Estos centros icónicos representan símbolos de cultura que embellecen los viajes de millones de personas en todo el mundo. A continuación, te mostramos las más atractivas.
La más linda de todas, la estación central de Amberes, Bélgica, un palacio para los viajeros.
Las estaciones de tren conectan lugares, tiempos y culturas; y hay estaciones que destacan no sólo por su funcionalidad, sino por su arquitectura, historia y belleza. Aquí repasamos algunas de las estaciones más espectaculares y emblemáticas del mundo.
Conocida como la "Catedral de los Trenes", la Estación Central de Amberes combina estilos arquitectónicos como el neobarroco y el art déco. Su domo gigante y los detalles en mármol y vidrio la convierten en un verdadero palacio para quienes llegan o parten de la ciudad belga. Es reconocida como una de las estaciones más impresionantes de Europa y un lugar que muchos turistas visitan por su valor artístico.
El Grand Central Terminal no solo es una de las estaciones más famosas del mundo, sino que también es una de las más hermosas. Inaugurada en 1913, su techo decorado con una representación del cielo estrellado y su gran sala principal son una obra maestra de la arquitectura Beaux-Arts. Este icónico espacio en el corazón de Manhattan sigue siendo un testimonio del esplendor del transporte ferroviario de principios del siglo XX.
La estación de Atocha no solo es la más grande de Madrid, sino que alberga en su interior un jardín tropical. Con más de 7.000 plantas exóticas, esta estación combina la modernidad de los trenes de alta velocidad con la serenidad de la naturaleza. El contraste entre los fríos materiales de la estructura y la vegetación exuberante la convierte en una de las estaciones más singulares y hermosas del mundo.
Esta estación, anteriormente conocida como Victoria Terminus, es una de las más espectaculares de India y del mundo. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es un perfecto ejemplo de la fusión entre la arquitectura victoriana gótica y los estilos tradicionales indios. Con su imponente fachada y sus detalles ornamentales, es una joya que resalta el legado colonial británico en el subcontinente indio.
La estación de São Bento en Oporto, Portugal, es famosa por sus impresionantes murales de azulejos. Más de 20.000 azulejos pintados a mano relatan la historia de Portugal, desde sus conquistas hasta sus tradiciones culturales. La estación en sí es un monumento histórico y un destino turístico en su propio derecho, atrayendo a visitantes que buscan admirar su arte y su historia.
La estación de Kanazawa en Japón mezcla la modernidad y la tradición de forma única. Su estructura contemporánea incluye una imponente puerta de madera tradicional que simboliza la bienvenida a la ciudad. Además, la estación está rodeada de jardines y fuentes, lo que le da un ambiente sereno y acogedor, perfectamente alineado con la estética japonesa.