25 de noviembre 2025 - 18:27hs

"Como ha hecho Estados Unidos con la Homeland Security, en la que han integrado dos policías: la TSA y la Border Patrol". Con esa comparación Patricia Bullrich, saliente ministra de Seguridad, presentó la Agencia Nacional de Migraciones, en un acto oficial en la Dirección Nacional de Migraciones junto a su sucesora, Alejandra Monteoliva.

La creación de la Agencia responde al traspaso de la cartera de Migraciones desde el Ministerio del Interior hacia el de Seguridad, una decisión tomada tras el reordenamiento político posterior a las elecciones de octubre. Para Bullrich, el movimiento responde a estándares globales: “Esta mudanza tiene que ver con un diseño que es práctica en todo el mundo, que define cómo se desarrolla el control migratorio y cuál es la seguridad necesaria para quienes lo llevan adelante”.

La ministra insistió en que Argentina requiere una estructura capaz de integrar la gestión migratoria con la lógica de seguridad fronteriza. “Hoy en día la Argentina está en una situación privilegiada respecto a países vecinos que han tenido un enorme avance del crimen organizado”, afirmó. “Para eso, el control migratorio debe ir más allá de las fronteras formales y cubrir miles de kilómetros donde no hay presencia del Estado”.

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Integración de fuerzas y enfoque federal

Bullrich explicó que el nuevo organismo buscará articular las funciones migratorias con las fuerzas federales que ya cumplen tareas fronterizas. “Tenemos tres policías de fronteras: la PSA en aeropuertos, la Gendarmería en fronteras terrestres y la Prefectura en zonas marítimas”, detalló. Según la ministra, esta dispersión operativa dificultaba una estrategia integral de control.

La Agencia, afirmó Bullrich, contará con participación federal: “Queremos que colaboren todas las provincias con una mirada federal y nacional”. El objetivo es que el organismo no funcione como una estructura aislada sino como parte de un sistema coordinado de seguridad y administración migratoria. Asimismo, también mencionó experiencias internacionales: desde la integración europea hasta modelos de Canadá, Australia, Japón, Corea, Chile y Brasil. “Esta desintegración en dos cabezas, en dos ministerios, la vamos a dejar atrás con esta decisión”, prometió.

Modernización y control territorial

Una parte central de la reforma será la interoperabilidad tecnológica entre Migraciones y las fuerzas de seguridad. “El sistema actual es moderno y facilita el control migratorio, pero está desfasado respecto a la seguridad que necesitan los puestos migratorios”, explicó. “Nuestro objetivo es que ambos funcionen como una sola tarea, con criterios institucionales y jurídicos equivalentes a los de otros países”.

La ministra destacó que la Argentina cuenta con presencia en 237 pasos fronterizos, además de una creciente digitalización de trámites como residencias y ciudadanía. Sin embargo, señaló que esto no es suficiente frente a la realidad territorial: “Hay una gran parte de nuestra frontera que es fácil de cruzar; necesitamos interoperabilidad para tener información online y mejorar el control”. La nueva agencia incorporará sistemas de cámaras, drones y dispositivos de control remoto ya desplegados en zonas de frontera. A su vez, permitirá una mejor coordinación para expulsiones, fiscalización y operativos combinados con fuerzas federales.

Un organismo autónomo con proyección estratégica

La Agencia Nacional de Migraciones será un organismo “desconcentrado”, explicó Bullrich, lo que le otorgará mayor autonomía operativa respecto del actual esquema de Dirección Nacional. “Vamos a modificar los mecanismos necesarios para que esto pueda ponerse en marcha, con intervención de la Comisión Bicameral”, señaló.

El rediseño apunta a ordenar dos dimensiones clave: por un lado, agilizar el tránsito en pasos críticos, como el puente Tancredo Neves, donde las demoras pueden extenderse por horas; por otro, fortalecer y tecnificar el control en los puntos no formalizados, donde el Estado hoy tiene menor presencia.

Bullrich también enmarcó la reforma en una estrategia más amplia de inserción internacional. “Es importante alinear internacionalmente a la Argentina con los modelos de gestión migratoria moderna”, sostuvo. Según la funcionaria, la nueva agencia busca combinar ingresos más ágiles, mayor control territorial, coordinación federal y tecnología de punta.

Estados Unidos, un modelo que el Gobierno sigue

Si bien la creación de la Agencia Nacional de Migraciones no forma parte directa de los convenios firmados recientemente con Washington, el diseño institucional elegido por el Gobierno —inspirado en Homeland Security— exhibe una convergencia clara con los estándares que Estados Unidos aplica en materia migratoria, de seguridad y control fronterizo. Para Bullrich, esa arquitectura integrada es el modelo que la Argentina debe adoptar, siguiendo prácticas ya asentadas en Europa, Asia y varios países latinoamericanos.

En julio, durante la visita de la secretaria de Homeland Security, Kristi Noem, Argentina y Estados Unidos sellaron una serie de acuerdos que el Ejecutivo calificó como “históricos”. El paquete incluyó protocolos de intercambio de información para combatir redes criminales transnacionales, mecanismos de cooperación para identificar y monitorear organizaciones vinculadas al narcotráfico y la trata de personas, y asistencia estadounidense para modernizar los controles fronterizos mediante tecnología y capacitación especializada.

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Estos convenios se inscriben en una agenda de seguridad que busca profundizar la articulación bilateral frente a amenazas regionales, mejorar la vigilancia en zonas vulnerables y acercar a la Argentina a los estándares operativos de Estados Unidos en materia de fronteras.

Los acuerdos firmados ayer corresponden a una agenda distinta, enfocada en la Aduana y en la facilitación del comercio seguro. En este caso, las autoridades aduaneras de ambos países rubricaron un entendimiento que contempla el intercambio de información en tiempo real para detectar contrabando, subfacturación, sobrevaluación y otros flujos ilícitos vinculados al comercio exterior.

El convenio también prevé cooperación técnica para mejorar la trazabilidad, la adopción de estándares del Customs and Border Protection (CBP) en los sistemas de control de riesgo y capacitaciones para reforzar la detección de mercancías sensibles, incluidas drogas sintéticas y precursores químicos. A diferencia de los acuerdos de julio —centrados en crimen organizado y seguridad interior—, este se orienta a transparencia comercial, cumplimiento normativo y prevención del fraude aduanero.

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