AFP

Un acuerdo comercial importante

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13 de diciembre de 2020 a las 05:05

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Quince países de Asia y Oceanía firmaron a mediados del mes pasado la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), dando forma a la mayor asociación comercial del mundo, en  tanto comprende a un tercio de la población y del PBI mundial. 

China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda firmaron el acuerdo junto a los diez países miembros de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) integrada por Indonesia, Tailandia, Singapur, Malasia, Filipinas, Vietnam, Myanmar, Camboya, Laos y Brunei. Es por tanto un grupo muy diverso, puesto que incluye a algunas de las economías más avanzadas del mundo, como Australia, Corea del Sur, China y Japón junto a  otras que son de las más pobres del mundo, como Laos o Camboya. 

Para su entrada en vigor, la RCEP deberá ser ratificada al menos por seis miembros de la ASEAN y tres de sus socios externos. Ello tomará un tiempo, que será aún más prolongado hasta que entren en efecto los cambios en las tarifas. Sin perjuicio de ello, este acuerdo anuncia una nueva forma de relación comercial entre los países de la región que en la actualidad es la más dinámica del `planeta.   

El RCEP profundiza los acuerdos bilaterales que ya existían entre la ASEAN y los otros cinco países que ahora se incorporan al acuerdo. En sus grandes líneas, elimina aranceles sobre el 92% del comercio recíproco, simplifica procedimientos aduaneros e incorpora nuevos temas tales  como  e-commerce, cadenas de valor regional, defensa de la competencia y comercio entre las pequeñas empresas. 65% del sector de servicios se abre ahora a la competencia, entre ellos los financieros, telecomunicaciones, servicios profesionales y movimiento temporal de personas. Las provisiones en servicios operan por lista negativa y aseguran acceso a los mercados, trato nacional de nación más favorecida y presencia local. En particular, quedan sin efecto todas las cláusulas de origen para la producción que estaban contenidas en los acuerdos pre existentes. 

En contraste el acuerdo tiene dos carencias fundamentales, que son sobre la protección de los derechos laborales y sobre el cuidado del medio ambiente. 

En conjunto, puede decirse que el RCEP lleva a Asia y Oceanía a una situación muy próxima a la constitución de una zona de libre comercio como la Unión Europea o América del Norte.

El acuerdo se concretó en aras de un interés comercial prioritario, puesto que dejó en un segundo plano a los diversos conflictos que separan a varios de los países firmantes, como por ejemplo el apoyo financiero de Japón a empresas nacionales que salgan de China , al alineamiento de Japón y Australia con Estados Unidos en el bloqueo a las redes 5G de Huawei, al endurecimiento de la política exterior de Australia contra China a raíz de acusaciones sobre el origen del covid-19 y las disputas territoriales en el Mar del Sur de China, que China mantiene con Japón, Filipinas y Vietnam.

Hay dos grandes países ausentes del acuerdo, con consecuencias geo políticas de consideración.

El primero de ellos es India, que decidió excluirse ante el temor de un ingreso masivo de la producción de China a su mercado interno y las consecuencias disruptivas sobre su aparato productivo. Ello pese al importante potencial de crecimiento que el acuerdo le habría permitido para la exportación de servicios, en los que goza de una significativa ventaja competitiva. 

El otro gran ausente es Estados Unidos, que en el 2008 había promovido el TPP, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, con el propósito principal de aislar a China y neutralizar así a su influencia en la región. El acuerdo incluía a Brunei, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Canadá, Japón, Malasia, México, Perú y Vietnam, en busca de rebajar las barreras comerciales, establecer un marco común de propiedad intelectual, un mecanismo de arbitraje de diferencias y el cuidado de los derechos laborales y la protección del medio ambiente. No obstante, este intento quedó trunco, cuando en el 2017 el gobierno de Donald Trump decidió retirarse, dejando además en una situación incierta a Chile, Canadá, México y Perú, que ahora no entraron en el RCEP.   

El presidente electo Joe Biden aseguró el año pasado que tratará de renegociar el TPP para que Estados Unidos vuelva a sumarse, algo que ahora no se presenta como una tarea fácil. Tanto demócratas como republicanos se han vuelto progresivamente más reticentes a la firma de nuevos acuerdos comerciales. En su momento, el TPP también fue muy cuestionado por el ala izquierda de los demócratas. Además, ello obligaría a reponer cláusulas sobre propiedad intelectual e inversiones que los otros países congelaron una vez que Estados Unidos se retiró del acuerdo.  

Otro camino posible no es de instrumentación inmediata, puesto que sería a través de una negociación multilateral vía Organización Mundial de Comercio, que requiere de una recomposición previa de la relación con el organismo y un acuerdo con varios países industriales para su reforma. 

Por todo ello es que el RCEP debe verse como un éxito diplomático de China. Tres años después de estar al margen de un acuerdo comercial con varios de los más importantes países de la región, ahora es el centro de un arreglo institucional relevante, sobre el que podrá ejercer una influencia decisiva. 

En contraste, queda claro que el impulso aislacionista de Trump dejó a su país al margen de una corriente comercial de importancia estratégica. Un error histórico.

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