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20 de julio 2024 - 5:00hs

Naciones Unidas ha actualizado sus proyecciones poblacionales y se reafirma una situación inédita para la especie. Durante los últimos 20 años de este siglo la población bajaría. Supongamos que el cambio climático no es tan grave como muchos pensamos. Supongamos que no hay una guerra nuclear entre Rusia, China, la Otan, Irán, Israel, Corea del Norte. Supongamos que todo va bien. En ese escenario, la población mundial baja.

Cuando Malthus descubrió las primeras leyes de la demografía era poco imaginable una sitación así. Explicar las estadísticas que indican que en 63 países la población ya está bajando y que en Uruguay ya bajaría sino fuera por la inmigración que llega desde zonas tropicales. Si tenemos una perra bien alimentada y nos da 10 cachorros por año, y a esos cachorros los cuidamos con cuidado y amor y tienen 10 cachorros cada uno, es fácil entender que la población de ese y cualquier ser vivo, en ausencia de limitaciones crece exponencialmente.

Ese principio meramente matemático pero que podemos comprobar fácilmente dejando una fruta fuera de la heladera días y días y empezando a contar las moscas que revolotean, dio inicio a la demografía en su famoso Ensayo de la población.

Hasta no hace mucho tiempo -evolutivamente hablando- la ley de Malthus se cumplía también para la población humana, que empezó el siglo XX con 1.500 millones de personas y lo terminó con 6.000 millones. La población humana se multiplicó por cuatro y eso era claramente insostenible.

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Esa situación generó muchas reflexiones y advertencias. El planeta no podría sostener el crecimiento poblacional. En ese debate se plantaron los tecno optimistas planteando que la tecnología resolvería los problemas y que los precios de alimentos y energía no se dispararían.

En ese largo debate, los precios, más allá de algunos vaivenes dan la razón a los tecnooptimistas. Pero la historia humana es viaje en el tiempo de final abierto. Los tecnooptimistas tienen razón en cuanto a que el cambio tecnológico genera mejoras en la eficiencia que compensan el aumento de la demanda derivado del aumento de la población. Si hoy hay hambre en el mundo es poruqe hay guerras, injusticias, discriminaciones, zonas de mala administración endémica, desperdicio de alimentos. No porque no hayamos construido capacidad de producción para los 8.000 millones que somos ni para los 10.300 millones que seremos.

El tecno optimismo tiene un problema con la llamada paradoja de Jevons, al mejorar la eficiencia baja el precio de los productos y el consumo nunca deja de crecer. Si me cambio de un automóvil de gasolina a uno eléctrico contamino menos y es más barato. Pero si en mi familia había un auto, probablemente pasen a haber tres, y entonces la demanda sigue creciendo.

Disgresiones teóricas aparte, la trayectoria poblacional de este siglo es única y muy especial. De acuerdo a esta actualización de proyecciones, seremos 10.000 millones en 2061, y llegaremos a 10.300 millones cerca de 2080. En los primeros 80 años seguirá creciendo la población no ya exponencialmente. Del 2080 en adelante un descenso ¿hasta cuanto? Pregunta para el largo, verdaderamente largo plazo.

Algo ha cambiado en el comportamiento de las mujeres y tener más de dos hijos es algo cada vez más raro, mientras que no tener ninguno o tener uno es cada vez más generalizado. La población crece en buena medida por la inercia de crecimientos anteriores y porque la esperanza de vida sigue en aumento. Cada vez menos niños, cada vez más veteranos.

Malthus no pudo imaginar que las mujeres iban a tener más prioridad en hacer un doctorado o acceder a una alta gerencia que en criar cuantos niños pudieran.

Por otro lado, quienes vemos una alta fragilidad en la biosfera, hielos que se derriten, temperaturas que suben, ciclones, inundaciones y sequías cada vez más frecuentes, vuelos en avión también cada vez en mayor cantidad, el consumo de petróleo cruzando por primera vez en la historia los 100 millones de barriles cada día, no podemos evitar preguntarnos sino ocurrirá un gran colapso antes de que en 2080 se llegue a los 10.300 millones de personas.

Que la población baje, puede ser visto como una tendencia esperanzadora desde el punto de vista de restaurar los equilibrios biológicos que se están perdiendo. Pero desatará impulsos que ya estuvieron desatados en la primera mitad del siglo XX. El calentamiento aumentará las presiones migratorias desde zonas calurosas a zonas templadas, la enorme mayoría del crecimiento poblacional provendrá del África subsahariana, la población en países desarrollados cae, ya sean China, Japón, Corea del Sur, Rusia o Ucrania.

En los países desarrollados en los que la población no cae, crece en base a inmigración y la población original se vuelve cada vez más minoritarias. Esto genera una lógica de conflictos muy difícil de frenar. Y el regreso de doctrinas políticas racistas puede estar a la vuelta de la esquina.

A medida que la población baje en más y más países crecerá el esfuerzo por revertir la tendencia. Hasta ahora pagar más a las mujeres no ha funcionado. Corea del Sur ha creado un ministerio de la población, Vladimir Putin ha reclamado a las mujeres rusas que tengan más hijos. Hasta las sometidas mujeres musulmanas tienen cada vez menos hijos.

Que las mujeres de mejor situación económica sean las que menos hijos tienen es una tendencia que lleva a muchas reflexiones.

Entre los datos surgidos quedemos con los más alentadores. La esperanza de vida sube y seguirá subiendo. Ha alcanzado a 73,3 años en 2024 y será algo cercanos a los 77,4 en 2054. Y si llegamos hasta ahí, quien sabe qué inventos habrá para intentar seguir observando este mundo loco en el que hemos tenido la suerte de nacer.

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