12 de septiembre 2025 - 17:44hs

Sólo cinco de cada 100 estudiantes vulnerables alcanzaron los contenidos mínimos de matemática al finalizar la educación secundaria en 2024, según reveló el tercer informe del Indicador de Desigualdad de Aprendizajes elaborado por la Escuela de Educación de la Universidad Austral. El dato contrasta con el 28% de estudiantes no vulnerables que lograron los mismos objetivos, una brecha que se triplicó en el trayecto entre la escuela primaria y secundaria y que parece dividir al sistema educativo argentino en dos realidades paralelas.

El estudio, dirigido por las investigadoras Eugenia Orlicki y Cecilia Adrogué, analizó los resultados de las pruebas Aprender entre 2016 y 2024 y determinó que la desigualdad en matemática creció 30% en la última década en el nivel secundario, mientras que en lengua se mantuvo prácticamente estable. Los datos evidencian que Argentina enfrenta no solo una crisis de aprendizajes, sino una fractura educativa que se profundiza especialmente en esta materia.

"En matemática todavía no vemos un piso de recuperación: los aprendizajes siguen cayendo y la brecha se amplió en la última década. La situación de los estudiantes más vulnerables es crítica", explicó Orlicki, doctora en Economía especializada en temas educativos. Los números respaldan esta afirmación: en 2016, el 13% de los estudiantes más vulnerables alcanzaba los niveles satisfactorios en matemática, una cifra que se desplomó al 5% en 2024.

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Una brecha que se abre en primaria y explota en secundaria

El fenómeno de la desigualdad matemática comienza en la escuela primaria pero alcanza dimensiones alarmantes en la secundaria. En sexto grado, la brecha entre estudiantes vulnerables y no vulnerables es de 1.8, lo que significa que por cada alumno vulnerable que alcanza los aprendizajes mínimos, lo logran 1.8 estudiantes no vulnerables. Sin embargo, al llegar al último año de secundaria, esta brecha se triplica hasta llegar a 5.3.

El primer informe de las investigadoras, que siguió a la misma cohorte de estudiantes desde 2016 en primaria hasta 2022 en secundaria, confirmó esta tendencia: la brecha en matemática pasó de 1.6 a 5.5 en ese período. "El gran desafío está en matemática, porque no se trata sólo de desigualdad: se trata de un retroceso general en el nivel de logros tanto en primaria como en secundaria", señaló Adrogué, también doctora en Economía, profesora de la Universidad Austral e investigadora adjunta del Conicet.

En contraste, la situación en lengua muestra un panorama diferente. En primaria, la brecha es de 1.6 y en secundaria de 1.7, prácticamente sin variación. Mientras que el 52% de los estudiantes vulnerables alcanza los aprendizajes mínimos en lengua en sexto grado frente al 81% de los no vulnerables, en el último año de secundaria estos porcentajes son del 43% y 72% respectivamente.

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Dos países educativos bajo el mismo techo

La diferencia entre matemática y lengua revela la conformación de dos sistemas educativos paralelos. En lengua, aunque existe desigualdad, la brecha se mantiene estable y los niveles de aprendizaje no registran caídas significativas. En matemática, en cambio, la situación dibuja un panorama de deterioro sostenido que afecta más gravemente a los sectores vulnerables.

"Los datos muestran que, en un contexto general de resultados bajos, de cada cinco alumnos menos vulnerables que alcanzan los aprendizajes mínimos lo hace uno del grupo de los más vulnerables. Esa cifra es alarmante y pone en evidencia la urgencia de políticas focalizadas", remarcó Orlicki.

El impacto de esta división trasciende lo académico. Los estudiantes que no alcanzan competencias básicas en matemática enfrentan serias limitaciones para acceder a carreras universitarias técnicas, empleos calificados y oportunidades de movilidad social ascendente. La matemática se convirtió así en un filtro social que perpetúa y profundiza las desigualdades existentes.

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El punto de quiebre de 2021

El análisis temporal revela que 2021 fue el año donde la desigualdad alcanzó sus picos máximos tanto en primaria como en secundaria. En sexto grado, la brecha en matemática llegó a 2.1, mientras que en lengua alcanzó 1.8. Aunque posteriormente se registraron leves mejoras, los niveles actuales siguen siendo superiores a los de 2016.

La caída en los aprendizajes matemáticos comenzó antes de las cuarentenas decretadas por la pandemia de COVID, pero se aceleró durante ese período. En primaria, el porcentaje de estudiantes vulnerables que alcanza los mínimos en matemática descendió del 48% en 2016 al 39% en 2023. Entre los estudiantes no vulnerables, la caída fue del 79% al 68% en el mismo período.

"Es urgente contar con estrategias específicas que garanticen mayor equidad en el acceso a una educación de calidad", enfatizó Adrogué. Las investigadoras coinciden en que los problemas arrancan en primaria y se profundizan en la educación secundaria, lo que requiere intervenciones tempranas y sostenidas en el tiempo.

El indicador creado por la Universidad Austral se basa en una metodología innovadora que permite análisis longitudinales sin depender de una única base de datos. La herramienta compara sistemáticamente el rendimiento del 20% de estudiantes de menor nivel socioeconómico con el 20% de mayor nivel socioeconómico, utilizando los datos del Operativo Aprender del Ministerio de Capital Humano. Esta metodología permite analizar tanto datos históricos como proyecciones futuras y realizar comparaciones consistentes en el tiempo, incluso cuando no se dispone de seguimientos longitudinales completos.

El estudio se enmarca en una serie de investigaciones sobre desigualdad educativa que incluye análisis comparativos con otros países de América Latina. Según trabajos previos de las mismas investigadoras, Argentina se encuentra entre los países con mayores brechas educativas de la región en matemática, junto con Brasil y Perú. En lengua, las diferencias son menores pero Argentina también aparece entre los países con mayor desigualdad, junto con Perú y Colombia.

Las investigadoras advierten que esta fractura educativa compromete seriamente las oportunidades futuras de los estudiantes más vulnerables y demanda una respuesta integral del sistema educativo. "No se trata solo de una cuestión de equidad, sino de un problema que afecta las bases productivas del país", advirtió Orlicki. Sin una intervención urgente y focalizada, Argentina podría consolidar definitivamente un sistema educativo de dos velocidades que profundice aún más las desigualdades sociales existentes y limite su potencial de desarrollo a largo plazo.

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matemática Argentina Educación Pruebas Aprender

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