascista? Y más que su partido, al gobierno en su conjunto. Casi todos los diputados de Cabildo Abierto votaron en contra y fue Testa que explicó en sala los motivos. Incluso contó cómo se enteró del caso: “anoche nos acercaron la captura de pantalla del tweet”, y dio su opinión sobre el pronunciamiento de la diputada frentista Micaela Melgar: lo calificó de “agresivo, de mal gusto, y que genera la ofensa de quienes va dirigido”. 

Luego aclaró por qué su bancada no respaldaba el planteo del diputado del PI y lo explicó de esta manera: “Pero estamos hablando de un tweet; si vamos a elevar los comentarios en redes sociales, por más inadecuados que estos sean, a la categoría de Parlamento, estaríamos en desvalorización de esta misma casa”. 

Precisó que hay que darle importancia “a las cosas que se dicen en persona, no detrás de una red social o con un celular”. 

Testa tiene el derecho de “darle importancia” a lo que quiera, y seguramente hace bien en no enredarse con los comentarios de la red cloacal de Twitter o similares, pero una cosa es que no dedique tiempo a estar al tanto de lo que ocurre en esos ámbitos y otra cosa es desconocer que lo dicho ahí, por un representante del pueblo, tiene el valor de la palabra dicha. 

¿O ahora los dirigentes políticos se van a escudar en que si fue en Twitter no hay que tomar en serio lo que ahí digan? 

El valor de las palabras, el alcance de los dichos, está en los dichos mismos y no pierde o gana valor si alguien lo firma en una carta, en un muro, en un email, en un Twitter, en una columna periodística o en una oratoria en algún lugar. 

Los dichos son los dichos 

Es posible que los diputados de Cabildo Abierto no hayan querido comportarse mal con un colega de bancada y realmente crean que lo que se dice en Twitter no vale. Cuesta entender que se razone tan errado, pero es posible. 

Pero qué difícil es asumir ese razonamiento. 

Cuando se inventó la televisión, los que estaban acostumbrados a escuchar la radio ni pensaron en decir que lo que se dijera en la TV no valía, porque era algo nuevo, que no valía prestar atención. 

Cuando irrumpió internet y los portales web comenzaron a competir en divulgación de noticias, pensamiento, o de opinión, a nadie le pasó por la cabeza decir que eso no valía, y que solamente se podía considerar ofensa aquello que estuviera impreso, en un objeto que se pudiera tener en la mano. 

Lo mismo corre para redes sociales o cualquier otro soporte de comunicación que pueda surgir. 

Pero para Testa, en lugar de aquello de “no ofende quien quiere, sino quien puede”, ahora se aplica “no ofende quien pone un tuit, porque es un tuit”. 

Antes había gente que gritaba en las esquinas, luego hubo cartas en papel, colocadas en un buzón y enviadas por un correo; después surgió el email. Pero a nadie se le ocurrió pensar que es más o menos válido si va en una hoja dentro de un sobre, o si va en un archivo electrónico y viaja por el mundo virtual. 

Testa dijo que no quiere fogonear “la tal mentada división o grieta” y ahí hay otro error de concepto. La expresión “grieta” es de Argentina y aplica correctamente a un sistema político sin partidos, sin códigos de respeto y que no cohabita un mismo espacio, sino que está a un lado u otro, de una grieta. 

Uruguay tiene confrontación, partidos con ideas diferentes, debates con altura o con golpes bajos, pero en un escenario de convivencia. 

En Uruguay no hay grieta. 

Eso no significa que no haya agravios, y cuando los hay, está bueno que sean tratados y discutidos; y eso no es perder el tiempo. Y no importa si el que dice algo lo escribe, lo habla, lo tuitea o lo expresa cantando. 

Iván Posada hizo todo bien: al sentirse ofendido, por ser objeto de una acusación tan injusta como inmerecida, sintió la necesidad de plantear el caso en la Cámara, donde corresponde, pero esperó que se votara la Rendición de Cuentas, porque ese era el objetivo principal para su bancada. Luego, fue a lo personal. 

Y ahí chocó con la tesis de Testa, con eso de que en Twitter vale todo.

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