Evidentemente, la apuesta de Javier Milei en relación con España está enfocada en recuperar el nivel de inversiones de sus empresas que, en algún momento y hace tiempo, tuvieron hacia Argentina.
Eso explica muchos de los detalles discretos de la gira que terminó este sábado por España, Italia, Francia e Israel, pero que concluyó con un encuentro con directivos de empresas españolas y argentinas en la embajada argentina en Madrid.
Junto a la secretaria de la Presidencia, su hermana Karina Milei, al canciller Gerardo Werthein y al flamante embajador argentino en Madrid, Wenceslao Bunge, el presidente argentino recibió a una decena de empresarios iberoamericanos que encabezaron los españoles Héctor Grisi Checa (Consejero Delegado del Grupo Banco Santander); Fernando Abril-Martorell (CEO de Urbaser); Demetrio Carceller Arce (Presidente de Damm y Disa Corporación); Pedro Larrea Paguga (Director General de Naturgy); Ismael Clemente (CEO Merlin Properties); y Jorge Sáenz-Azcúnaga Carranza (CEO de Latam BBVA). Estuvo también el argentino Leandro Sigman (Presidente del Grupo Insud Pharma); los hermanos mexicanos Moisés El Mann Arazi y André El Mann Arazi (Cofundadores del Grupo E); y el también mexicano Alberto Torrado (Presidente del Consejo de Administración de Alsea).
El presidente Milei, agotado por los ocho días de gira que incluyeron una salida rápida de Israel horas antes de que comenzara el ataque a las centrales de armas nucleares de Irán que tienen en vilo al planeta, estuvo reunido con los empresarios españoles y argentinos durante algo más de un ahora. Y los intercambios entre ejecutivos de compañías líderes y funcionarios estuvieron liderados por la idea central: lograr que vuelvan a crecer las inversiones españolas a la Argentina.
Ese foco ya se pudo advertir en la semana que pasó. El viernes pasado, el economista Daniel Lacalle, expositor en el Madrid Economic Forum y buen amigo de Javier Milei, reclamó en una entrevista con El Observador que esperaba que “las empresas españolas lideren el proceso del regreso de las inversiones a la Argentina de Milei”.
En la misma línea se expresó el miércoles último el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, quien aprovechó su paso por Madrid para reunirse también con algunos empresarios y economistas españoles y argentinos para plantearles esa idéntica idea.
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Daniel Lacalle, economista español y expositor estrella en el Madrid Economic Forum.
La cautela empresaria de los españoles
La cuestión en que las empresas y los empresarios españoles se han mostrado cautos hasta ahora.
En primer lugar, porque hay compañías importantes de España que están en un proceso de desinversión en América Latina para poder competir en mejores condiciones en Europa frente al desafío de los aranceles que puso en marcha EEUU con el presidente Donald Trump y, sobre todo, frente a la amenaza comercial que representa China en desaceleración económica.
El mejor ejemplo de ese movimiento patrimonial es el de Telefónica, que acaba de vender sus compañías en Argentina (al grupo Telecom-Clarín por 1.250 millones de euros); vendió en Colombia (por 400 millones) y, este sábado, dio a conocer la venta de sus activos en Ecuador, al grupo Millicom Spain por 300 millones de euros.
La feroz batalla tecnológica con EEUU y China explica la decisión financiera, y el desinterés actual del gobierno de Pedro Sánchez en América Latina explica las motivaciones políticas.
De hecho, Telefónica con nuevo presidente (el catalán Marc Murtra, ubicado allí por el propio Pedro Sánchez), mantiene su posición estratégica en Venezuela, gobernada por la dictadura chavista y con una economía en absoluta decadencia.
La siguiente razón a la que obedece la cautela de las empresas españolas tiene que ver con la marcha del gobierno de Javier Milei.
La mayoría de sus accionistas y directivos estuvieron pendientes del primer gran ajuste del déficit fiscal que llevó adelante la Argentina (la motosierra, claro); de la baja paulatina de la inflación y de la eliminación del cepo cambiario, que no tuvo además efecto inflacionario. De las dificultades y de los avances les habló Milei en la charla en la embajada en Madrid.
La idea de la reelección flotando en el aire
Pero siempre falta algo en el examen de los mercados internacionales sobre una Argentina que ha caído una y cien veces en la adolescencia económica y financiera. Las empresas españolas aguardan ahora que Milei consolide su situación política con una victoria en las elecciones legislativas, sobre todo en las de septiembre y octubre cuando esperan por una derrota del kirchnerismo peronismo por Cristina Kirchner, ahora en el centro de la escena por la confirmación de su condena a seis años de prisión domiciliaria por corrupción.
Y, aunque ningún empresario lo dice en público, la expectativa secreta es adivinar si Javier Milei puede ser un presidente de cuatro o de ocho años, para que las reformas económicas no se detengan.
En sus exposiciones en el Madrid Economic Forum, y también el viernes cuando le entregaron el premio Escuela de Salamanca, Milei dio señales de hacia a donde quisiera llegar como presidente. En las dos ocasiones mencionó específicamente el año 2031 como meta política si las cosas le llegaran a ir bien.
Quien quiera oír que oiga, dice la canción de Litto Nebbia sobre Evita Perón. La única lectura posible del 2031, en términos de futuro político, es la posibilidad de una reelección para Javier Milei.
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Pedro Sánchez y Begoña Gómez
La otra incógnita que despejó Javier Milei ante los empresarios españoles es si agitaría nuevamente el conflicto con Pedro Sánchez, como lo había hecho hacía un año cuando criticó a su esposa (Begoña Gómez) por las causas de corrupción donde se la investiga. El argentino rozó con una frase al español (“bandido local”), pero jamás lo mencionó en forma directa. Eso bastó para que la espuma no volviera.
Es que Pedro Sánchez tiene sus propios y gravísimos problemas. Termina esta semana con una profunda crisis por la revelación de audios en los que asoman coimas y otras corruptelas que solo amenazan con crecer.
Tuvo que echar a su hombre de confianza en el Socialismo (Santos Cerdán), y tiene a la oposición y a varios de los suyos (empezando por el prócer Felipe González) pidiendo una moción de censura con la idea de llegar a destituirlo en el Parlamento.
“No interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error”, es la frase que la historia le adjudica a Napoleón Bonaparte. Nadie sabe bien si la cautela de Milei responde a esa estrategia maquiavélica, pero a los empresarios españoles les vino muy bien que la polémica con Sánchez no se volviera a agitar. Mientras tanto, Pedro se cocina en su propio caldo.
Está claro que será muy difícil para cualquier presidente repetir el ciclo de inversiones que España lideró en la década del ’90, cuando Repsol compró YPF; Iberia adquirió Aerolíneas Argentinas y Telefónica participó como uno de los dos grandes jugadores de la desregulación telefónica en la Argentina. Además, llegaron el Santander y BBVA a la banca; la eléctrica Endesa; la constructora Abertis o Mapfre en el área de Seguros. No todas esas inversiones resultaron bien, eso está claro, pero la magnitud de aquel alud inversor fue impresionante.
Ahora le toca a Javier Milei, que arrancó su gestión poniendo en orden la macroeconomía. El argentino que despierta amores y odios en España va por la consolidación electoral de medio término en su país.
MIlei empieza a echar carbón en las inversiones extranjeras, uno de los alimentos necesarios para que la economía real también exhiba una mejora. Esa energía vital que la Argentina del último medio siglo solo consiguió en lapsos demasiado breves.