Carlos Pazos

Un Solo Uruguay en tiempos de coalición multicolor: entre las críticas y el perfil social

El movimiento gestado en el interior mantiene viva su llama en decenas de grupos de Whatsapp y este sábado marcará sus reclamos al gobierno de Luis Lacalle Pou

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23 de enero de 2021 a las 05:00

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El calor intenso. El grito atorado. La comunión que solo genera el sentirse igualmente ignorado. Los miles que se movieron hasta Santa Bernardina, Durazno, el 23 de enero de 2018, sintieron el vértigo de la gestación de algo nuevo. De un descontento que por fin encontraba su vehículo. Los “autoconvocados” habían logrado pasar su mensaje y el interior empezaba a alzar su voz contra el gobierno frenteamplista. 

A partir de allí, el movimiento Un solo Uruguay se ganó un lugar en la discusión política y se consolidó como un actor relevante de la oposición a la administración de Tabaré Vázquez. Lo que sucedió después es historia conocida: con el campo como uno de sus principales sustentos y motores, el 2019 trajo un cambio de signo tras quince años de gobiernos de izquierda. 

Este sábado, cuando se cumplen tres años de la jornada que formalizó a los autoconvocados como movimiento social y político, Un Solo Uruguay enfrenta su primer 23 de enero con Luis Lacalle Pou como presidente. 

Carlos Pazos

Y la ocasión –que será aprovechada por el colectivo para marcar su distancia e independencia con la coalición–, es también una buena excusa para repasar qué es de la vida de aquello que irrumpió con fuerza en el ocaso de la era frenteamplista, y que ahora aspira a consolidarse como un movimiento social que represente mucho más que el agro, por ejemplo postulándose a los puestos de dirección sociales del Banco de Previsión Social y otros entes. 

Es, al mismo tiempo, una instancia para preguntarse qué hay detrás de los constantes cruces de la agrupación a las decisiones del gobierno de Lacalle, en el que habían cifrado tantas expectativas, y cómo se para ante lo que vendrá. 

“El mismo lugar”

“En su momento dijimos que con Lacalle Pou se venía un giro de 180 grados. Bueno, dimos esos 180 grados y otros 180 más, porque estamos en el mismo lugar”. Las palabras de Marcelo Nougué, vocero de Un solo Uruguay, dan una pauta clara de cómo se posiciona el movimiento frente al oficialismo. 

Aunque el surgimiento de la agrupación fue celebrada en su momento por los partidos tradicionales, y tuvo en su génesis un espíritu predominantemente blanco, sus actuales referentes aducen que son “desoídos” por las autoridades y ven el vaso medio vacío cuando pasan raya a la cosecha del gobierno de coalición. 

“La única diferencia con el gobierno anterior es que nos trataba como oposición. Acá ni si quiera hay vínculo”, dice Nougué, que si bien rescata un “cambio de discurso” favorable al campo, advierte que eso “no se tradujo en medidas concretas”.  

Nougué le pone voz oficial a la catarsis que día a día se multiplica en una decena de grupos de Whatsapp. Al igual que en la concepción de los autoconvocados, la red de mensajería oficia como conducto para compartir la indignación, proponer medidas y mantener viva la llama del movimiento.

Diego Vila

“Es imposible saber la cantidad de personas que integran o están vinculadas a Un Solo Uruguay. No tenemos lista de afiliados o socios. Pero los grupos de Whatsapp se mantienen todos y hay momentos de mucha actividad”, afirma el vocero del movimiento. Según contaron participantes de esos grupos, por allí pululan opiniones y perfiles de los más variopintos. Nougué destaca que “no se filtra a nadie”. De ahí que el movimiento atraiga desde productores rurales o pequeños comerciantes a ambientalistas radicales. 

La Mesa Coordinadora es la encargada de tamizar toda esa materia prima y mantener el delicado equilibrio entre las posturas más reaccionarias y críticas del sistema político, y aquellas más conciliadoras y propositivas.

Marca perfil

En ese contexto, el primer año de gobierno de Lacalle Pou tuvo a Un Solo Uruguay parado en los pedales en más de una oportunidad. El movimiento criticó el aumento de tarifas, el fracaso de la desmonopolización de combustibles, el reciente cambio de criterio para la fijación de las franjas de IRPF, la falta de medidas que mejoren  la competitividad de la producción nacional, entre otras.

Hubo lugar para celebrar algunas medidas, como los cambios a la inclusión financiera o la atención a la seguridad rural.  

Pero más allá de eso, entre los delegados del colectivo, reina la sensación de no ser debidamente escuchados. “El gobierno tiene un discurso más alineado al campo, el presidente lo ha remarcado, pero a nivel de medidas  no hemos visto mucho”, afirma Nougué. 

“Desde el discurso es un gobierno más cercano. Pero el productor lechero que está pasando mal, por más que le hablen mejor no le cierran los números”, dice Marcelo Nougué, de Un Solo Uruguay.

Sebastián Da Silva, senador del Partido Nacional y una de las caras más visibles del oficialismo en la defensa del interior, dice entender algunas inquietudes del movimiento, pero considera que parte de sus cruces al oficialismo son desmedidos. 

Juan Samuelle

“Un Solo Uruguay es una voz legitima del acontecer del interior de la República. Ahora, tiene en frente al gobierno mas campero de los últimos 40 años, en el que cada medida tiene un espejo en cómo impacta en pequeñas localidades. Las leyes madre de este gobierno contemplaron la realidad del interior y el pago chico. Y después tenés el enviar ambulancias a lugares remotos, poner antenas de Antel, tratar de no cerrar las escuelas rurales, promover una UTU agraria”, argumentó. 

“Entonces podemos entender que murguistas o carnavaleros critiquen a Lacalle Pou. Pero Un Solo Uruguay no tanto”, agrega Da Silva, y señala que el movimiento “debería compartir al menos 50 medidas que se tomaron para el interior en medio de la pandemia”, desde “sacar las partidas de prensa” (como pidió Un Solo Uruguay en su primer acto de 2018) hasta “dar patrulla rural”. 

Rafael Menéndez, diputado de Cabildo Abierto, destaca que la actitud de Un Solo Uruguay lo ratifica como “un movimiento independiente y le da credibilidad”. El legislador señala que algunos reclamos del colectivo han sido atendidos aunque reconoce que “falta trabajar en temas como la competitividad, baja de las tarifas y costos de combustibles, todos temas en los que no son esperables soluciones rápidas”.  

“En definitiva, creo que la visión del gobierno es la de Un solo Uruguay. Quizá han faltado herramientas para traer resultados  más rápido”, agregó.

Da Silva también asume las deudas pendientes, y hasta dice compartir gran parte de las reivindicaciones del colectivo. “Si uno lee, como he leído yo, las tres proclamas, tengo coincidencias casi total. Sobre el precio de gasoil estamos los dos desconformes, Un solo Uruguay y yo. El gobierno de coalición no ha permitido la desmonopolización. Con respecto al abigeato, sabemos que falta mucho. Con respecto a la relación internacional del Uruguay, sé que el presidente lo tiene en agenda, más allá de la pandemia. No hay discrepancias de fondo”, concluye el senador, que dice tener “el mejor trato” con los representantes del movimiento. 

“Podemos entender que los murguistas o carnavaleros critiquen a Lacalle Pou, pero Un Solo Uruguay no tanto. Este es el gobierno más campero en los últimos 40 años”, dice el senador nacionalista Sebastián Da Silva.

Mientras pone el grito en el cielo por algunas decisiones del gobierno, Un Solo Uruguay mira hacia adelante y se propone avanzar en espacios de decisión. 

En esa línea, ya anunció que se presentará a las elecciones del Banco de Previsión Social para ocupar allí los lugares correspondientes a los directores sociales. El movimiento postulará a dirigentes para los tres cargos de representación social (empresarios, trabajadores y pasivos). “Eso demuestra, entre otras cosas, que esto no es una agrupación de patrones. Siempre dijimos que hay de todo dentro del movimiento, y la intención es plantear nuestra propuesta”, afirma Nougué.

El senador Da Silva, por lo pronto, ya adelanta que los votará.  “Ya tengo decidido que mis candidatos van a ser los de Un Solo Uruguay. Precisamos gente del interior auténtico, con los pies en la tierra, en un lugar importante”, comenta a El Observador

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