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Una federación con cabeza empresarial: Stanham le dio un giro a la natación

Llegó en 2016 con un plan a 10 años, duplicó la cantidad de nadadores, dividió el deporte por regiones e incorporó tecnología
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07 de marzo de 2020 a las 05:00

Jugó al hockey y llegó hasta la selección. Fue nadadora aficionada. Es hija y madre de nadadores, y fue a través de ellos que Verónica Stanham empezó a recorrer el camino directriz, primero en Carrasco Lawn Tennis, y desde 2014 como presidenta de la Federación Uruguaya de Natación (FUN). 

Aquellos primeros días la miraban con desconfianza. Cada vez que hablaba de organización y de un plan de trabajo a 10 años, quedaba la sensación de que había llegado al lugar equivocado. Stanham proyectaba crecimiento, y quienes habitaban la FUN la miraron extrañados.

Seis años después, dice que dieron pasos enormes. Reorganizaron la actividad y a través de la regionalización hicieron resurgir la natación en lugares que no había; dotaron de tecnología un deporte que se había quedado en el pasado, y ahora avanza en el plan que planteó para el decenio: transmitir las competencias por televisión y tener un complejo exclusivo de natación.

Su experiencia como empresaria, en la que disfruta los éxito en el rubro informático, sirvió como inspiración para lo que aspiraba volcar al deporte.

“Quería hacer algo por el deporte, una actividad en la que no ganás dinero y en la que de alguna forma brindás lo mejor para ayudar a crecer una organización. Nunca imaginé ser presidenta de la federación, no estaba en mis planes, pero un día me encontré allí y había que hacer algo”, explica a Referí.

“Dirigir una federación en Uruguay es difícil, muy difícil, porque viven con una cultura de deporte menor que no tiene dinero. Es cierto que los recursos son escasos, pero no hay que esperar que te den, hay que salir a buscar, planificar, presentar proyectos, golpear puertas, generar confianza, y así vas a descubrir que avanzás”, resume.

Para Stanham, el camino fue largo y difícil. “Ahora tenemos competencia en 17 departamentos”, confiesa con orgullo, como si se tratara de un logro. De hecho lo es, por los espacios que tenía la natación en todo el país en 2014 y por los que conquistó seis años después.

“Reorganizamos el país en regiones y eso nos dio más credibilidad, participan más deportistas, duplicamos el número de nadadores federados y tenemos una divisional A, B y C”, comenta la presidencia. Cuando llegó a la FUN solo existía la A.

“Cuando llegué, en la federación se cronometraba todo manualmente, como 50 años antes. Hoy podemos decir con orgullo que aplicamos tecnología, adaptadas a la realidad de Uruguay, como la que se utiliza en los mundiales y Juegos Olímpicos con software, bocina, placas. Compramos todo. Hoy los padres pueden ver en sus celulares los resultados al instante. ¿Cómo fue posible eso? Acordamos con Colorado System, una empresa que provee un sistema electrónico para los torneos. Actualmente tenemos ese equipamiento en tres piscinas, una para cada región en que dividimos el país: Norte en Tacuarembó, Centro en Florida y Sur en Maldonado. Equipar cada piscina nos costó más de US$ 30.000”.

Para llegar a esta pequeña revolución, hizo un trabajo de hormiga. Durante los dos primeros años, explica, recorrió las instituciones y habló cara a cara con padres, dirigentes y nadadores. Los convenció.

De todas formas tiene largo camino por recorrer, dice. Uruguay no tiene piscina de 50 metros para organizar una competencia internacional. Por esa razón, cuando la semana pasada leyó en Referí que Sebastián Bauzá quería construir una piscina olímpica, sintió una sensación especial, y espera charlas con el nuevo secretario nacional de Deporte para ver cómo ve posible avanzar en ese ambicioso proyecto, sobre el que Bauzá conversó con Julio César Maglione, presidente de la Federación Internacional de Natación y del Comité Olímpico Uruguayo.

Dice que Neptuno, la alternativa que consideraba el gobierno anterior para su deporte, no es la mejor solución para la natación.

Además, apunta a cambiar los cubos de las piscinas, que son de la década de 1930 y 1940, dice, por los que utilizan en la actualidad. Para 2020 proyecta equipar las tres piscinas regionales con cubos y andariveles de estándar FINA. Para cada piscina debe invertir US$ 12.000.

“Tenemos que tratar al deporte como a una empresa. Tenemos que tener un complejo de natación. Tenemos deberes para adelante, uno de ellos es televisar las competencias de natación. Debemos seguir creciendo”, concluye, mientras hojea el plan que en 2016 presentó a 10 años. Sobre esa base sigue avanzando.

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