Miles de usuarios de redes sociales, la mayoría de ellas mujeres, denunciaron esta semana situaciones de abuso, acoso y misoginia en el ámbito de la Medicina bajo el hashtag #MeLoDijeronEnLaFmed. Algo quedó claro con esta movida: fue orgánica y no preparada por una minoría con intenciones malignas de perjudicar a tal o cual profesor o médico varón. Fue un grito colectivo desesperado, impulsado por la indignación y la vergüenza. Fue una señal más de que las cosas no han cambiado, o por lo menos no lo suficiente.
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