Vivianne Yafe dice que Ignacio González Palombo, el falso corredor de bolsa de Pérez Marexiano, se aprovechó del vínculo familiar que tenían para estafarla. Se quedó con sus ahorros, con los que pensaba completar su jubilación de escribana, nunca más le atendió el teléfono y aún no ha sido citada a declarar.
La damnificada de la estafa dice a El Observador que le genera enojo que desde abril, cuando la justicia le impuso al indagado medidas cautelares para evitar que salga del país, el caso no se ha movido. Y lo que más le indigna es que ha visto a González Palombo por Punta Carretas, manejando su camioneta BMW, como si nada hubiera pasado.
Desde 2020 le fue entregando sumas de dinero que llegaron a US$ 100.000. Él siempre comentaba que trabajaba en Pérez Marexiano y toda la familia le entregaba sus ahorros para que él los invirtiera en distintas compañías que cotizan en la bolsa de Estados Unidos.
“En 2020 le entregué unos US$ 20.000. Después cuando murió mi padre y pagamos todas las deudas, le di US$ 50.000 en efectivo. Lo hice en un cambio, delante de un abogado que puede testificar. Después le di US$ 30.000 más...”
De ese dinero Yafe cobraba US$ 540 cada tres meses, y cada medio año otros US$ 2.000. “A veces si me iba de viaje le pedía US$ 1.000 y él me los daba”.
Cada tres meses González Palombo la visitaba y le entregaba los reportes con sus inversiones, que luego supo eran falsificados, con el logo de Pérez Marexiano. “Me traía los papeles, me explicaba las inversiones que había hecho y me decía ´estás bárbara, estás bárbara´. Me decía que tenía ciento y pico de miles de dólares”.
Como tenían un vínculo familiar, no sólo le llevaba los reportes y se los explicaba, sino que le llevaba regalos. “Me traía los estados de cuenta impresos y me explicaba dónde había invertido. Y si había ido a Buenos Aires, me traía una botella de vino”, recuerda.
Cuando saltó la estafa, y se conoció que Pérez Marexiano había denunciado a González Palombo alegando desconocimiento en las maniobras, Yafe estaba de viaje. Una amiga le avisó que no estaba pagando las rentabilidades ni devolviendo el dinero a quiénes se lo pedía por lo que enseguida lo llamó.
“Me respondió que me llamaba en diez minutos. Le dije: ´mirá que cuando llegue preciso los US$ 500 para pagar la tarjeta de crédito´. Me respondió: ´Claro. Sí, sí, te llamo´. Nunca más me llamó”. Ella intentó volver a llamarlo pero le salía “error en la llamada”.
Apenas llegó, contactó a su abogado Ignacio Durán para hacer la denuncia penal. También se contactó con Pérez Marexiano, donde le dijeron que la cuenta que González Palombo le había asignado no existía.
Sin embargo, Yafe no cree en la versión de la empresa de que desconocían las maniobras porque González Palombo atendía a clientes en las oficinas de la sociedad de bolsa. Afirma que una amiga de ella que quería invertir, pero no tenía suficiente confianza porque había averiguado en el Banco Central y él no figuraba como corredor, también había llamado a Pérez Marexiano y le dijeron que no trabajaba allí pero él le dijo que sí y para demostrárselo la atendió en las oficinas de la sociedad de bolsa.
También entiende que hay una omisión del Banco Central y de las demás entidades porque todas esas sumas de dinero que ingresaron a las cuentas que manejaba González Palombo no fueron controladas. “Cuando ejercía la profesión de escribana y los clientes me daban para el ITP o para el IRPF yo los depositaba, después los sacaba y me preguntaban de dónde venía esa plata, y yo tenía que mostrar los recibos”, afirma.
Agrega que esto la afectó psicológica y emocionalmente. "¿Qué puedo hacer a los 70 años? De escribana no puedo trabajar. Esa era la plata, que mis padres nos dejaron y de mi trabajo de toda una vida".
“Aparte de hablar por mí, quiero ser la voz de todos los que fuimos damnificados, que somos muchos. Y me parece muy injusto que él siga tan tranquilo, la esposa alquila un apartamento en Solano Antuña (Punta Carretas), él sigue paseando en su camioneta BMW y ella en la suya. Yo ejercí 35 años como escribana y puedo asegurar que ninguna esposa es inocente. Indigna que a él ni siquiera le pusieron una tobillera, tiene solamente la obligación de no salir del país, cuando una pobre mujer que entra 10 gramos de droga a la cárcel termina presa”, afirma.
“Lo que más me indigna de él es que se apropió de sumas de personas que teníamos los ahorros del trabajo de toda la vida, no somos unos potentados. En mi caso estoy jubilada de escribana y los ahorros quedaron en nada”, lamenta y agrega: "La vejez es cara, hay que pagar medicamentos, la salud y en mi caso pago alquiler".
Además tuvo que pagarle al abogado para que la representara penalmente pero asegura que confía en que la gestión de Durán servirá para que se haga justicia y puedan recuperar algo. "Si no, no hubiera pagado. Si muero, muero de pie. Porque no me iba a quedar tranquila en mi casa. La plata tiene que estar en algún lado".
¿En qué está la investigación penal?
En abril cuando se realizó la audiencia judicial en la que se le impusieron medidas cautelares la fiscalía de delitos económicos de segundo turno, estaba a cargo de Silvia Porteiro, quien pidió ser trasladada a una fiscalía de flagrancia, con lo cual fue sustituida por Sandra Fleitas.
Fuentes de fiscalía señalaron que el caso no está detenido sino que se han pedido varias pruebas "fundamentalmente de naturaleza contable". Se explicó que las tres fiscalías de delitos económicos y la de lavado, cuentan con una única contadora que se va turnando para asesorar a todos los equipos, lo que hace más difícil avanzar en todas las causas.