En un contexto marcado por la aceleración constante, la autoexigencia y la dificultad para poner límites, el burnout dejó de ser un problema aislado para convertirse en una señal de época. El cansancio crónico, la desconexión emocional y la sensación de no dar abasto atraviesan a personas de distintos ámbitos, especialmente en el mundo laboral, donde la presión por rendir y responder de forma inmediata convive con una creciente dificultad para cuidar el bienestar personal.
El Observador, junto a Medicina Personalizada (MP), estrenó el episodio 21 de MP Talks, un espacio de conversación que profundiza en el burnout, un fenómeno cada vez más extendido en la vida cotidiana y laboral.
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Para abordarlo desde miradas complementarias, el ciclo reunió a la psicóloga Lilian Ponce y a Gabriel Colla, fundador de Infocorp, quienes reflexionaron sobre el agotamiento crónico, la autoexigencia y la necesidad de volver a poner a la persona en el centro.
Cuando el estrés se vuelve permanente
Desde una perspectiva clínica, Ponce explicó que el burnout no es un cansancio pasajero, sino un síndrome que aparece cuando el estrés se sostiene en el tiempo y supera la capacidad de tolerancia de la persona. “Vivimos en la sociedad del cansancio”, señaló, aludiendo a un contexto donde las demandas laborales, personales y familiares se superponen sin pausas claras. En ese escenario, el estrés deja de ser ocasional y se vuelve permanente, dando lugar a un cuadro que afecta tanto el cuerpo como las emociones.
La psicóloga identificó tres características centrales del burnout. La primera es el agotamiento físico y emocional, que se manifiesta en dificultades para descansar, trastornos del sueño, desorden en la alimentación y una sensación de “congelamiento emocional”, donde las personas dejan de registrar lo que sienten. La segunda es la despersonalización, una pérdida progresiva de la empatía y la conexión con los demás, especialmente frecuente en profesiones de servicio como la salud y la educación, donde el trabajo emocional es constante. La tercera es la falta de iniciativa, con dificultad para tomar decisiones y resolver tareas que antes resultaban manejables.
La presión de la inmediatez y la comparación
Ponce también advirtió sobre el impacto de la comparación permanente y la inmediatez. La multiplicidad de estímulos, la exigencia de responder de forma instantánea y los límites cada vez más difusos entre lo laboral y lo personal generan un clima que favorece el desgaste. En ese sentido, destacó la importancia del autocuidado y la puesta de límites como herramientas preventivas, aprendiendo a diferenciar lo urgente de lo importante, aceptar que no todo debe resolverse de inmediato y tolerar la espera como parte de una vida más saludable.
La experiencia personal detrás del desgaste
Desde su experiencia personal, Colla aportó una mirada íntima sobre cómo la exigencia, el perfeccionismo y la competencia constante pueden convertirse en factores de riesgo. Reconoció que ciertas características personales, muy valoradas en el mundo emprendedor, pueden predisponer al agotamiento cuando se sostienen en el tiempo sin espacios de revisión. “Primero competís con otros y después competís con vos mismo, hasta que la energía se agota”, reflexionó.
Colla relató que, frente a las primeras crisis de pánico, atravesó un proceso que comenzó con la negación y continuó con la aceptación y la toma de conciencia. Detenerse, observar y escuchar lo que sucede internamente fue, según explicó, un punto de inflexión. “Hay cosas que hacemos que no nos hacen bien, pero para darnos cuenta tenemos que estar sensibles, y para estar sensibles hay que parar”, afirmó.
Uno de los conceptos centrales que dejó su testimonio fue la diferencia entre las reglas del juego y el valor del ser humano. Para Colla, los indicadores, metas y resultados son necesarios para medir desempeños, pero no definen la dignidad de una persona. “Ninguno de nosotros tiene que rendir examen para ser suficiente”, sostuvo, remarcando que el problema aparece cuando incluso el autocuidado se vive como una exigencia más.