Después de la polémica generada por las declaraciones racistas del comediante Tony Hinchcliffe sobre los puertorriqueños, Donald Trump visitó el martes Allentown, bastión latino en Pensilvania, un "swing state" clave para las elecciones del 5 de noviembre. El republicano intentó acercarse a la comunidad hispana, aunque no mencionó la controvertida "broma", que generó "mucha rabia" entre los boricuas, según dijo el alcalde latino de la ciudad, Matt Tuerk, a El Observador USA.
"En este momento los boricuas de Allentown se sienten más que frustrados, siente la rabia de ser insultados", señaló a este medio Tuerk, que es el primer hispano en ocupar el cargo en una ciudad de unos 125.000 habitantes donde más de la mitad son latinos, gran parte de ellos puertorriqueños.
Tuerk dijo además que "muchos boricuas están pensando qué van a hacer con el voto". Y si pensaban en votar por Trump, "quizás están cambiando de opinión", aseguró el alcalde, que destacó que aún hay muchos que no votaron y tienen tiempo hasta el 5 de noviembre.
Qué dicen los vecinos de Allentown
La "broma" de Hinchcliffe en el acto de cierre de campaña de Trump en el Madison Square Garden de Nueva York el domingo pasado desató la ira de los boricuas y la condena de los demócratas. "Hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano ahora mismo. Creo que se llama Puerto Rico", dijo el comediante.
De todas formas, el impacto no fue el mismo para todos. "Eso fue horrible, fue feísimo, pero yo entiendo que no fue Trump. Supuestamente fue un chiste, aunque de mal gusto, pero era un chiste", dijo Samuel Negro, vecino de Allentown, a El Observador USA. "No me gustó, estoy molesto por eso, pero eso no va a cambiar mi voto", apuntó, y se quejó de cómo en los últimos cuatro años subieron los precios de los alimentos. "Ahora no se puede comprar, no hay dinero para comprar, no hay trabajo", dijo.
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Samuel Negro, vecino de Allentown, dijo que no le gustó la broma, pero que no cambiará su voto por eso
En una carrera electoral que se anticipa será un cabeza a cabeza, tanto Trump como Kamala Harris están cortejando el voto latino, especialmente en los estados pendulares como Pensilvania, donde viven medio millón de puertorriqueños.
Si bien en el estado asociado de Puerto Rico los habitantes no votan para presidente de EEUU, sí lo pueden hacer los boricuas que viven en Estados Unidos. La mayoría suele apoyar al Partido Demócrata, especialmente en estados como Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania.
Ese no es el caso de Sofía Martínez, otra vecina de Allentown que votará por Trump. "En Pensilvania vamos a ganar con Trump, porque estamos hartos de este gobierno que tenemos ahora, que no está ayudando a los estadounidenses, está ayudando a la gente que viene de manera ilegal", declaró a este medio, junto a dos carteles que decían "Dominicanos con Trump" y "Boricuas con Trump".
La visita de Trump
"Nadie ama más a nuestra comunidad latina y a nuestra comunidad puertorriqueña que yo", dijo Trump en un acto en Allentown, en el que no hizo mención a la polémica, pero dijo que el evento en el Madison Square Garden fue "la mejor noche que alguien haya visto políticamente".
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"Nadie ama más a nuestra comunidad latina y a nuestra comunidad puertorriqueña que yo", dijo Trump en Allentown
EFE
Uno de los momentos más aplaudidos de la noche fue cuando el candidato republicano dijo que si vuelve a la Casa Blanca realizará deportaciones masivas de personas que vivan en Estados Unidos de manera ilegal.
"El primer día pondré en marcha el mayor programa de deportación de la historia de Estados Unidos", manifestó. "Vamos a sacarlos. Rescataré cada ciudad y pueblo invadido y conquistado, y meteremos a estos criminales viciosos y sanguinarios en la cárcel o los echaremos a patadas de nuestro país", aseguró.
Donald Trump Jr., que acompañó a su padre en la gira por Pensilvania, convocó también a que la gente acuda a votar. "Tenemos que salir a votar, cada persona tiene que traer a sus amigos y tenemos que superar cualquier tontería que quieran hacer", señaló a El Observador USA, en una aparente referencia a las acusaciones de fraude electoral que ha esbozado el candidato republicano.