“Se trata de un objetivo militar, aparentemente ubicado fuera de un centro poblado y parece que las infraestructuras petroleras no han sido afectadas”, explicó John Kilduff, analista de Again Capital. Por el momento, “está claro que esto no tiene impacto” en el estrecho de Ormuz, que conecta el Golfo Pérsico con el de Omán y por donde transita el 20% del petróleo mundial. El cierre de esa vía sería una “pesadilla absoluta” para el mercado, indicó a AFP, Arne Lohmann Rasmussen, de Global Risk Management.
Wall Street, por su parte, cerró con ganancias este lunes: el Dow Jones avanzó 0,89%, el Nasdaq subió 0,94% y el S&P 500 ganó 0,96%, impulsados en parte por la baja del crudo y por la percepción de que la escalada no afectará directamente el suministro global de energía.
Alta incertidumbre, petróleo y tasas: la mirada desde Uruguay
Para el economista Ramiro Correa, uno de los principales efectos del conflicto es el aumento de la incertidumbre global. “Nadie sabe a ciencia cierta si esto será un conflicto corto o de larga duración. Tampoco sabemos hasta dónde puede escalar, aunque las señales son que esto irá escalando en el corto plazo”, indicó. En ese escenario, uno de los principales precios que se está moviendo es el del petróleo, no solo por el impacto en la producción —dado el rol de Irán y de países vecinos— sino también por factores logísticos, como el control del estrecho de Ormuz.
Correa explicó que un aumento sostenido del petróleo “presionaría al alza la inflación internacional”, lo que llevaría a los bancos centrales a endurecer su política monetaria mediante subas de tasas de interés. A su vez, esto podría encarecer el financiamiento de los países y tener un efecto recesivo en los niveles de actividad global.
Desde la perspectiva del economista Ramón Pampín, el conflicto afecta principalmente “dos precios: el del petróleo y el del dinero en Estados Unidos y en Uruguay”. Pampín advirtió que, si bien actualmente se observan movimientos de corto plazo en ambas variables, existe una tensión de mediano plazo para la Reserva Federal (FED): “en la medida en que el precio del petróleo suba, la FED debería sostener o subir tasas, lo cual no es del deseo de la administración Trump”.
Además, recordó que algunos miembros de la FED han hablado de una posible baja de tasas de interés hacia finales de julio, aunque existe una rigidez en el vínculo Trump- Jerome Powell (el presidente de la FED) respecto al camino que debería seguir la tasa de interés (de mayor ritmo de descenso para Trump que lo que ha resultado para el banco central estadounidense).
Según Pampín, si bien los mercados están mostrando señales de relativa estabilidad, “aún hay margen para esperar lo peor” si el conflicto se agrava.
image.png
El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell.
Dólar, inflación y precios clave para Uruguay
Por su parte, el economista Ignacio Umpiérrez ubicó este conflicto dentro de un contexto internacional más amplio, caracterizado por tensiones geopolíticas y comerciales, inflación persistente y riesgos fiscales. En su análisis, las tensiones en Medio Oriente y la disputa arancelaria entre China y Estados Unidos han sido “fuente de alta volatilidad” en los últimos meses.
A diferencia de otros episodios, esta vez el dólar se ha depreciado y las tasas de interés se han mantenido altas, lo que según Umpiérrez refleja una consolidación de riesgos asimétricos en la economía estadounidense, “con mayor probabilidad de persistencia inflacionaria y problemas de sostenibilidad fiscal, lo que mantendría contractiva la política monetaria de la FED”.
Desde el punto de vista de las materias primas, señaló que en los últimos meses se ha observado heterogeneidad en los precios relevantes para Uruguay, mientras que los granos se han debilitado, la carne y los lácteos mostraron cierta firmeza, y el petróleo, aunque con volatilidad, tuvo incrementos importantes en el último mes, ligados al conflicto.
Umpiérrez consideró que el escenario base es de debilidad en los precios de las materias primas por razones de demanda, debido al menor crecimiento proyectado en la mayoría de las economías desarrolladas y emergentes. “La dificultad de las economías para crecer a mayores tasas es un driver consistente con precios de materias primas que tenderían a mantenerse débiles en términos históricos de las últimas décadas”, indicó.
Sin embargo, Umpiérrez no descartó rebrotes inflacionarios vinculados a los costos energéticos o arancelarios, que podrían trasladarse a precios y generar subas, incluso en los de las materias primas, debido a factores vinculados a la oferta.
https://www.bbc.com/mundo/articles/ckg6wz5431go
Irán aseguró que los ataques de Israel constituyeron una declaración de guerra.
Getty Images
En su opinión, “el escenario global para Uruguay continuaría siendo más bien adverso”, con recortes en las estimaciones de crecimiento mundial y de los principales socios comerciales del país, por riesgos al alza en la inflación global, costos de financiamiento elevados y un dólar poco favorable para amortiguar esos shocks.
Los economistas señalaron que el impacto de este conflicto sobre Uruguay dependerá de la duración del enfrentamiento, de su intensidad y de sus efectos sobre los precios internacionales.
Efectos mixtos: exportaciones al alza, pero menor demanda global
Para el economista Pablo Montaldo, si la guerra escala y afecta la producción o el transporte de petróleo, es posible que los precios del crudo suban de forma significativa. “En 2022 llegaron a US$ 125 por barril”, recordó. Eso podría generar un efecto en cadena: más inflación global, subas de tasas, caída en los mercados y menor crecimiento.
En el caso de Uruguay, según Montaldo, si el enfrentamiento se intensifica y el precio del petróleo sube significativamente, se activarían “fuerzas contrapuestas”, con efectos mixtos. Por un lado, el país podría beneficiarse, ya que su economía está fuertemente vinculada a la exportación de materias primas, cuyos precios suelen subir cuando lo hace el petróleo. Eso podría traducirse en mejores precios de exportación, lo que compensaría el impacto del aumento del crudo importado. En ese escenario, el resultado neto podría ser positivo. Sin embargo, si el conflicto deriva en una desaceleración de la economía global y una menor demanda internacional, el efecto sería negativo. Por ahora, sostuvo, es imposible anticipar cuál de estos factores predominará.
Correa coincidió en que el efecto para Uruguay podría ser mixto, pero agregó que el conflicto también puede repercutir sobre la inversión extranjera. “Los capitales van a ir por los activos más seguros. Esto puede significar un freno en el flujo de la inversión que llega a nuestro país. Pero afirmarlo por ahora sería apresurado”, dijo.
20250324 Fachada del Banco Central del Uruguay, BCU.
Fachada del Banco Central de Uruguay (BCU)
Foto: Inés Guimaraens
"El mayor desafío" para el Banco Central
Finalmente, Correa consideró que “el mayor desafío lo va a tener" el BCU y comparó la situación actual con la que generó la invasión de Rusia a Ucrania. Explicó que la reciente baja en los precios de los bienes transables ayudó a reducir la inflación local, por lo que resulta clave observar qué ocurrirá ahora, ante un posible cambio de tendencia. "¿El BCU se mantendrá firme en su objetivo de inflación del 4,5%?", planteó como interrogante y dijo que "se deberían observar aumentos en la tasa de política monetaria".
Por último, advirtió que una aceleración de la inflación podría impactar en la 11ª ronda de negociación colectiva, prevista para dentro de un mes. Si ese repunte inflacionario es incorporado en las negociaciones salariales, podría haber presión sobre los precios de bienes y servicios no transables, lo que dificultaría aún más la tarea del BCU, según consideró.
A eso se suma la visión de Montaldo quien advirtió que, en un escenario de menor crecimiento global, Uruguay podría enfrentar una demanda externa más débil. En cuanto a los flujos comerciales, consideró poco probable que el país se vea beneficiado de forma estructural por un eventual reacomodo de rutas o proveedores. “Al escenario en el que Uruguay se beneficia de un mundo en conflicto le atribuyo poca probabilidad de ocurrencia”, apuntó.
En la misma línea, Umpiérrez indicó que la actividad económica en Uruguay ya muestra señales de desaceleración, que podrían profundizarse si el contexto global se vuelve más turbulento. En su análisis, la combinación de inflación externa, costos financieros altos y menor dinamismo mundial configura un entorno desafiante para el país en la segunda mitad del año.
(NdeR: Las opiniones recogidas en esta nota fueron realizadas por los economistas consultados antes del anuncio del presidente estadounidense Donald Trump, realizado el lunes a la noche, sobre un supuesto acuerdo de cese al fuego entre Israel e Irán. Al cierre de esta edición, ni Israel ni Irán habían confirmado públicamente ese pacto).