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"Las nuevas generaciones piensan en una rotación del trabajo permanente y sistemática"

El presidente de la Fundación Forge, Fernando Panizza, habla de las diferentes prioridades de los jóvenes y cómo eso lleva a una flexibilización a nivel laboral
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24 de julio de 2019 a las 05:02

Por Karen Parentelli
Especial para El Observador

Según Fernando Panizza, presidente de Forge Uruguay, los jóvenes hoy buscan condiciones laborales cómodas, que les permitan disfrutar de su tiempo libre y, a la vez,  poder  estudiar. Forge es una fundación sin fines de lucro que trabaja con jóvenes de 16 a 23 años que pertenecen a familias de bajos recursos. Su proceso va en dos etapas: el primer año es de capacitación, y en el segundo facilita y guía la incorporación de los jóvenes al mercado laboral. 

Panizza es licenciado en Trabajo Social egresado de Udelar. Se ha desempeñado durante 28 años en temas de juventud, empleo y micro, pequeñas y medianas empresas; dirigió el Programa Nacional de Capacitación e Inserción Laboral  Projoven. Desde 2010 está al frente de Forge en Uruguay y tiene también responsabilidad en la apertura de filiales en Perú y México. Tomó contacto con la fundación siendo director de Projoven. “Me interesó mucho su propuesta, la población juvenil a la que tenían previsto abordar, sus valores y la metodología de trabajo. Aporté mi granito de arena al colaborar voluntariamente desde mi lugar en orientarlos en su aterrizaje en el país”, recuerda. Cuando la primera directora dejó el puesto, tomó su lugar. 

 Lo más satisfactorio de su trabajo es ver el proceso que realizan los chicos: “nada es más gratificante que la alegría de un joven cuando accede a un puesto de trabajo digno y de calidad”. Por fuera de las tareas diarias, y de los momentos de planificación de trabajo “sin lugar a ningún tipo de duda” lo que más  disfruta es estar en contacto y trabajando con los jóvenes. 

¿Cómo cambió la idea de trabajo en las últimas generaciones?
Han sido muchas las transformaciones. Los menores de 25 años tienen padres que traen la cultura de que un solo trabajo es para toda la vida; el deseo era tener un puesto en una buena empresa, comenzar de cadete y terminar con alguna jefatura. Era empezar, hacer carrera y jubilarse en esa misma empresa. Ahora esto no es así, en el caso de los millennials, se criaron con una situación de empleo favorable, con desocupaciones del 5% o 8%. Entonces la rotación de empleo es muy frecuente y es posible, en otras generaciones esto no era ni pensable. Las nuevas generaciones piensan en una rotación del trabajo permanente y sistemática. 
Por otro lado, hay una valoraciones social del trabajo distinta. Priorizan otros aspectos de su vida, como el tiempo libre y las distancias entre su hogar y el trabajo. A veces le ofrecemos a un joven un puesto en una empresa, y no deja el que tienen por más que la empresa sea de renombre y el sueldo mayor, porque tienen un viaje de 45 minutos. Tampoco se prioriza una empresa que trabaja sábado y domingo.

¿Cómo toman los empresarios estos cambios?
Esta generación ha hecho que muchos empresarios cambien sus estrategias de recursos humanos. Deben de mejorar todo lo que tiene que ver con las condiciones laborales, y ser lo más flexible que se pueda para adaptarse a las necesidades de los jóvenes. Los días por estudios se dan antes de los seis meses de trabajo; este es un cambio bastante generalizado ya. Sin que se abuse, las empresas tienen en cuenta la realidad del joven. Incluso por eso se dan pequeños ajustes de horarios. 

También nos ha pasado con empresas muy estrictas, que hemos logrado que contraten a dos personas, para que cada una haga cuatro horas, y no a una sola para ocho horas. Por suerte ahora son muchos los jóvenes de la fundación que siguen estudios terciarios. En 2010 eran el 8% y ahora son el 51%. 
Nos pasó también con el ingreso de chicas a algunos puestos de trabajo, como en la logística. Costó convencer a los empresarios de que pueden trabajar como los hombres. Estos son cambios culturales que se están dando en el empresariado. Al principio cuesta pero después se da cuenta que se tienen que adaptar.   

¿Se involucran los empresarios con la educación de los jóvenes?
Cada vez más. La metodología de la fundación está muy ligada a las empresas. En Uruguay tenemos nuestra propia red de empresas, que son 204. Y les pedimos que al menos una vez al año un represente venga a darle una charla a los chicos. La idea es poder humanizar, y que vean que los empresarios son personas normales, y no seres de otro planeta. 

También vienen gerentes de recursos humanos, que les comentan lo que hicieron bien pero más que nada lo que hicieron mal en las entrevistas de trabajo. 

¿Cómo se trabaja la motivación en los jóvenes?
La formación de Forge es 25% teórico y 75% vivencial. Tratamos que vean los beneficios de aplicar los valores de compromiso y responsabilidad. La motivación se trabaja con dinámicas grupales, pero en algunos casos si se va la realidad puntual de cada joven. 

Trabajamos de forma muy directa con sus padres. Muchas veces las familias quieren que sus hijos estén en la fundación, pero cuando su situación mejora, por ejemplo uno de los padres consigue un trabajo formal, esto ya cambia. Y nosotros lo que apoyamos es que trabajen y que sigan estudiando. Esto pasa más con las chicas: sigue esa cultura más machista, y los padres dicen que las necesitan trabajando en el hogar.  

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