Después de varios años de retracción y un contexto global desafiante, el flujo de capital hacia las startups argentinas muestra señales de recuperación. En 2024, el ecosistema startup local logró captar US$ 412 millones, consolidando verticales como fintech y biotecnología, y despertando nuevamente el interés de fondos internacionales.
En diálogo con El Observador, Fernando Paez Solchaga, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (ARCAP), explicó las claves de este repunte, el atractivo del talento argentino y las perspectivas para el sector.
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Inversiones y panorama general del ecosistema startup
- En los últimos años el flujo de inversiones hacia startups argentinas había mostrado una fuerte retracción, pero las cifras recientes parecen marcar un cambio. ¿Cómo leen desde ARCAP este repunte?
- La realidad es que el venture capital es una industria de ciclos. Lo que vivimos en 2020 y 2021, con mucho capital disponible a nivel global, generó un pico de inversión que luego se ajustó. En 2024 vimos unos US$ 412 millones invertidos en startups con base en Argentina, lo que marca una recuperación respecto de años anteriores y nos entusiasma mucho. Si bien hay compañías que trasladan su casa matriz a otros países por distintas razones, mantienen operaciones y talento en Argentina, y eso es muy valioso porque consolida el ecosistema local.
- ¿Hacia qué sectores se dirigieron principalmente esas inversiones?
- Hubo una gran concentración en cuatro verticales clave: fintech, biotecnología, agtech y lo que llamamos tecnología de frontera. Son sectores donde Argentina tiene un talento emprendedor muy sólido, con soluciones que nacen acá y luego se expanden a otros mercados de la región. Además, el agro argentino sigue siendo de primer nivel a escala global, y vemos incluso fondos europeos y estadounidenses interesados en conocer mejores prácticas locales.
- ¿Cómo se complementa la inversión local con la participación de fondos internacionales?
- En general, los fondos que integran ARCAP invierten en etapas muy tempranas, y por eso la colaboración con inversores de Brasil, México, Estados Unidos o Europa resulta clave para etapas posteriores de crecimiento. Buscamos fortalecer esos vínculos para que las startups argentinas puedan dar el salto internacional con más respaldo. Por eso siempre mantenemos una mirada moderadamente optimista: creemos que este repunte puede ser un piso desde el cual seguir construyendo en el mediano y largo plazo.
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Las startups de biotecnología locales están llamando la atención de inversores internacionales
Verticales emergentes y talento argentino
- En los últimos tiempos se empezó a hablar con más fuerza de la biotecnología como un área pujante, incluso a la par del fintech. ¿Qué explica este auge?
- Es una muy buena pregunta. La biotecnología en Argentina tiene una base científica de altísima calidad, con universidades que forman profesionales de primer nivel. Hay fondos como CITES o SF500 que vienen trabajando hace tiempo con estas instituciones para fomentar la mentalidad emprendedora en perfiles científicos. Eso permite trasladar conocimientos y detectar oportunidades desde etapas muy tempranas. Al final del día, no se trata solo de quedarse en el laboratorio, sino de transformar esas capacidades en proyectos que generen soluciones concretas para el mercado.
- ¿Cómo ven la evolución de este tipo de emprendimientos más ligados a la ciencia?
- Son industrias que demandan tiempos de maduración largos, porque no siguen un único camino ni una receta común. Hay físicos, biólogos, químicos que se animan a emprender y a construir negocios muy de nicho, a veces con reacciones o productos muy complejos, que requieren paciencia. Pero estamos viendo casos exitosos, como BiFlow, Climon o incluso proyectos vinculados al carbono, que inspiran a nuevas generaciones.
- ¿Qué rol juega hoy la colaboración público-privada en este desarrollo?
- Es fundamental. Hay un círculo virtuoso: si mejoramos los inversores, mejoramos las empresas, y eso deriva en mejores emprendedores que resuelven desafíos concretos. Desde ARCAP trabajamos mucho con entidades como ASEA, Endeavor o gobiernos provinciales, para conectar talento con capital y generar impacto. Un buen ejemplo es el Foro de Inversiones, que no se hacía desde 2019 y volvió con mucha fuerza, con gran interés de fondos regionales e internacionales. Es una muestra de cómo la articulación entre lo público y lo privado potencia el ecosistema.
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Minería y energía son sectores para desarrollar dentro del sistema emprendedor argentino
Perspectivas, desafíos y regulación
- Mirando hacia adelante, ¿qué condiciones considera clave para sostener este repunte de inversiones?
- Creo que es esencial mantener reglas claras y estables. Por ejemplo, la aprobación de la Ley de Bases o la flexibilización del cepo cambiario son señales muy alentadoras para los inversores. Al final, los fondos compiten por atraer capital que luego debe poder salir del país en algún momento, y si no hay certezas el riesgo se incrementa y termina afectando la valuación de las startups. Hoy vemos un interés creciente en Argentina porque se percibe un camino hacia mayor previsibilidad macroeconómica, y eso es clave para consolidar el mercado.
- ¿Qué otros sectores podrían captar inversiones en el corto o mediano plazo?
- Además de fintech y biotecnología, hay mucho entusiasmo con verticales como healthtech, edtech y SaaS. También me parece que el segmento de tecnología para la minería, lo que llamamos mintech, tiene un potencial enorme, mirando lo que sucede en países como Perú o Chile. Argentina tiene recursos y talento para desarrollar soluciones asociadas a logística, energía y minería, y en el futuro podrían surgir startups muy valiosas en esos sectores.
- ¿Qué balance hacen de lo que va de 2025?
- Hoy ya se superaron los US$ 100 millones invertidos solo en fintech durante el primer semestre, con casos como Mendel o Calió. Si bien parecen montos relativamente bajos, hay que recordar que los fondos que integran ARCAP invierten en etapas muy tempranas, con horizontes de 9 a 12 años. El compromiso sigue siendo de largo plazo, y la idea es seguir posicionando a la Argentina como tierra de oportunidades, no solo para el venture capital, sino para toda la economía real.