Mientras JD Vance y Tim Walz sorprendían por el trato amable hacia el adversario, Donald Trump le inyectaba artificialmente sangre al debate. Desde su trinchera en Social Truth, el candidato republicano acumulaba mensajes agresivos contra "Tampón Tim". El apodo refiere despectivamente a una política de género que aplicó el gobernador de Minnesota.
La ley que Walz firmó en 2023 requiere que las escuelas públicas del estado del midwest ofrezcan productos menstruales gratuitos, como tampones y toallas higiénicas, en los baños para estudiantes de los grados 4 a 12. La ley fue redactada de manera inclusiva para asegurar que cualquier estudiante que menstrúe, independientemente de su identidad de género, tenga acceso a estos productos. Una muestra de política woke insoportable para Trump.
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El duelo amable entre Vance y Walz en las pantallas del Times Square de New York.
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Vance, sin embargo, se mostró cordial en todo momento hacia Walz. Más aún: el senador empatizó genuinamente con el VP de Kamala Harris. "No sabía que tu hijo de 17 años presenció un caso de shooting. Es horrible. Lo lamento mucho realmente", le dedicó a su adversario. Walz agradeció el gesto en un cruce cargado de una humanidad inusual y contrario al clima de polarización naturalizado en la política estadounidense. ¿Fue un momento anti-trumpista? También.
Quién ganó el debate entre JD Vance y Tim Walz
En las casi dos horas de debate, Vance se convirtió en una máquina perfecta de traducir y normalizar a Trump. De transformar el beligerante lenguaje MAGA en un idioma mucho más potable (y votable) para el estadounidense indeciso. Y eso lo coronó como el ganador del debate. No fue un triunfo demoledor. Ni siquiera contundente. Pero el abogado de apenas 40 años concluyó como el claro dominador del intercambio.
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El debate vicepresidencial en los televisores de un bar ubicado a pocas cuadras del CBS Broadcast Center de Nueva York.
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A diferencia de lo que le ocurrió en otras apariciones públicas, Vance disimuló su faceta rara, freak y ultraconservadora. Una versión sintetizada por los demócratas como "weird". Al contrario, desplegó su costado más sereno y conciliador. Pero a la vez fue todo lo disciplinado que Trump no logró ser en el duelo retórico previo con Kamala Harris.
Si la VP consiguió poner al republicano a la defensiva, esta vez el senador de Ohio no cayó en la trampa. Puso al actual gobierno en el papel de tener que dar (con razón) explicaciones. Trump dejó pasar esa oportunidad de oro. Vance exigió respuestas sobre la inflación, la crisis de vivienda y los problemas (una obsesión filo-xenófoba que lo lleva a fabular) derivados de la inmigración sin orden.
Walz confirmó lo que él mismo le había advertido a Kamala Harris cuando ella lo eligió como compañero de fórmula. El gobernador progresista le advirtió que no era bueno debatiendo. Anoche quedó en evidencia que no se trataba de falsa humildad. El coach de fútbol americano estuvo nervioso, confuso y errático desde el instante en el que lo presentaron las moderadoras de CBS. El pico de su desconcierto se dio ante una pregunta previsible.
Las periodistas lo interrogaron sobre su engañosa historia de haber estado en Hong Kong en los tiempos de la masacre de la Plaza de Tiananmen. Y la explicación de Walz fue directamente incomprensible.
El único momento del debate en el que Vance la pasó mal
Recién a los 45 minutos de transcurrido el mano a mano, el profesor ganó firmeza. Lo ayudó el tema a debatir: el derecho al aborto es una carta ganadora de antemano para los demócratas. Ante esa agenda adversa, Vance hizo malabares para eludir posiciones extremas que las legislativas de 2022 comprobaron impopulares entre los votantes. Y lo consiguió a medias.
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Pero el único segmento en el que la pasó realmente mal fue sobre el final del duelo. La campaña demócrata habría deseado que esos pocos minutos fueran una muestra representativa de lo ocurrido en los estudios neoyorquinos de CBS. Pero no, fueron apenas una excepción.
Walz acorraló a Vance con un tema para el que el trumpismo todavía no dio con un relato articulado y razonable por fuera de la burbuja de la conspiración MAGA. ¿Cuál? El de las falsas denuncias sobre fraude en las elecciones del 2020. Eso junto a las dolorosas imágenes derivadas de la negación del resultado: la toma del Capitolio el 6 de enero del 2021. Los demócratas se aferraron a esa escena incómoda para Vance, al punto de recortarla, empaquetarla y convertirla en un spot y en un intento de contenido viral para las redes.
El vice de Trump no pudo contestar una pregunta simple: quién ganó las elecciones del 2020. Dominante a lo largo de casi dos horas, flaqueó ante una consulta de respuesta obvia. Vance es un muy posible heredero de Trump en el poder en 2028, si los republicanos vuelven a la Casa Blanca. Pero una herencia semejante viene con condicionantes. Existen frases indecibles dentro del universo MAGA. Y Vance, un ex crítico trumpista, conoce a la perfección los límites que no se deben cruzar.