En el abismo del año 2022, un chat se puso de moda. La plataforma, propiedad de la compañía OpenAi, elevó la adopción de la inteligencia artificial generativa a una velocidad pocas veces vistas en la historia de las irrupciones tecnológicas. Menos de tres años después, el nivel de uso —que no necesariamente es sinónimo del buen uso— duplica a la rapidez con que la humanidad tardó en incorporar a internet o la computadora.
Los estudiantes uruguayos no son ajenos al fenómeno. Cuando en 2024 Ceibal les preguntó a los alumnos adolescentes cuántos usaban la inteligencia artificial generativa para estudiar, un 12% respondió que sí lo hacía. Un año después, el porcentaje de respuestas afirmativas se duplicó (trepó al 25%).
La encuesta de Ceibal —que es parte de la bienvenida anual a través de la plataforma SEA y les da a los docentes un panorama de cómo sus estudiantes lidian con el mundo digital— no es necesariamente representativa. Pero la cantidad de respuestas —más de 6.500 alumnos de sexto de escuela al último año del bachillerato— permite hacerse una idea de la marcha de la adopción de las tecnologías.
El uso de herramientas de inteligencia artificial generativa —llámesele ChatGPT u otra similar— va mucho más allá del estudio. De hecho, casi seis de cada diez encuestados —sin importar si son varones o mujeres— admiten su uso. Pero cuando se les pregunta sobre cómo estudian, ahí solo la cuarta parte es la que usa la IA de manera más sistemática para las actividades académicas.
Un porcentaje similar, cercano al 30%, suele consultar a un chat de inteligencia artificial cuando tiene dudas en deberes o tareas que le mandan completar fuera del centro educativo.
“Ceibal considera a la inteligencia artificial como un catalizador para un aprendizaje significativo, crítico y creativo, que debe ser comprendido y no solo utilizado”, reza parte de la definición institucional. En ese sentido, la encuesta apunta más a entender los usos y no tanto la alfabetización crítica.
¿Para qué usan la inteligencia artificial?
ChatGPT, ese chat de moda, se convirtió para muchos usuarios en una especie de terapia (no profesional). Muchos le cuentan sus peripecias, le piden consejos y hasta compañía. De hecho, según el reporte de la plataforma, el uso terapéutico es el más extendido y de mayor crecimiento en el último año.
Algunos estudiantes adolescentes uruguayos también los usan con ese fin, pero no es la principal tarea. Los usos educativos —que van desde pedir resúmenes hasta respuestas para deberes— están a la cabeza, casi a la par del reemplazo del buscador.
¿Qué significa? “Hay un traspaso del uso de buscadores en la red, como Google hacia el uso de la IA generativa como buscador”, dice el resumen de datos preliminares de la encuesta de Ceibal al que accedió El Observador.
Un tercer uso extendido está vinculado a la expresión artística: creación de imágenes fijas o en movimiento, alteración de audios, confección de historias y otras actividades creativas. Estos usos están muy vinculados con el ecosistema digital y los lenguajes en que se comunican los adolescentes: más uso de imagen, estímulos visuales, memes, y contenidos para ser viralizados en las redes sociales.
Si bien ese uso creativo puede ser parte del divertimento, Ceibal lo distingue del uso ocioso asociado a competencias deportivas, información de videojuegos u otros que hacen a las actividades lúdicas más clásicas.
Richard Delgado, quien coordina el espacio de Educación y TIC de Secundaria, reconoce que la inteligencia artificial está siendo asunto de debate permanente en las salas de profesores. Y si bien en Uruguay no hay estudios acabados al respecto, dice que, como docente, nota que “los gurises usan la IA más que lo que los profesores piensan, y el ritmo de creación y uso es tal que es imposible seguirle el pulso”.
