Fútbol > UN MOMENTO DIFÍCIL

Una semana de furia de Nacional y Gutiérrez

Tras el descargo del técnico el jueves en conferencia en la que habló de una “campaña desestabilizadora”, llegó un nuevo empate y otros dos puntos perdidos
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18 de agosto de 2019 a las 05:03

La que pasó fue una semana intensa para Nacional, en lo futbolístico y en lo interno. Como nunca antes, su técnico, Álvaro Gutiérrez, muy tranquilo y abierto al diálogo habitualmente, explotó el jueves en conferencia de prensa.

“Hay una campaña desestabilizadora contra Nacional”, disparó de entrada ante el estupor general.

Se refería a que había “escuchado y leído algo” acerca de su posible desvinculación del cargo en caso de no ganar el clásico dentro de dos fechas. “Yo no me manejo con rumores sino realidades”, prosiguió.

“Yo lo único que digo es que den la fuente. Si van a escribir cosas que salen del club, den la fuente, sino nos guiamos todos por rumores”, añadió. Puede ser que tuviera razón, aunque es muy discutible. En lo que se equivocó fue en meter en la misma bolsa a todos. “Hay rumores de una campaña desestabilizadora hacia la institución Nacional por parte de algunos medios”, sostuvo. Tal como él pidió fuentes, también hubiera estado bueno que señalara cuáles son los medios a los que se refería. Nunca está bueno generalizar.

El equipo venía de una exhibición muy pobre en Florida contra Boston River y había dejado dos puntos por el camino sin mostrar prácticamente nada.

El sábado volvió a dejar dos unidades a manos de River, mostrando otra faceta, sin ser nada del otro mundo con la pelota.

Pablo "Pitu" Barrientos

¿Fue culpa de Gutiérrez que Gastón Olveira, el arquero rival, haya jugado el partido de su vida y que le haya sacado seis goles hechos? No, de ninguna manera.

¿Mereció el triunfo Nacional? Es discutible, más allá de esas clarísimas seis situaciones de gol.

Gutiérrez metió mano en el equipo. Realizó cuatro variantes respecto al partido anterior, aunque dos de ellas fueron, una por lesión –Gonzalo Bergessio– y otra por un accidente doméstico –Felipe Carvalho–. ¿Qué mejoró? Poco.

El tema es que Nacional se enfrentó a un rival que también jugó y supo cómo hacerlo. Más allá de salir (casi) siempre con pelota jugada al pie, se defendió con cinco hombres atrás y tuvo al juvenil Diego Vicente en un nivel superlativo, manejando los hilos del mediocampo como si tuviera 15 años en Primera.

El tema es que Nacional es un grande y que debe ganar siempre. Como eso no se está cumpliendo últimamente, comienzan los nervios dentro y fuera de la cancha. Cuando normalmente a los jugadores no les salen las cosas, el hincha insulta y silba, como ocurrió el sábado en el Gran Parque Central.

Ni siquiera el debut tan esperado de Thiago Vecino –con gol incluido– sirvió de bálsamo.

Nacional jugó más de un tiempo con un hombre de más por una polémica expulsión de Luis Urruti y debió aprovecharlo mejor.

Gutiérrez hizo bien los cambios, trató de meter hombres de buen pie y llegada como Brian Ocampo y Sebastián Fernández, aunque se demoró con Rodrigo Pastorini al que recién colocó faltando 8 minutos más los 7 de adición.

¿Qué pasó durante ese lapso? Los nervios, el desorden con el que atacaba su equipo, hicieron que se reiteraran en centros y allí creció la figura de Agustín Ale quitando muchos balones aéreos.

¿Fue un error de Gutiérrez? En este caso, sí. Porque por más que le pidiera a sus futbolistas que abrieran la cancha –como lo hizo muy bien Matías Viña, el mejor de los albos–, no lo consiguió. Él debe tener un plan B para estas situaciones. Nadie dice que sea fácil, pero lo debe aplicar y esta vez no se vio.

Matías Viña

Su equipo careció de falta de efectividad –más allá de la notable gestión del arquero rival– y dejó en evidencia la tremenda relevancia que tiene en este plantel Gonzalo Bergessio. Su peso específico en el área contraria es determinante. El sábado no estuvo y se sintió muchísimo.

Más allá del protagonismo que tuvo ante River, la situación de Nacional es preocupante. Su fútbol no contagia, carece de sorpresa, de inventiva, de repentización. En el primer tiempo ante River, generó muy poco. Mejoró en el complemento, pero a los tumbos.

Cuesta entender a qué juega a veces, qué pretende el entrenador, cuál es su identidad.

¿Qué hubiera pasado si Nacional ganaba? ¿Gutiérrez se hubiera equivocado menos?

No, pero ganar siempre sirve. “Como lo dije a principio de año, el puesto de cualquier entrenador de equipo grande es en base a buenos resultados. Si vos tenés buenos resultados al margen que juegues mal, siempre se te respalda. Vos jugás bien, pero si no ganas, te terminás yendo”, dijo el entrenador el pasado jueves.

Fue una semana dura, difícil, en la que de seis puntos se consiguieron dos y en la que hubo declaraciones fuertes de parte de Gutiérrez.

Nacional tiene mucho más para dar y él lo sabe como nadie. Tiene todo para mejorar y está a tiempo.

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